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Por la asociada de la MisericordiaMaritza Isabel Paredes Gomez, Honduras

No aceptamos, por tanto, que la preparación de la mujer para orientadora del hogar, modeladora del alma de la prole, responsable de la vida doméstica, baste para llenar las aspiraciones de un espíritu ávido de superación… Tampoco estamos de acuerdo en que la concesión de derechos políticos reste a la mujer “prestigio, respeto y señorío”.

Olimpia Varela y Varela, “En defensa de nuestros ideales”. En: Rina Villars, Para la casa más que para el mundo: sufragismo y feminismo en la Historia de Honduras, Guaymuras, Tegucigalpa, 2001.

En enero siempre recordamos a las mujeres sufragistas que, en condiciones adversas, se atrevieron a alzar su voz para que las hondureñas gozáramos del derecho a ejercer el sufragio; un paso importante, pero no el último para el reconocimiento de la ciudadanía plena.

Hoy es aún más pertinente conmemorar esta gesta porque, por primera vez en la historia de Honduras, la ciudadanía con su voto eligió a una mujer para que asuma la Presidencia de la República. Pero no solo eso: Xiomara Castro es la candidata que más votos ha obtenido en la historia política del país, lo que le otorga un alto grado de legitimidad.

Ella se hizo acreedora a la confianza del pueblo a partir de su desempeño después del golpe de Estado de 2009, y porque representaba la posibilidad de romper con el continuismo del Partido Nacional, cuyo legado es un país endeudado, dañado por la corrupción y los vínculos con la narcoactividad, con altos índices de pobreza, desempleo y subempleo.

Soplan vientos esperanzadores, es el comentario generalizado y, sin duda, los movimientos sociales, al igual que la gente que a diario emigra, esperan mucho de ella. Pero también hay conciencia de que los problemas y los intereses en juego son muchos, y que doña Xiomara no tiene una varita mágica para satisfacer todas las expectativas. Es la ciudadanía, con sus propuestas y acciones, la llamada a defender su derecho a vivir en justicia y equidad, con la garantía de cambios sostenibles. El reto para doña Xiomara es rodearse de personas capaces y honestas que, de forma ponderada e inteligente y despojadas de intolerancia, aporten a la solución de los principales problemas, entendiendo que la agenda debe incluir a la nación entera, y debe estar impregnada de respeto a los derechos humanos de una población cansada de promesas y de vivir en condiciones precarias.