Por Hermana Danielle Gagnon
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Ángel del Señor y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el Ángel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal: encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
Y junto con el Ángel, apareció de pronto una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres amados por él!».
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a otros: «Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado».
Lucas 2, 8-15
¿Vieron los pastores el amanecer que veo cuando me levanto temprano para prepararme para mi día en la escuela? Me siento, en la oscuridad, una sola vela encendida y veo que el cielo toma los colores del Adviento. Un azul profundo me acerca a nuestra madre María que espera conmigo. Las dos estamos un poco ansiosas, las dos anhelamos la paz que se nos ha prometido. Nos sentamos juntas en la hora azul esperando que el cielo produzca su prometido púrpura de Adviento. Es el color de la realeza para nuestro Salvador, el Mesías, que es visitado por reyes, pero él mismo es un bebé pobre y vulnerable nacido bajo la opresión y la amenaza de una persecución violenta. De alguna manera, casi milagrosamente, el rosa aparece al amanecer. Gaudete: alegría. María y yo, todavía esperando en la quietud de la mañana, anhelamos que el ángel traiga las buenas nuevas que causarán gran alegría para todas las personas hoy. La espera está en el corazón de este tiempo de Adviento: hundiéndose profundamente en el amanecer de la mañana, sentada en silencio con María, buscando los lugares de alegría, todo revela la presencia de Dios. Hay paz.
Preguntas de reflexión
- ¿Qué te ha deparado esta espera de Adviento?
- ¿Qué te trae paz en medio del ajetreo y el bullicio?
- ¿Adónde y/o a quién envías paz?