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Por la Hermana Pat Kenny

Hace años alguien me regaló, o quizá yo encontré, un ejemplar de «Desiderata», un breve poema escrito en los años veinte por el abogado Max Ehrmann. Todos los seres humanos hemos tenido la experiencia de descubrir algo que en otro momento habría significado muy poco, pero que, cuando ese algo te descubre a ti, lo significa todo. Cuando este poema me encontró, varias líneas «hablaban» de las mismas preguntas con las que yo misma había estado luchando:

«Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas, tienes derecho a existir. Y sea que te resulte claro o no, indudablemente el universo marcha como debiera» «…Aun con todas sus farsas, penalidades y sueños fallidos, el mundo es todavía hermoso».

En esta época en la que nuestra nación se debate entre divisiones que podrían destruir nuestra democracia; en la que años de descuido y despilfarro nos están dejando secos, contaminados y sin aliento; en la que «la farsa, las penalidades y los sueños fallidos» describen el estado de nuestro mundo; en la que tantos deben preguntarse si tienen derecho a estar aquí, nos resulta difícil afirmar que «… el mundo sigue siendo hermoso».

Al igual que una muñeca o un juguete al que queríamos desaforadamente cuando éramos niñas pero que sin embargo maltratábamos, todos hemos sido cómplices en cierta medida de que nuestro mundo se encuentre en el estado actual. El respeto por los demás y por los recursos que se nos dieron gratuitamente, la honestidad en el trato con los demás e incluso con nosotros mismos, la amabilidad y la generosidad que no exigen recompensa, son valores con los que crecimos pero que aprendimos a manipular, racionar e incluso negar.

Ahora es el momento de redimensionar. Todos somos hijos del universo, amados de modo ecuménico por un Dios que nunca se aleja, que nunca nos abandona por muy incorregibles que seamos. Tenemos derecho a estar aquí al igual que todos los demás. Ninguno de nosotros, individual o colectivamente, tendremos el derecho a excluir a otro por ser quien es. El universo, que ha tejido su magnífica red de misterios durante más tiempo del que nuestras pequeñas mentes pueden imaginar, seguirá girando sin importar lo que hagamos o queramos o intentemos interrumpir.

Luchamos con las cuestiones existenciales que nos acechan actualmente. Nos preguntamos dónde encontraremos la voluntad, el coraje, los recursos y la firme determinación para hacer lo correcto en el momento correcto y por las razones correctas. Alegrémonos juntas con la seguridad de que nuestro Dios, cuyos planes para nosotras no son para la desgracia, estará siempre con nosotros. Nuestro bello mundo es nuestro hogar, incluso cuando reina el caos y nuestra familia universal está también desordenada.