Inundación y desprendimientos de tierra por las lluvias torrenciales durante Navidad en el sur de Filipinas impulsaron a las Hermanas de la Misericordia a la acción para ofrecer ayuda a las personas afectadas.
En medio de la lluvia implacable, Enlace con el Instituto (EI), Hermana Helen Libo-on llamó a Hermana Virgencita «JenJen» Alegado, también una EI. «Yo le dije a ella: ‘¡JenJen, estamos en problemas aquí!’».
Helen vive con otras dos hermanas en Jimenez, Mindanao, una de las áreas más afectadas donde aldeas enteras estaban sumergidas en el agua. El convento no sufrió daños ya que está situado en terreno alto, pero muchos vecinos no fueron muy afortunados.
JenJen, junto con las Facilitadoras de Vida de las Hermanas (FVH): Hermanas Elva De Castro y Rosario «Rosie» Maulas, y además Hermana Jean Dy Delgado viajaron por horas en una barcaza a través de la bahía de Lanao del Norte, Mindanao y en furgoneta una vez que los caminos estuvieron transitables para llegar al convento de Helen la noche del 26 de diciembre.
Ellas llevaron comestibles, agua, artículos médicos y sandalias que ellas habían comprado y también ropa usada y otras cosas donadas por docentes, padres y madres de familia y estudiantes de Mercy Junior College. «Dios es bueno a través de nuestras familias y amistades que respondieron generosamente», dice JenJen.
Tres hermanas más jóvenes, Kristine Marie Violango, Zaragosa Adlaon y Maria Nguyen Thi Nguyet, una candidata de la Misericordia, que se encontraba en Jimenez dio la mano también. «Estamos muy agradecidas a Dios por las jóvenes hermanas que estuvieron con nosotras», dijo Helen.
Las hermanas, con la ayuda de docentes y amistades prepararon paquetes y los distribuyeron desde su furgoneta.
«Cada vez que las furgonetas paraban en el camino, la gente llegaba corriendo», dice Kristine. «A pesar de las calamidades, la gente aún puede reír y sonreír. La gente estaba tan agradecida por cualquier ayuda recibida».
Hay por lo menos 52 personas muertas, 16 heridas y 18 desaparecidas, según reportó la agencia de noticias del gobierno filipino el 4 de enero, la cual señaló también que más de 163.000 familias han sido afectadas y 7.000 familias están aún en refugios.
Es el segundo año consecutivo que las hermanas en las Filipinas han acudido para ayudar en esfuerzos de alivio debido a desastres, siguiendo al Super Tifón Rai, el año pasado. Reflexionando y recordando las crisis climáticas en Navidades, JenJen dijo que la lluvia de este año «es casi más aterradora».
Pero la crisis no paró allí. Apenas acababan de llegar a casa las hermanas de Lanao del Norte cuando las inundaciones repentinas ocurrieron la noche del 2 de enero en su comunidad. «Nuestro trabajo no terminó en Jimenez», dice JenJen tristemente. Ella, Rosie y otras hermanas brindaron refugio en Mercy Junior College a familiares del profesorado y vecinos, y prepararon comida y se la brindaron hasta que pudieran volver a casa. Mercy Junior College y otra escuela de la Misericordia en el área brindaron además ayuda financiera a otra escuela católica del área que sostuvo grandes daños en la inundación.
«La destrucción es aún terrible».
Y, sin embargo, la respuesta de las hermanas a ambas crisis climáticas, la conmueve.
«Le da otro sentido a ‘Emmanuel’, Dios con nosotras/os», dice JenJen. «Estamos muy agradecidas de ayudar aun si la situación es difícil, aun cuando no tenemos en abundancia. Ayer Rosie y yo estuvimos distribuyendo agua y la gente seguía diciendo ‘Oh, gracias’. Este es el significado de Navidad, llevar ayuda y dar apoyo, llevar la presencia de Cristo a la gente».