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La primera estación: Jesús es condenado a muerte

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Por Mary Kate Masterson, Cuerpo de Voluntarias y Voluntarios de la Misericordia

Es fácil observar a los condenados a muerte y verlos como monstruos. Es fácil ver sólo los crímenes horribles por los que fueron sentenciados e ignorar su humanidad, pero como cristianos, somos llamados a mucho más. Somos llamados a ver a los condenados a muerte como personas en su totalidad que han hecho cosas buenas y malas. Somos llamados a ver su dignidad y valor como seres humanos y criaturas de Dios. Somos llamados a observar sus rostros y ver el rostro de Cristo.

Recientemente, escuché a un compañero de trabajo hablar sobre su propia condena de muerte. Compartió conmigo que había visto a muchos amigos ser asesinados. La mayor parte de ellos eran niños. Esta es la dolorosa realidad que tratamos de ignorar: que tanto hombres como mujeres condenados a muerte son personas. Podemos darles la espalda y ver únicamente sus acciones que causaron tanto dolor y destrucción; no obstante, cuando observamos más de cerca, vemos que estas personas son seres humanos con la capacidad de amar y sentir dolor como nosotras.

Jesús fue condenado a morir al igual que hombres y mujeres en el pabellón de la muerte han sido condenados a morir, y Jesús les ama sin importarle lo que hayan hecho o no. Cuando Jesús fue colgado en la cruz, miró a los hombres sentenciados a muerte junto con él, y vio su parte humana. Vio más allá de sus pecados, y vio que sus corazones eran capaces de mucho más.

No es fácil esta clase de amor cuando vemos el dolor que sus acciones han causado, sin embargo, este dolor no puede ser superado con más muertes. Nuestra sociedad debe aprender el valor de la curación y la rehabilitación para las personas afectadas por los crímenes violentos.

Entonces ¿cómo podemos vivir esta llamada a la misericordia compasiva?

Podemos esforzarnos por entender a la persona en su totalidad que cometió un crimen antes de juzgar sus acciones. Podemos informarnos sobre los condenados a muerte y familiarizarnos con su humanidad. Podemos apoyar un sistema de justicia penal que valora la curación y restauración en vez del castigo y la punición. Podemos oponernos contra las ejecuciones que matan con el fin de demostrar que matar es erróneo. Podemos rechazar el lenguaje deshumanizante que menosprecia la dignidad de las personas y las reduce a sus peores pecados. Podemos vivir el espíritu de la Misericordia a través del amor incondicional y permitir que las personas sean más que sus errores.

Dios no sólo nos llama a amar al prójimo cuando es fácil. Él nos pide que continuemos amando a pesar del dolor y sufrimiento en el mundo.

«La misericordia es más que caridad, ya que no sólo otorga beneficios, sino que acepta y perdona constantemente, aún a los ingratos». —Catalina McAuley


Miembro del Cuerpo de Voluntarios de la Misericordia Mary Kate Masterson actualmente sirve con Witness to Innocence (Testimonio a la Inocencia) en Filadelfia, Pensilvania. «Witness to Innocence» capacita a sobrevivientes exonerados de la pena de muerte y a sus familias a ser líderes en el movimiento a favor de la abolición.