Christina D’Amico, Asistenta de Biblioteca, Escuela Secundaria de la Misericordia, Middletown, Connecticut
Un grupo conformado por profesoras, personal y administración de la Escuela Secundaria de la Misericordia, se reúne a orar luego de que suena la última campana anunciando el final de la jornada. A ese grupo se le conoce como Círculo de la Misericordia que busca mantener vivo el espíritu de la misión de las Hermanas de la Misericordia en su comunidad. Varios meses después, el Círculo prepara una celebración en honor de las Hermanas en Middletown, Connecticut, para conmemorar su llegada, desde su tierra natal Ennis, Irlanda hace 150 años.
¿Quiénes fueron estas extraordinarias mujeres? Once hermanas arribaron a la ciudad en mayo de 1872, después de haber sido convocadas para dotar de personal a las escuelas parroquiales de Middletown y Meriden. «Estamos listas», fue su respuesta inmediata y ese fue su lema durante toda su vida de servicio.
En los años siguientes, las primeras siete hermanas de Middletown fundaron el Convento/Academia de Santa Isabel y dirigieron la Escuela de San Juan, mientras que otras establecieron más tarde la Escuela Secundaria de la Misericordia y San Vicente de Paúl. Algunas no vivieron para ser testigas del fruto de sus labores, pero el Círculo de la Misericordia está orgulloso de reconocer todo lo que las «monjas caminantes» han logrado.
En los primeros meses de trabajo en mi alma mater estuve dedicada a revisar libros y registros para organizar una exposición cronológica del viaje de las hermanas desde Ennis hasta América. Al mismo tiempo, Hermana Ann Mack, asociada pastoral de la Iglesia de San Juan, nos entregó numerosos artículos, documentos y fotos. Fue un gusto revisar registros que mencionan desde los nombres de las hermanas originales hasta los relatos que describen su viaje, su primera comida en el convento y los objetos de una cápsula del tiempo de 1905. Ahora, siento una responsabilidad personal por mantener viva su historia debido a lo verdaderamente especiales que han llegado a ser para mí. Estas jóvenes aceptaron un reto incierto, sin saber que nunca volverían a casa.
En abril se celebró un servicio conmemorativo en la tumba de las hermanas; las integrantes de la Comunidad de la Misericordia, encabezadas por un gaitero, marcharon en procesión sosteniendo ramos de flores que depositaron en cada una de las lápidas. El 6 de mayo, toda la escuela junto con las Hermanas de la Misericordia locales, asistieron a una obra de teatro que recrea el viaje de las hermanas. Hermana Peggy O’Neill, encargada del registro de la Escuela Secundaria de la Misericordia, recuerda: «Desde la canción de apertura Mujeres de la Misericordia y el Círculo de la Misericordia, hasta las estudiantes que cantaron, leyeron y actuaron, cada una relató maravillosamente la historia de las primeras hermanas. Fue un día especial para celebrar, honrar y agradecer a las siete hermanas que respondieron al llamado para dejar Ennis y venir a Middletown. Fue una ocasión sin igual para recordar y celebrar también a todas las Hermanas de la Misericordia de las Américas, especialmente a las que han servido a la comunidad de Middletown durante los últimos 150 años».
Doy gracias a quienes me permitieron exhibir con reverencia estos recuerdos y rendir un homenaje a las que nos precedieron. Hace un año, no hubiera podido imaginar que estaría aquí, arrojando luz sobre la hermandad que ha influido en mi propio camino. Sólo puedo esperar que estén orgullosas de mí.