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Conversación con Hermana Colleen O’Toole en la Jornada Mundial de la Vida Consagrada

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Por Hermana Jenny Wilson 

Vivo en una comunidad a las afueras de Búfalo, Nueva York, formada por laicas y hermanas que quieren vivir juntas y compartir su fe. Durante el último año, Hermana Colleen O’Toole y yo, que somos Hermanas de la Misericordia de votos perpetuos vivimos en comunidad con Alexandra (Alex) Fiefie, que es de Haití. Juntas rezamos, hablamos de nuestra fe y hacemos servicio comunitario, además de divertirnos y disfrutar de cenas comunitarias. Alex no tiene planes de ser hermana, pero siente curiosidad por nuestra vida. Hace poco hablé con Alex y Hermana Colleen sobre la vocación de Hermana Colleen a las Hermanas de la Misericordia. Comparto las preguntas que hizo Alex y las respuestas que dio Hermana Colleen con motivo de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada, que se celebra el 2 de febrero. 

¿Por qué decidió ser hermana? 

Decidí ser hermana porque quería ayudar a la gente y esto se relaciona con mi fe. Respondí a algo en mi interior que sabía que era una llamada de Dios. Lo recordaba una y otra vez y me parecía el camino correcto. No lo entendía del todo, pero pensé que debía empezar y ver qué pasaba, y aquí estoy. 

Supe que su sueldo va a las Hermanas de la Misericordia y me pregunto ¿por qué? 

Hice voto de pobreza y eso significa que no poseo mucho. La mayor parte de lo que tenemos es común. Esto significa que el dinero que gano en mi ministerio en Head Start, mi salario, va a las Hermanas de la Misericordia. Nuestros salarios se destinan para la atención de todas nuestras hermanas, así como para nuestros ministerios. Todos los años hago un presupuesto; lo hago para mis necesidades personales y con mi comunidad. Pido lo que necesito y como comunidad pedimos lo que necesitaremos para comer y pagar el alquiler y otros gastos. Nos dan lo que necesitamos para vivir confortablemente, pero no en exceso. 

Siempre pensé que ser hermana era dedicarse a Jesús todo el tiempo. ¿Qué hace para divertirse? 

Me gustan los rompecabezas, las manualidades y leer. Conozco hermanas a las que les gusta hacer todo tipo de cosas. Vivo con una hermana a la que le encanta estar al aire libre e ir de excursión. No todo gira en torno a Jesús. Es una mezcla de oración y cosas de la vida normal. Cuando nos reunimos para rezar y para otros eventos, las hermanas siempre tienen una manera de divertirse y de disfrutar entre sí. 

Usted y Hermana Jenny tienen ministerios diferentes. ¿Cómo eligen un ministerio? 

Cuando ingresé con las Hermanas de la Misericordia, sabía que me encantaba trabajar con menores de edad. Trabajar con la infancia, especialmente con quienes viven en condiciones de pobreza, va de la mano con lo que las Hermanas de la Misericordia han hecho históricamente. No se nos coloca en un ministerio. Nosotras discernimos y, a través de la oración y el diálogo, decidimos a dónde se nos llama y cómo esto se alinea con las necesidades de las Hermanas de la Misericordia en ese momento.