Por Cynthia Sartor, Compañera en Misericordia
A veces me he sentido como si estuviera montada en un camello siguiendo una estrella, sin la certeza de saber a dónde iba, pero atraída misteriosamente por una luz en el cielo. A veces me he sentido mareada y confundida y preguntándome si iba en la dirección correcta o sin rumbo por el desierto. A veces me he sentido como que iba en el camello por mucho tiempo, cansada y con dolor en los músculos.
De vez en cuando pensaba que había encontrado el porqué de la estrella, que parecía me estaba llamando, y luego estaban los momentos en los que me sentía cansada e irritada en mi desconcierto y me sentaba junto con mi camello rehusándome a continuar. Entonces reaparecería la estrella y reemprendíamos nuestro caminar sin saber muy bien a dónde íbamos, pero sabiendo que estábamos siendo llamados a continuar el viaje.
Ha habido momentos en los que perdí de vista la estrella porque hay muchas otras estrellas. Trato de seguirlas a todas pero me confundo y termino frustrada. Y ha habido momentos en los que no he podido encontrar la estrella. El cielo estaba oscuro y parecía que las nubes ocultaban su brillo.
Algunas veces, por pura frustración, me quedaba mirando hacia el cielo y me preguntaba si había realmente una estrella que seguir. Y luego estaban esos momentos en los que me sentía como si estuviera sola en mi búsqueda. Fueron esos momentos en los que miraba alrededor y buscaba en el horizonte y miraba al suelo y veía las huellas de otras personas atraídas por la estrella. A veces seguía esas huellas por pura fe ciega. A veces seguía al camello y continuaba adelante confiando en que íbamos en la dirección correcta. A veces viajaba sola, a veces con otros, pero siempre tras la luz en el cielo.
Por ahora, continúo con mi camello, paso a paso, acercándome poco a poco, en pos de la estrella que parece nos está llamando. Miro al rededor y me doy cuenta de que no estoy sola, que hay otros camellos y viajeros conmigo. Avanzamos poco a poco animándonos mutuamente, mirando a la estrella escuchando que nos dice: «Ven. Ven».