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Desde nuestra fundación por Catalina McAuley, la acción y la contemplación han sido el corazón de la vida de la Misericordia. Catalina quería satisfacer las necesidades de la época siendo «hermanas caminantes». Las hermanas fueron y continúan yendo donde hay necesidad. Sin embargo, Catalina también creó una comunidad fundada en la oración y siguiendo el ejemplo de oración y servicio de Jesús.

Como Hermanas de la Misericordia, arraigadas en la espiritualidad de Catalina McAuley, nosotras abrazamos vidas tanto de oración y de servicio. En nuestros momentos de oración, reconocemos la misericordia de Dios en nuestra vida diaria y respondemos ofreciéndonos nosotras mismas para ser una presencia misericordiosa y recurso para los demás. Con nuestras asociadas/os y compañeras, lo hacemos a través de diversos ministerios, desde los tradicionales en parroquias, hospitales, escuelas y universidades hasta aquellos enfocados en la justicia social y relacionados con nuestros Asuntos Críticos (Tierra, mujeres, inmigración, no violencia y antirracismo).

Cuando nos retiramos del ministerio activo de tiempo completo, continuamos nuestro compromiso de servicio a los demás a través de la oración, los servicios voluntarios o los servicios de apoyo dondequiera que vivamos.

Para las personas interesadas en explorar su espiritualidad, en profundizar su relación con Dios, en encontrar una oportunidad de paz e inspiración para la reflexión, en buscar oraciones diarias, o agregar a nuestras intenciones de oración, nosotras ofrecemos una variedad de recursos espirituales.

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En nuestros momentos de oración, reconocemos la misericordia de Dios en nuestra vida diaria y respondemos ofreciéndonos para ser una presencia misericordiosa y un recurso para las demás personas.

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Explorar los Centros de Retiro

Patrocinamos centros de retiro y de espiritualidad por todo Estados Unidos y en algunos países de Centroamérica. Estos lugares de tranquilidad y de oración ofrecen espacio y la oportunidad para alejarse del ajetreo de la vida con la finalidad de meditar en la relación personal con Dios y profundizarla.