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Edad 101

Hermana Doris tenía un espíritu fuerte e independiente, moderado por su sentido de humor.  Era lectora, escritora y amante de la poesía.

Bautizada en la Iglesia de San Patricio en Johnstown, Pensilvania cuando tenía alrededor de treinta y cinco años, discernió su llamada a la vida religiosa cinco años después. Entró al noviciado en Albany, Nueva York con otras posibles Hermanas de la Misericordia, la mayoría adolescentes. Juntas navegaron su introducción a la vida en el convento, adaptándose por el camino.

Hermana Doris obtuvo licenciatura de la Universidad de Santa Rosa, Albany, Nueva York y empezó como maestra en la Diócesis de Albany, primero en Santa María en Clinton Heights, Nueva York, luego en la Primaria Vincentiana en Albany, Santa María en Gloversville, Nueva York y Santa Teresa de Ávila en Albany. Además de enseñar, Doris ayudaba con servicios de apoyo para estudiantes y el personal.

Su ministerio en la Parroquia de Santa María en Gloversville, dio a Doris la oportunidad de tomar un papel activo en los programas de la parroquia, inclusive la catequesis. Esta experiencia en la vida de la parroquia fue muy significativa para Doris, así como para integrantes de los programas, debido a su propia experiencia de entrar a la fe como adulta.

En la Residencia McAuley, un centro de vivienda asistida en Albany, como recepcionista, Hermana Doris amablemente dirigió a visitantes, respondió a preguntas y entregó mensajes. También sirvió como coordinadora de transporte en el Centro de Vida de Nuestra Señora de la Misericordia en Guilderland y también en el Hospital de San Pedro. Las/os pacientes agradecían su interés y su manera bondadosa de ser. Vivió su lema, «Todo por la gloria de Dios».