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Hermana Ann Quigley, docente jubilada que ejerció su ministerio con el pueblo apache en la reserva de San Carlos, Arizona, durante casi 20 años, inaugura nuestra serie del Mes Nacional de Poesía 2023 con dos poemas. Sobre «Baile de confianza», dice: «No soy ni he sido nunca bailarina. La incómoda lucha por confiar en Dios me recuerda la lucha por aprender los pasos de baile».

En cuanto a «El violonchelo», señala: «Tocaba el violonchelo en el Instituto y siempre he apreciado la gama de sonidos suaves y conmovedores que produce. Dios despierta en mí esos mismos sentimientos». 

Baile de confianza 
Por Hermana Ann Quigley 

Pulsen aquí para escuchar a la autora leer este poema 

Convocada para ser Tu compañera 

           asombrada por haber sido elegida 

                      con aprensión, 

           Extiendo mi mano temblorosa 

Mientras tropiezo con pasos inciertos 

           Tú sonríes alentándome 

                      y empiezo a tener esperanza. 

Con cada paso errado que doy 

           Me acercas más. 

El sonrojo de incomodidad se hace presente. 

La firmeza de Tu mano eleva mi confianza, 

                      y empiezo a creer. 

Cuando parece que agarro el ritmo 

           Tú añades pasos que no puedo seguir. 

                      Me alejo con miedo de intentarlo. 

Provocadoramente, esperas y empiezas de nuevo 

           guiándome hacia patrones familiares. 

Susurrando seguridad, de que Tú siempre me guiarás, 

           y empiezo a confiar. 


El Violonchelo 
Por Hermana Ann Quigley 

Pulsen aquí para escuchar a la autora leer este poema 

Tu voz se escucha 

    y la fibra interior de mi ser 

            vibra con temblor anticipado 

            surge una sed apasionada 
                        un profundo anhelo tiembla 
                                    a través de mí. 

Tu suave toque inclinado 
            se desliza por las cuerdas de mi corazón 

            dibujando resonantes 

            acordes de armonía 

                        que se filtran en lo más profundo 

                                    de mi ser. 

Dedos firmes juegan con mis emociones 

            evocando olas tanto de huida 

            como de abandono 

            el dolor creciente me atrae 

                        para rendirme a la melodía 

                                    dentro de mí. 

Y sé que soy amada.