Por Karel Lucander, escritora de artículos de fondo
Las Hermanas Joan Serda y Marilyn Graf sienten la emoción que se tiene justo antes de embarcarse en una gran aventura. El 17 de junio a las seis de la mañana, subirán al Autobús de la Campaña de los Pobres en Mobile, Alabama con destino a Washington, D.C., dejando atrás la comodidad del Convento de la Misericordia. Después de recorrer cientos de kilómetros de carretera, se detendrán para una cena rápida y un breve descanso nocturno en Raleigh, Carolina del Norte, antes de volver a subir al autobús a las tres de la mañana del día siguiente y viajar directamente a la capital de nuestra nación.
A última hora de la mañana del 18 de junio se unirán a miles de personas, incluidas otras Hermanas de la Misericordia, en la Avenida Tercera y la Avenida Pennsylvania para dar inicio a la Asamblea de los Pobres y Marcha Moral, en la que tendrán la oportunidad de «relacionarse con la gente para ayudar a que se produzca un cambio», dice Hermana Joan, quien viaja con una abrazadera, ya que se quebró la muñeca en el mes de abril. «Me costó 205 dólares viajar en este autobús, y no imagino cuántos pobres podrían pagar eso. Voy a intentar ser la voz de los que son pobres y no pueden levantar su voz», añade.
Hermana Joan supone que la mayoría de las personas que viajen en ese autobús serán probablemente de Mobile y sus alrededores. «Tengo la esperanza de establecer nuevos contactos y quizá de aprender algunas cosas sobre mi propia ciudad».
Y estas dos nativas de Mobile, que se conocen desde hace décadas, están haciendo lo que siempre han hecho: luchar contra las injusticias.
Me costó 205 dólares viajar en este autobús, y no imagino cuántos pobres podrían pagar eso. Voy a intentar ser la voz de los que son pobres y no pueden levantar su voz.
Hermana Joan Serda
«Alabama es el sexto estado más pobre», dice Hermana Joan. «Más del diez por ciento vive en la pobreza extrema. El salario mínimo sigue siendo de 7,25 dólares. Ambas pertenecemos a Alabama Arise, que intenta que se aprueben políticas para transformar esto y ayudar a los pobres. Queremos ayudarles en su lucha por sobrevivir». Alabama Arise, es una organización que aboga por el cambio de las políticas públicas con el propósito de mejorar la vida de residentes marginados por la pobreza, y trabaja actualmente por la eliminación de impuestos sobre los alimentos, la ampliación de cobertura para la salud y el avance de la justicia en el estado.
Ambas hermanas poseen un historial de ayuda a los oprimidos en Alabama y en el resto del país. Hermana Joan de 84 años, marchó en Mobile en la década de 1960 por los derechos civiles; en Washington, D.C., contra la guerra de Irak y más tarde en Nueva York por los derechos de las mujeres. Por su parte, Hermana Marilyn de 85 años, recuerda haber estado en el convento en Selma (Alabama) en 1965, durante la monumental marcha por los derechos civiles que Martin Luther King Jr. encabezó desde allí hasta Montgomery. El obispo impidió que Hermana Marilyn y las otras tres hermanas del convento asistieran, pero ellas cocinaron pollo y prepararon ensalada de papas para los manifestantes no violentos, enviándoles comida con los hermanos de la Sociedad de San Edmundo. «Los hermanos les llevaban la comida y traían los recipientes de vuelta y nosotras los volvíamos a llenar», dice. «Puede que no haya podido marchar cuando estaba en Selma, pero puedo ir ahora. Quiero ayudar a quienes no tienen lo que necesitan. Espero que esto haga una diferencia y que la gente de la legislatura esté dispuesta a permitir que se destinen más fondos a donde sea necesario».
Aunque pequeños pasos, como este evento, podrían significar un salto adelante, ellas son realistas. «Me han dicho que estas marchas y manifestaciones realmente no cambian el pensamiento de los políticos, pero son muy útiles para mantener a la gente enfocada en los problemas y conseguir que más personas se interesen», dice Hermana Joan. «Me gustaría ver que se aprobaran algunas leyes diferentes y se hicieran cambios en la reconstrucción de Estados Unidos. Pero creo que tenemos un largo camino por recorrer».
Las hermanas coinciden en que hacer este viaje es estar al lado de los que más las necesitan. «Si conseguimos que más gente entienda la situación de los pobres en nuestro país, será un logro», añaden. «Tal vez se produzca un movimiento de base y podamos hacer cambios. Yo también estoy buscando más entusiasmo para mí».