Entrevista con Meggie Nolasco, del Centro para Asuntos Ambientales, sobre la minería a gran escala en Filipinas
Las mujeres sostienen el cielo:
«Las mujeres sostienen el cielo» cuenta la historia de cómo las mujeres activistas afectadas por la minería y otras formas de extracción a gran escala en Sudáfrica, Uganda y la República Democrática del Congo (RDC) están profundamente comprometidas con la resistencia y la lucha activa para recuperar el control de sus tierras, sus derechos, sus cuerpos y sus vidas
El oleoducto de Bayou Bridge en Luisiana, el racismo medioambiental
«Resistencia: El oleoducto del puente del Bayou»
https://youtu.be/cFk6zWjnk1s
«Cómo las compañías petroleras están destruyendo los humedales de Estados Unidos» [producido por Al Jazeera, 2018]
Recursos para la oración y la reflexión
Río Colorado – I Am Red: reflexión de 3 minutos desde la perspectiva del río Colorado
Ecoespiritualidad, una meditación de 3 minutos
Rosario de la Creación por la Hermana Anamaria Siufi
https://www.youtube.com/watch?v=734TfjBRhKI
La historia del extractivismo y el modelo de desarrollo extractivo
El Dr. Daniel Castillo obtuvo su doctorado en la Universidad de Notre Dame en 2014. Mientras estaba en Notre Dame, fue un miembro de GLOBES financiado por la National Science Foundation y miembro de la Iniciativa Teológica Hispana. Actualmente es profesor asistente de teología en la Universidad Loyola de Maryland y miembro de Bunting Peace and Justice. Da cursos sobre teología de la eco-liberación y ética ambiental.
Castillo escribió exhaustivamente sobre el Laudato Sí’, incluyendo el ensayo “Integral Ecology as a Liberationist Concept” (Ecología integral como un concepto liberacionista) publicado en el diario Theological Studies. En su libro An Ecological Theology of Liberation: Salvation and Political Ecology, (Una teología ecológica de liberación: Salvación y política ecológica), Castillo alinea su trabajo con los trabajos de Gustavo Gutiérrez y la encíclica del Papa Francisco, Laudato Sí’. Él comenta la significancia de la ecología integral en el trabajo de la liberación y provee el trabajo de base para una espiritualidad eco-teológica.
Castillo explica de qué forma el colonialismo y la ideología del saqueo ha formado el saqueo destructivo al sur global durante 500 años por parte del norte global. Además del saqueo de materiales y recursos, el colonialismo promovió y perpetuó el racismo, la misoginia y la superioridad cultural, a menudo diezmando los lenguajes, las espiritualidades y las culturas indígenas. Y este saqueo colonial fue sancionado de varias formas por la teología cristiana.
Después de la Segunda Guerra Mundial, la antigua forma de colonialismo comenzó a derrumbarse. Pero una nueva forma de colonialismo, llamada neo-colonialismo, estaba surgiendo. El Presidente de Estados Unidos Harry S. Truman buscó “mejorar” las regiones subdesarrolladas introduciendo avances científicos, así como desarrollo industrial. Este acercamiento al sur global fue y sigue siendo devastador para los pueblos indígenas, las culturas, las formas tradicionales de vida y el entorno. El neo-colonialismo se volvió tan destructivo como el primer colonialismo ya que las corporaciones, se agrupan con los gobiernos nacionales para extraer recursos a expensas de las poblaciones indígenas.
Durante la devastadora y violenta era del neo-colonialismo Gustavo Gutiérrez,un filósofo y teológico peruano, planteó las ideas de la liberación teológica llamando a un cambio radical hacia la liberación e instando a romper con el desarrollismo. El principio central de la teología de la liberación se centró en “la opción preferencial para los pobres”. A fines de la década de 1960, la teología de la liberación de Gutiérrez se afianzó en América Latina y jugó un papel importante obligando a las comunidades a responder contra las injusticias opresivas, a menudo mortales, perpetradas contra los económicamente pobres y desposeídos.
Hoy, Gutiérrez nos desafía a buscar la liberación de las estructuras sociopolíticas y culturales del desarrollo. El crecimiento y urgencia de la crisis climática y sus efectos en las comunidades más vulnerables exigen una conversión inminente, según Gutiérrez. Él cree que sería devastador posponer nuestras respuestas hacia el futuro distante.
Puntos principales de la lente de la eco-liberación de Castillo:
Basada en los principios esenciales de la teología de la liberación de Gustavo Gutiérrez:
La salvación se produce aquí y ahora a través de experiencias de comunión y solidaridad con los vulnerables y marginados.
Las enseñanzas de Jesús nos exhortan a preocuparnos por nuestros vecinos, más específicamente por aquellos que son pobres y oprimidos.
Nuestra tarea es transformas todas las estructuras sociales, económicas y políticas que producen y perpetúan la pobreza, la opresión y la muerte.
Agrega fundamentos ecológicos a la teología de la liberación de Gutiérrez vinculando los gritos de la Tierra con los gritos de los pobres y ampliando nuestra comprensión de “vecino” para incluir a la Tierra. Apoya la noción de ecología integral como la describe el Papa Francisco en Laudato Sí’.
Nos llama a reexaminar nuestro entendimiento del mundo. ¿Cómo describimos la historia del universo? La evolución provee una nueva forma de ver a la creación y nuestro lugar en ella. Al igual que Ivone Gebara, nos desafía a alejarnos de la comprensión de Dios que nos lleva a dominar, marginar y oprimir a los demás.
En su corazón, la teología de la liberación requiere “una comunidad de creyentes que practique obras de caridad y misericordia, pero también y de manera importante, que enfrente y transforme las fuerzas socioeconómicas, políticas y culturales que producen injusticias, pobreza material y opresión (An Ecological Theology of Liberation, 919 [Una teología ecológica de la liberación, 919])”.
Llama a los cristianos a responder a nuestras emergencias planetarias de una manera que se base tanto en la opción preferencial para los pobres como para la Tierra. Nuestra respuesta debe reflejar nuestra creencia sobre quién es Dios y qué desea Dios.
Nos llama a una nueva consciencia. Somos llamados a ver el mundo con nuevos ojos y crear estructuras y prácticas que establezcan condiciones para la prosperidad de todos.
Preguntas:
¿Qué significa la frase: “La salvación ocurre aquí y ahora en las experiencias de comunión y solidaridad con los vulnerables y marginados” para ti?
Si somos llamados a una opción preferencial para la Tierra, ¿qué reorientación requieren nuestras vidas?
¿Qué nos dice esto acerca de la toma de decisiones de las corporaciones indiferente al impacto del extractivismo, especialmente interpretando la justicia climática como la intersección de la justicia ambiental y la justicia racial?
Desde el punto de vista de la teología de la liberación ecológica ¿qué es importante tener en cuenta y en el corazón para ustedes mientras crece su conciencia sobre el impacto del extractivismo en las personas, las comunidades y la Tierra?
La Hermana Ivone Gebara, teóloga brasileña, ha comprometido su vida con los económicamente pobres y actualmente vive en Camaragibe (Recife, Brasil). Es doctora en filosofía y teología y ha enseñado durante 17 años en el Instituto Teológico de Recife junto a Dom Helder Camara. Es conocida por su liderazgo en el movimiento ecofeminista en América Latina, centrándose en las preocupaciones y necesidades de los pobres.
La Hna. Gebara escribe:
Vivo en un barrio pobre para sentir más directamente los dolores de los empobrecidos. Esto me permite hacer teología de otra manera, tratando de sentir el significado de ser explotado en todos los sentidos. Esta cercanía es también una invitación constante a luchar por un mundo diferente con un mínimo de justicia: el derecho a comer, a trabajar, a vivir y a amar con dignidad.
En Longing for Running Water: Ecofeminism and Liberation (Anhelando el agua corriente: Ecofeminismo y liberación), la Hna. Gebara analiza las conexiones entre el pensamiento occidental, el cristianismo patriarcal y la destrucción del medio ambiente. Destaca la importancia de la conversión personal, un cambio de estilo de vida en el que nos comprometemos a «una nueva relación con la Tierra y todo el cosmos».
A través de la lente ecofeminista de la Hna. Gebara, se nos desafía a reconsiderar nuestra comprensión de Dios y buscar nuevas formas de relacionarnos con la Tierra.
Puntos clave de la teología ecofeminista de Ivone Gebara:
El lenguaje sobre Dios no sólo forma nuestras teologías sobre Dios, sino que también moldea nuestro comportamiento hacia la Tierra y los vulnerables de la creación.
Una imagen renovada de Dios es aquella en la que Dios se encarna en todo el cosmos, en la Tierra y en toda la vida.
Dios puede ser «encontrado en una variedad de expresiones».
La inmanencia y la trascendencia de Dios son inseparables. «Todos y todo se convierte potencialmente en un sacramento de Dios».
Cuando hablamos de Dios, es a partir de nuestra experiencia personal. Experimentamos y concebimos a Dios como una relación y un vínculo.
Dios no existe como un ser separado de la creación; Dios está presente siempre y en todas partes.
Dios está dentro de toda la creación.
A lo largo de los siglos, dos creencias fundamentales y dominantes siguen tejiendo nuestras vidas y nuestras teologías: las creencias antropocéntricas (la superioridad de los humanos) y las androcéntricas (la superioridad de la masculinidad). Estas dos lentes patriarcales y jerárquicas impregnan muchas presentaciones teológicas y crean una falsa comprensión de Dios, estableciendo una relación destructiva entre humanos y no humanos.
Los puntos de vista patriarcales y jerárquicos que afirman que los humanos son mejores y tienen un estatus más alto que el resto de la creación han llevado a un comportamiento sistémico de dominación por parte de los humanos sobre toda la creación no humana, creando un sentido de superioridad sobre el resto de la vida.
Dios como «relacionamiento» nos obliga a experimentar nuestro mundo de manera diferente, no mejor que el resto de la creación.
La primera imagen que aparece a continuación se utiliza a menudo para representar el lugar que ocupan todas las criaturas en relación con las demás: la pirámide de la vida. La segunda imagen incluye los mismos componentes, pero los pone en una relación diferente entre sí: la comunidad de vida.
Se nos desafía a ampliar nuestros conceptos y metáforas de Dios, y se nos llama a compartir experiencias de Dios que no estén ligadas a imágenes antropocéntricas. Podemos alejarnos de las imágenes de Dios que son jerárquicas, dominantes y androcéntricas y abrazar la diversidad que refleja más plenamente quién es Dios. Gebara explica:
«La invitación a amar y a ser misericordioso no viene de una realidad externa a nosotros; más bien es un impulso que está presente en nuestra propia humanidad. Dentro de nuestro propio ser, late en nosotros una increíble atracción hacia otros seres, hacia la creación. Debemos permitir que nuestras experiencias de vida sean nuestro primer maestro».
Preguntas:
¿De qué manera tu familia y tus experiencias de la infancia dieron forma a tu perspectiva de Dios? ¿De qué manera tu perspectiva de Dios ha moldeado tus interacciones con la creación, las criaturas y la Comunidad de la Vida?
¿De qué manera la comunidad ha moldeado tu relación con Dios y la Tierra? ¿Qué te encontraste abandonando dentro de ti? ¿De qué manera han cambiado tus valores?
¿Qué parte de la perspectiva teológica de Gebara te desafió? ¿Qué parte de la perspectiva teológica de Gebara te inspiró o afirmó tu propia experiencia de Dios?
¿Qué te dicen estas dos imágenes de la vida?
¿Qué valores ecofeministas crearon tensión dentro de ti al haber escuchado experiencias profundamente traumáticas? ¿Qué ha surgido en ti?
Esta encíclica del Papa Francisco es uno de los documentos más significativos sobre la creación de relaciones mutuamente enriquecedoras entre los seres humanos y el resto de la creación. Como toda encíclica, su objetivo es ayudar al lector en la formación de su conciencia sobre un tema concreto. Si tienes tiempo, puedes releer la encíclica completa. A través de imágenes y lenguaje poético, científico y religioso, el Papa Francisco nos desafía a Cuidar nuestra casa común. (Haz clic aquí para ver el documento completo).
Para nuestro propósito, nos centraremos en algunas secciones de Laudato Si’ que nos ayudarán a avanzar hacia una nueva conciencia relacionada con el extractivismo. Date tiempo para saborear las palabras y formarte con su significado.
Te invitamos a leer y reflexionar sobre cada una de las siguientes citas y a relacionarlas con el extractivismo, ya que afecta a nuestro hogar común, la Tierra.
¿Qué ideas de Laudato Si’ quieres tener en cuenta al ver los vídeos y leer los materiales sobre el extractivismo?
Capítulo 1: ¿Qué está pasando con nuestra casa común? (párrafos 17-61)
N. º 52) La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro. La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso. Es necesario que los países desarrollados contribuyan a resolver esta deuda limitando de manera importante el consumo de energía no renovable y aportando recursos a los países más necesitados para apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible. Las regiones y los países más pobres tienen menos posibilidades de adoptar nuevos modelos en orden a reducir el impacto ambiental, porque no tienen la capacitación para desarrollar los procesos necesarios y no pueden cubrir los costos. Por eso, hay que mantener con claridad la conciencia de que en el cambio climático hay responsabilidades diversificadas y, como dijeron los Obispos de Estados Unidos, corresponde enfocarse «especialmente en las necesidades de los pobres, débiles y vulnerables, en un debate a menudo dominado por intereses más poderosos» [31]. Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia.
Capítulo 2: El Evangelio de la Creación (párrafos 62-100)
N. º 91) Todo está conectado. Por eso se requiere una preocupación por el ambiente unida al amor sincero hacia los seres humanos y a un constante compromiso ante los problemas de la sociedad.
N. º 93) Hoy creyentes y no creyentes estamos de acuerdo en que la tierra es esencialmente una herencia común, cuyos frutos deben beneficiar a todos.
Capítulo 4: Las raíces humanas de la crisis ecológica (párrafos 137-162)
N. º 138) La ecología estudia las relaciones entre los organismos vivientes y el ambiente donde se desarrollan.entre los organismos vivos y el entorno en el que se desarrollan. También exige sentarse a pensar y a discutir acerca de las condiciones de vida y de supervivencia de una sociedad, con la honestidad para poner en duda modelos de desarrollo, producción y consumo.
N. º 139) Cuando se habla de «medio ambiente», se indica particularmente una relación, la que existe entre la naturaleza y la sociedad que la habita. Esto nos impide entender la naturaleza como algo separado de nosotros o como un mero marco de nuestra vida. Estamos incluidos en ella, somos parte de ella y estamos interpenetrados. Las razones por las cuales un lugar se contamina exigen un análisis del funcionamiento de la sociedad, de su economía, de su comportamiento, de sus maneras de entender la realidad. Dada la magnitud de los cambios, ya no es posible encontrar una respuesta específica e independiente para cada parte del problema. Es fundamental buscar soluciones integrales que consideren las interacciones de los sistemas naturales entre sí y con los sistemas sociales. No hay dos crisis separadas, una ambiental y otra social, sino una sola y compleja crisis socio-ambiental. Las líneas para la solución requieren una aproximación integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.
N. º 145) Muchas formas altamente concentradas de explotación y degradación del medio ambiente no sólo pueden acabar con los recursos de subsistencia locales, sino también con capacidades sociales que han permitido un modo de vida que durante mucho tiempo ha otorgado identidad cultural y un sentido de la existencia y de la convivencia. La desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal. La imposición de un estilo hegemónico de vida ligado a un modo de producción puede ser tan dañina como la alteración de los ecosistemas.
N. º 156) La ecología integral es inseparable de la noción de bien común, un principio que cumple un rol central y unificador en la ética social. Es «el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a cada uno de sus miembros el logro más pleno y más fácil de la propia perfección».
Capítulo 5: Líneas de enfoque y acción (párrafo 163-201)
N. º 182) La previsión del impacto ambiental de los emprendimientos y proyectos requiere procesos políticos transparentes y sujetos al diálogo, mientras la corrupción, que esconde el verdadero impacto ambiental de un proyecto a cambio de favores, suele llevar a acuerdos espurios que evitan informar y debatir ampliamente.
N. º 183) Un estudio del impacto ambiental no debería ser posterior a la elaboración de un proyecto productivo o de cualquier política, plan o programa a desarrollarse. Tiene que insertarse desde el principio y elaborarse de modo interdisciplinario, transparente e independiente de toda presión económica o política. Debe conectarse con el análisis de las condiciones de trabajo y de los posibles efectos en la salud física y mental de las personas, en la economía local, en la seguridad… En la mesa de discusión deben tener un lugar privilegiado los habitantes locales, quienes se preguntan por lo que quieren para ellos y para sus hijos, y pueden considerar los fines que trascienden el interés económico inmediato.
N. º 185) En toda discusión acerca de un emprendimiento, una serie de preguntas deberían plantearse en orden a discernir si aportará a un verdadero desarrollo integral. ¿Para qué? ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Cuándo? ¿De qué manera? ¿Para quién? ¿Cuáles son los riesgos? ¿A qué costo? ¿Quién paga los costos y cómo lo hará? En este examen hay cuestiones que deben tener prioridad. Por ejemplo, sabemos que el agua es un recurso escaso e indispensable y es un derecho fundamental que condiciona el ejercicio de otros derechos humanos. Eso es indudable y supera todo análisis de impacto ambiental de una región.
Capítulo 6: Educación ecológica y espiritualidad (párrafos 202-246)
N. º 202) Muchas cosas tienen que reorientar su rumbo, pero ante todo la humanidad necesita cambiar. Hace falta la conciencia de un origen común, de una pertenencia mutua y de un futuro compartido por todos. Esta conciencia básica permitiría el desarrollo de nuevas convicciones, actitudes y formas de vida. Se destaca así un gran desafío cultural, espiritual y educativo que supondrá largos procesos de regeneración.
N. º 217) Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa, no consiste en algo opcional ni en un aspecto secundario de la experiencia cristiana.
N. º 220) Esta conversión supone diversas actitudes que se conjugan para movilizar un cuidado generoso y lleno de ternura. En primer lugar implica gratitud y gratuidad, es decir, un reconocimiento del mundo como un don recibido del amor del Padre, que provoca como consecuencia actitudes gratuitas de renuncia y gestos generosos… También implica la amorosa conciencia de no estar desconectados de las demás criaturas, de formar con los demás seres del universo una preciosa comunión universal. Para el creyente, el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres.
N. º 225) Una ecología integral implica dedicar algo de tiempo para recuperar la serena armonía con la creación, para reflexionar acerca de nuestro estilo de vida y nuestros ideales, para contemplar al Creador, que vive entre nosotros y en lo que nos rodea, cuya presencia «no debe ser fabricada sino descubierta, develada».
N. º 229) Hace falta volver a sentir que nos necesitamos unos a otros, que tenemos una responsabilidad por los demás y por el mundo, que vale la pena ser buenos y honestos.
N. º 230) El ejemplo de santa Teresa de Lisieux nos invita a la práctica del pequeño camino del amor, a no perder la oportunidad de una palabra amable, de una sonrisa, de cualquier pequeño gesto que siembre paz y amistad. Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo. Mientras tanto, el mundo del consumo exacerbado es al mismo tiempo el mundo del maltrato de la vida en todas sus formas.
N. º 231) El amor, lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo, es también civil y político, y se manifiesta en todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso por el bien común son una forma excelente de la caridad, que no sólo afecta a las relaciones entre los individuos, sino a «las macro-relaciones, como las relaciones sociales, económicas y políticas» [156]. Por eso, la Iglesia propuso al mundo el ideal de una «civilización del amor» [157]. El amor social es la clave de un auténtico desarrollo: «Para plasmar una sociedad más humana, más digna de la persona, es necesario revalorizar el amor en la vida social –a nivel político, económico, cultural–, haciéndolo la norma constante y suprema de la acción» [158]. En este marco, junto con la importancia de los pequeños gestos cotidianos, el amor social nos mueve a pensar en grandes estrategias que detengan eficazmente la degradación ambiental y alienten una cultura del cuidado que impregne toda la sociedad. Cuando alguien reconoce el llamado de Dios a intervenir junto con los demás en estas dinámicas sociales, debe recordar que eso es parte de su espiritualidad, que es ejercicio de la caridad y que de ese modo madura y se santifica.
Preguntas para la reflexión:
¿Qué ideas de este documento hablan a tu conciencia sobre el impacto del extractivismo en las personas, las comunidades y la Tierra?
Mientras aprendemos sobre las relaciones entre las empresas de las industrias extractivas y las comunidades locales, ¿qué debemos tener en cuenta para crear relaciones relaciones mutuamente beneficiosas? ¿Cómo influyen nuestra opción por la Tierra y nuestra opción por los pobres en nuestra posición?
Desde la lente de Laudato Si’, ¿qué es importante que tengas en cuenta y en tu corazón mientras creces en la conciencia del impacto del extractivismo en las personas, las comunidades y la Tierra?
El Instituto de las Hermanas de la Misericordia de las Américas abraza la tradición de Catalina McAuley. Hemos sido moldeadas por su visión y su vivencia del Evangelio, y por su compromiso de caminar con los económicamente pobres. Siguiendo sus pasos, nos comprometemos a servir a las personas que han sido hechas pobres, las personas que están enfermas y las personas que no tienen educación. Hemos seguido profundizando nuestra tradición de la Misericordia en estos tiempos contemporáneos. En el curso de nuestros tres últimos Capítulos del Instituto (2005, 2011 y 2017), intensificamos nuestro deseo de vivir en solidaridad con nuestro mundo sufriente y con toda la creación de Dios. Buscamos continuamente transformarnos hacia una mayor integridad de palabra y obra.
«Misterio nos está llamando, como Hermanas de la Misericordia de las Américas, una comunidad internacional e intercultural, a profundizar nuestras relaciones con Dios y de unas con otras e intensificar nuestro trabajo en comunión con todos los que buscan un mundo más justo e inclusivo»
Mediante un compromiso expreso con nuestros Asuntos Críticos, prestamos especial atención a cinco esferas de necesidad interrelacionadas en nuestro mundo que sufre: Tierra, inmigración, no violencia, racismo y mujeres. Entendemos que nuestro compromiso con estos Asuntos Críticos debe considerarse dentro de un contexto más amplio y en relación con los otros Asuntos Críticos. (Haz clic aquí para leer más sobre los Asuntos Críticos).
Llamado a una Nueva Conciencia
Durante el Capítulo del Instituto de 2017, profundizamos en nuestro compromiso de escuchar los gritos de las personas, las comunidades y la Tierra más profundamente afectadas por las industrias extractivas. Nos comprometimos a responder con «integridad y clara intención» a su demanda de justicia y al florecimiento de la vida para todos.
Como Misericordia, estamos llamadas a considerar más profundamente nuestras responsabilidades con la Madre Tierra. Buscamos vivir en armonía e interrelación con la Tierra y apoyar el derecho de la Tierra y de sus comunidades interrelacionadas a cumplir sus importantes funciones en los procesos siempre renovados de la vida (Berry 1999). La «demanda a abrazar de nuevo nuestros Asuntos Críticos a través de la lente de la no violencia» nos obliga a escuchar a las personas, a las comunidades y a la Tierra, que se han visto brutalmente afectadas por las industrias extractivas.
Como Misericordia, estamos llamadas a escuchar a las comunidades de color y a las comunidades indígenas, que siguen sufriendo el impacto desproporcionado y violento de las industrias extractivas. Debemos trabajar activamente en llegar a ser un comunidad antirracista y abordar nuestra emergencia climática. Requiere un recentrado de las historias y experiencias que impulsan nuestra toma de decisiones. Nos preguntamos qué significa hoy para la Misericordia solidarizarse con las comunidades perjudicadas por las industrias extractivas y hacer frente a sus sistemas de explotación y ser parte de la solución para evitar los peores impactos de nuestra emergencia climática.
«Llamadas en este momento a actuar», estamos obligadas a responder al impacto de las industrias extractivas sobre las personas, las comunidades y la Tierra. Al comprometernos con una forma descentralizada de escuchar, ver y tomar decisiones, nos comprometemos a realizar análisis descolonizados del modelo de desarrollo extractivo explotador y de nuestras propias estructuras y prácticas que permiten las industrias extractivas. Buscamos una relación correcta y una armonía con la comunidad de vida, en la que nos esforzamos por abrazar una relación recíproca, cooperativa y no dominante con toda la creación de Dios.
«Escuchamos el llamado de nuestro mundo que sufre. El empobrecimiento de los pueblos, la devastación de la Tierra y las opresivas normas sociales y sistemas hoy nos llaman a actuar…a intensificar nuestros esfuerzos para alinear nuestras inversiones con nuestros valores y especialmente hoy, necesitamos educarnos y actuar contra las industrias extractivas que están destruyendo personas comunidades y la tierra».
Declaración del Renovado Compromiso del Capítulo 2017
Puntos clave en el uso de una Lente de la Misericordia:
Servimos al sufrimiento de nuestro mundo con un compromiso especial con nuestros Asuntos Críticos.
Trabajamos hacia la transformación de una mayor integridad en palabras y obras.
Ejercemos una opción preferencial por y escuchamos los gritos de las comunidades, especialmente de las comunidades de color, de los pueblos indígenas y de los marginados, exigiendo justicia desde su lugar y en su propia experiencia.
Buscamos la correcta relación y armonía con la comunidad de vida de la Tierra a través de relaciones recíprocas, cooperativas y no dominantes.
Escuchamos las historias y experiencias de otros desde un lugar descentralizado y descolonizado.
Advertimos contra el desequilibrio y las fuerzas destructivas perpetradas por el dominio de la perspectiva poderosa, privilegiada, blanca, patriarcal y capitalista/imperialista.
Seguimos haciendo preguntas para llegar a las causas más profundas del sufrimiento de las personas y de la Tierra.
Preguntas:
¿Qué te queda de esta descripción de la Lente de la Misericordia?
¿Hay algún concepto o elemento en la descripción que necesites aclarar? Si es así, ¿qué?
¿Cuál es la palabra clave que más te habla sobre el uso de la Lente de la Misericordia para analizar el impacto del extractivismo en los pueblos, las comunidades y la Tierra?
¿Cómo llegamos al lugar descolonizado y descentralizado al que se hace referencia? ¿Qué es lo que parece diferente, si es que lo hay, de cómo gastas la mayor parte de tu tiempo y energía? ¿Cuáles son las oportunidades que encuentras con este enfoque? ¿Y los retos?
¿Cómo has visto el uso de la lente de la Misericordia para descubrir las causas fundamentales que afectan a la acción o a la toma de decisiones para ti o para la Misericordia como comunidad?
Nuestra conversación integral sobre el extractivismo comienza con la escucha profunda de las historias relacionadas con la explotación. Estas historias provienen de comunidades y personas que han sido perjudicadas por por el extractivismo. Viven en entornos que ya han sido radicalmente alterados o están sufrir una alteración radical. Las comunidades más afectadas suelen estar formadas por negros, indígenas y personas de color que han sido sistemáticamente oprimidas y discriminadas: los miembros más vulnerables de la sociedad.
En muchos casos, los líderes comunitarios han sido criminalizados y encarcelados. Algunos han sido amenazados, incluso asesinados. Comunidades enteras han sido desplazadas de sus tierras. Estas injusticias no son cosa del pasado; continúan hoy en día. Si bien gran parte de esta violencia es evidente, otros tipos de violencia siguen siendo más esquivos, ocultos y con efectos perjudiciales continuos. Los efectos a corto plazo de la violencia medioambiental pueden ser visibles, como que los ríos limpios se conviertan en lagos estancados o que hermosas montañas exploten en pedazos y sean arrasadas. Pero en otros casos, los ríos de apariencia engañosa llevan sustancias químicas invisibles y peligrosas que son los subproductos de la producción.
Al escuchar profundamente las historias de los traumas, debemos comprometer todo nuestro cuerpo en el proceso de conocimiento. Saber es diferente del conocimiento empírico; es un «conocimiento interno». Cuando entramos en el lugar del conocimiento interior, nos comprometemos con nuestro corazón y escuchamos a los que han experimentado y siguen experimentando explotación y violencia. Oímos los gritos de la Tierra y de los que han sido empobrecidos.
El trauma de la Tierra nos habla mientras escuchamos lo que le sucede al aire, al agua y a la tierra. Atendemos a lo que está surgiendo dentro de nosotros. Las historias de explotación nos obligan a entender por qué y cómo se produce ese sufrimiento. También escuchamos a los que estudian el extractivismo para comprender los datos científicos y económicos que hablan de las causas profundas y los efectos explotativos, incluida la causalidad directa de la emergencia climática. Los datos especializados nos ayudan ver tanto los efectos visibles como invisibles, a corto y largo plazo, del extractivismo. Por último, hacemos las preguntas que surgen en nosotras: ¿Somos cómplices de este sufrimiento? Si es así, ¿cómo?
Después de escuchar profundamente estas voces, entablaremos un diálogo contemplativo y consideraremos estas cuestiones:
¿Qué está emergiendo de nuestros corazones?
¿Qué valores están creando tensión dentro de nosotras?
¿Qué es lo que está claro en nosotras? ¿Qué permanece sin resolver?
¿Cómo desafía el extractivismo nuestra complicidad?
No es el momento de encerrarte en tu cabeza. Sólo escucha. Escucha con atención. Escucha con el corazón. Presta atención a las voces que conocen de primera mano el sufrimiento de la Tierra. Experimentaron y siguen experimentando los efectos explotativos y violentos de este sufrimiento, ya que trastorna la vida de las personas vulnerables y empobrecidas. Escucharemos las voces de las comunidades indígenas, que están personalmente comprometidas en la lucha contra el extractivismo. El sufrimiento en sus propias vidas y comunidades está entrelazado con el sufrimiento de la Tierra. Durante generaciones, han respetado y trabajado en armonía con el agua y la tierra. Lo que tus mentes, corazones, ojos, oídos, manos y cuerpos ya saben, los científicos lo comprueban ahora. Los científicos nos informan de los efectos, no sólo en un ecosistema sino en la red de ecosistemas. Explican la causa y los efectos de la degradación del medio ambiente y las enfermedades que surgen de dicha degradación. Escucharemos las voces de los activistas y organizadores que tratan de devolver el equilibrio de poder a sus comunidades, muchas de las cuales se han visto obligadas a abandonar sus tierras. Todas estas voces hablan de la misma preocupación: el sufrimiento de la Tierra y el sufrimiento de los pobres.
A medida que avanzamos en nuestras conversaciones sobre el extractivismo, nos involucramos en el proceso familiar del diálogo contemplativo. Entablaremos un diálogo contemplativo en cada sesión y a veces varias veces dentro de una sesión.
La primera sesión: VER: Escucha profunda
La segunda sesión: JUZGAR: Reflexión profunda
La tercera sesión: ACTUAR: Transformación profunda
Este proceso nos ayudará a centrarnos a través de la escucha profunda y el silencio interior. Buscamos crear en nuestro interior y entre nosotros un lugar de atención que nos sitúa en nuestra interconexión comunitaria. Es en este círculo donde crearemos un espacio para nuevas formas de ver y conocer. Nos abrimos para que surja algo nuevo. Este es en un momento kairós en el que buscamos la metanoia, una conversión del corazón.
Algunos recordatorios útiles al entrar en nuestro diálogo contemplativo. Presta atención a lo que tiene un profundo significado para ti. Abre tu cuerpo para sentir el impacto de la participación de los demás. Deja ir lo que ya conoces para que algo nuevo pueda surgir. Recuerda que nos transformamos por las conversaciones que nunca hemos tenido antes.
A medida que participamos en el proceso, recuerda ser breve al hablar, comparte lo que importa en unas pocas frases. Habla al centro, no a un individuo. Mientras escuchas, mira al que está hablando. Escucha sin pensar en lo que vas a decir. Relájate y retiene ligeramente tus propios entendimientos.
SILENCIO. El proceso comienza con un período de silencio (es útil que algunos participantes sepan la cantidad de tiempo que dura el silencio. Si el tiempo excede los 10 minutos, deja tiempo para caminar en silencio ya que algunos participantes se centran mejor con el movimiento).
INTERCAMBIO. Después del silencio, otorga un tiempo para compartir brevemente cómo cada persona está llegando a este momento.
Aquí, el convocante plantea una pregunta e invita a cada participante a responder brevemente. (El propósito aquí es crear un espacio de confianza y conexión entre los participantes para llevar al grupo a un nivel más profundo).
¿Qué se ha quedado contigo o ha tocado tu corazón mientras escuchabas y reflexionabas?
DIÁLOGO. Entonces el convocante cambia el grupo a un período de silencio, tal vez con música instrumental. Una vez más, es útil para algunas personas anunciar la duración del tiempo de reflexión. Una vez que el tiempo de reflexión parece suficiente, comienza el diálogo. Aquí el grupo examinará las preguntas planteadas en una sección particular de una sesión.
Podría ser útil proporcionar un breve período de silencio en la transición entre las preguntas.
Durante el diálogo, cada persona debe recibir la oportunidad de compartir antes de que cualquier otra persona hable por segunda vez. Es útil animar a los participantes a que se basen en los conocimientos de los demás, contribuyan con sus propios conocimientos y sean conscientes del surgimiento de la sabiduría compartida.
El diálogo se detiene cuando hay un final natural.
PERSPECTIVA. El convocante concluye el proceso invitando a cada persona a compartir en dos preguntas:
¿De qué manera has experimentado este proceso de intercambio?
¿Qué notaste sobre lo que se estaba creando a través del diálogo?
En 2017 en Buffalo, Nueva York, el Sexto Capítulo del Instituto se reunió para discutir cómo podríamos transformarnos hacia una mayor integridad de palabra y obra. Afirmamos las diversas formas en que podríamos fortalecer nuestras relaciones con los demás. Nos desafiamos a nosotras mismos a abrazar nuestros Asuntos Críticos más plenamente utilizando el lente de la no violencia. Por último, nos comprometimos de nuevo a escuchar y responder a los gritos de la Tierra y a los gritos de los pobres.
Escuchamos el llamado de nuestro mundo que sufre. El empobrecimiento de los pueblos, la devastación de la Tierra y las opresivas normas sociales y sistemas hoy nos llaman a actuar…A intensificar nuestros esfuerzos para alinear nuestras inversiones con nuestros valores y especialmente hoy, necesitamos educarnos y actuar contra las industrias extractivas que están destruyendo personas, comunidades y la tierra.
Declaración del Renovado Compromiso del Capítulo 2017
Este proceso de reflexión teológica es una respuesta a la identificación por parte del Capítulo de un asunto crítico conocido como el extractivismo. El extractivismo se refiere al proceso de extracción de materias primas (minerales, metales y petróleo) de la Tierra de tal manera que destruye irreparablemente los ecosistemas vitales, la tierra y el agua, y afecta gravemente a la calidad del aire. Los efectos incluyen:
devastar comunidades y culturas,
desplazar a las personas de sus hogares y tierras, a menudo mediante la fuerza o la coacción,
y la escalada de las crisis de salud pública con nuevas enfermedades y dolencias.
Estos efectos profundizan el sufrimiento de las personas pobres y vulnerables. Las industrias extractivas suelen lograr sus objetivos manipulando estas comunidades con promesas de trabajo y una vida mejor.
En el proceso que sigue, tratamos de comprender más profundamente cómo el extractivismo está afectando toda la comunidad de vida, incluyendo a los ecosistemas y a las comunidades que viven en ellos. Buscamos entender cómo somos cómplices de la destrucción de estos ecosistemas a través de nuestras acciones individuales y comunitarias. Como se indica en nuestro Renovado Compromiso del Capítulo 2017, se nos llama a actuar contra las normas y sistemas sociales opresivos que conducen a la destrucción de la Tierra y al empobrecimiento de los pueblos. El asunto crítico del extractivismo nos desafía más que nunca a una conversación más profunda sobre nuestros valores. Buscamos alinear nuestras inversiones con nuestros valores. Esto requiere una conversación profunda sobre nuestros valores, sobre el proceso de cómo y en qué invertimos, y sobre cómo nuestras inversiones hablan de nuestros valores.
Obligadas por el llamado de Dios a una nueva conciencia, se nos motiva a reclamar más profundamente nuestra interrelación dentro de una comunidad de vida. Buscamos responder de manera concreta a nuestra crisis ecológica. En particular, nos atrae entender de qué manera el extractivismo nos afecta a todos, incluso a los más vulnerables. Estamos especialmente llamadas a escuchar profundamente cómo el extractivismo afecta a la tierra, el aire y el agua de las comunidades de color y los pueblos indígenas. Somos llamadas y desafiadas a explorar los sistemas opresivos que permiten el extractivismo y cómo nuestras formas habituales de pensar y actuar contribuyen a la práctica del extractivismo. Además, nos vemos obligadas a comprometer nuestra voz profética corporativa en la cuestión: ¿Cómo elegimos permanecer juntas como un todo unificado en el asunto crítico del extractivismo?
Para responder a los desafíos de estos tiempos, empezamos por escuchar profundamente las experiencias de las personas traumatizadas y más afectadas por el extractivismo y nuestras propias experiencias. Reflexionamos y aprendemos de estas experiencias colocándonos bajo una nueva luz. El proceso de transformación comienza cuando experimentamos lo inesperado en nosotros mismos y en la vulnerabilidad del otro.
Estos encuentros internos y externos alteran nuestras maneras habituales de pensar y actuar. Empezamos «a ver lo que hemos hecho invisible». De hecho, cuando somos «quemados por una experiencia», nos vemos obligados a cambiar y dirigirnos hacia un cambio sistémico. Comenzamos a darnos cuenta de que los pequeños pasos de nuestra propia transformación nos mantienen involucradas personalmente en nuestras decisiones comunitarias más grandes. Una voz profética y comunitaria no es suficiente en un mundo en el que la oferta y la demanda conforman las fuerzas que atrapan a los vulnerables.
Entre los vulnerables se encuentran los pueblos indígenas rurales que luchan contra la contaminación de sus aguas, tierras y aire por parte de las empresas; la población urbana empobrecida económicamente que lucha por adquirir los alimentos diarios; y los refugiados que huyen de situaciones desesperadas a menudo atrapados en espacios fronterizos. No puede pasar desapercibido que la mayoría de estas comunidades son afroamericanas, indígenas y otras personas de color. La Tierra es particularmente vulnerable, asfixiada por el brusco consumo humano y la codicia multinacional.
Llamado de Dios a una Nueva Conciencia: Conversaciones sobre el Extractivismo
Nuestras conversaciones sobre el extractivismo nos llaman a buscar una unión más intensa con Dios a través del diálogo contemplativo y un proceso cíclico de transformación. En este tiempo de kairós, Dios nos reúne para hacer oír nuestra voz profética. Al entrar en diálogo unas con otras, buscamos aprender más sobre el extractivismo y los sistemas que lo mantienen y sus efectos, y avanzamos hacia una transformación que nos lleva a la acción común. A través de nuestra acción profética comunitaria, nos desafiamos a nosotras mismas: ¿Cómo elegimos permanecer juntas como un todo en el grave problema del extractivismo?
Nuestras conversaciones adoptan un enfoque integral, comprometiéndonos de tres maneras:
escucha profunda en la que escuchamos experiencias personales y comunitarias relacionadas con los efectos del extractivismo en la vida;
reflexión profunda basada en nuestra teología y nuestro análisis social sobre estas experiencias y las causas y efectos fundamentales del extractivismo; y
transformaciónprofunda al discernir cómo actuar en este momento.
Nos basaremos en perspectivas interculturales e interdisciplinarias que desplazan el poder de las visiones del mundo y teologías occidentales dominantes. Buscaremos involucrar todo el cuerpo: mente, corazón, carne, manos y pies, entendiendo que el conocimiento no se localiza exclusivamente en la cabeza, tampoco en hechos y cifras y datos científicos. Somos convocadas a escuchar las historias que nos revela todo nuestro cuerpo. Aún así, no podemos desestimar los datos empíricos, ya que esta información nos muestra lo que nuestros cuerpos no: el veneno invisible en el río cristalino mientras baja de la montaña, las toxinas invisibles del aire que no oscurecen la vista de los árboles verdes que se balancean o los contaminantes ocultos en una manzana deliciosa y crujiente.
Comenzamos escuchando profundamentela experiencia (nuestra realidad vivida y la realidad vivida desde la perspectiva de los pueblos, comunidades y la Tierra, todos afectados por las industrias extractivas). La escucha profunda implica escuchar con el corazón. Al reflexionar sobre estas experiencias avanzamos más hacia lo profundo. La reflexión profunda implica dejar de lado las ideas y normas preconcebidas para poder abrirnos a las formas de interpretación de la realidad de los demás, lo que nos obliga a profundizar en la comprensión de las causas fundamentales y los efectos reales del extractivismo. Juntas basaremos nuestra mirada en la teología ecofeminista de la liberación en lugar de la mirada teológica dominante del Norte global. Esta mirada nos hace salir de los límites y dominaciones de los procesos analíticos occidentales para incluir sabiduría, experiencias y medios (por ejemplo, arte, poesía, cuentos y canciones) significativos para quienes viven en los márgenes de la sociedad. La perspectiva de una teología ecofeminista de liberación se ha levantado desde el seno del sur global en su lucha contra las intervenciones del norte global, y nos obligará a ver de maneras diferentes.
Escuchando y reflexionando profundamente, identificamos las maneras en que somos llamadas a responder. Nos comprometemos con los deseos de Dios para una comunión más profunda entre nosotras y Dios, una comunión más profunda con nuestro prójimo, especialmente con las personas que han sido empobrecidas por las industrias extractivas, y una comunión más profunda con la Tierra y toda la creación. A través de este proceso, continuamente somos llamadas a un cambio, personal, comunitario y corporativo, para ser solidarias y responder a las necesidades de los vulnerables y marginados. Trabajar verdaderamente para ser una institución antirracista requiere de una recentralización de las historias y experiencias que impulsan nuestra toma de decisiones, una transformaciónverdaderamente profunda.
Este triple proceso requiere escucha profunda, reflexión profunda, y transformación profunda y nos obliga tanto a nivel personal como comunitario a responder al llamado de Dios para una nueva conciencia. No es una progresión lineal, sino un movimiento circular que se profundiza escuchando y reflexionando, y volviendo a nuestras experiencias, y profundizando aún más a medida que el ciclo progresa a través de nuestra conversación juntas y llegamos a un lugar de transformación.
La resistencia al cambio y el poder de los hábitos
La resistencia al cambio, el poder de los hábitos y nuestro apoyo a los sistemas de explotación son algunos de los mayores obstáculos a los que nos enfrentamos mientras intentamos transformarnos a nosotras mismas, nuestra comunidad y nuestro mundo. Para efectuar un cambio verdadero, necesitamos comprender e iniciar el cambio y la transformación dentro de nosotras mismas mientras buscamos también el cambio y la transformación en el mundo. No podemos desafiar al extractivismo si al mismo tiempo lo apoyamos con nuestros hábitos diarios. El miedo y la complejidad de la cuestión pueden paralizar nuestras respuestas, a menos que sigamos el ejemplo de los más afectados y sus respuestas creativas que ya están en marcha para abordar los problemas del extractivismo. En pocas palabras, hay esperanza y un camino a seguir.
Como Misericordia, renovamos continuamente el compromiso con nuestros Asuntos Críticos: La Tierra, la inmigración, la no violencia, el racismo y las mujeres. Diariamente nos desafiamos a nosotras mismas a reflexionar sobre nuestras formas habituales de pensar y actuar y, a veces, elegimos dejar de lado hábitos viejos y formar otros nuevos que sean beneficiosos para el bien común. Nos comprometemos en esta transformación personal cuando rezamos, elegimos lo que compramos y cómo vivimos nuestras vidas cotidianas y dónde decidimos invertir de manera colectiva; nos educamos a nosotras mismas y a los demás para abordar nuestros Asuntos Críticos; abogamos con legisladores y dirigentes; e invertimos nuestros recursos para lograr un cambio sistémico.
Profundizar nuestro compromiso para transformar el estilo de vida
En el 2019-2020 se revelaron dos crisis medioambientales graves de nuestros tiempos. En el 2019 los incendios en la selva amazónica, conocida como el pulmón del planeta, aumentaron. La tierra, impulsada por intereses económicos, fue y sigue siendo desmantelada para actividades ganaderas y extracción de minerales. La primera carretera construida en lo profundo del Amazonas ha preparado el terreno para la destrucción masiva de bosques antiguos y la intrusión sustancial en tierras de pueblos indígenas. Los horrores perpetrados a las comunidades indígenas condujeron al llamamiento del papa Francisco para el Sínodo del Amazonas (6-27 de octubre de 2019). Los obispos se reunieron para escuchar los ruegos de la gente que vivía y trabajaba en el Amazonas. La iglesia se vio llamada a nuevos caminos de transformación.
A principios de marzo 2020, nos enfrentamos a la crisis sin precedentes de una pandemia mundial. Un nuevo coronavirus (COVID-19) asechaba al mundo. Nuestros hábitos diarios fueron afectados y nos vimos forzados a desarrollar nuevos comportamientos. Mientras estábamos obligados a quedarnos en casa, la Tierra se recuperaba de a poco debido a nuestra falta de actividad en ella. La reducción de las emisiones de gases en todo el mundo dio lugar a un aire más limpio, devolviendo las vistas de nuestro mundo antes oscurecidas por la bruma. Pero los comportamientos que adoptamos hoy pueden no ser hábitos nuevos eco amigables con la Tierra una vez que desaparezca el COVID. Y de esa manera, el calentamiento global seguirá su curso.
La densidad de la población humana y su necesidad de alimentos y energía se intensificará a medida que la destrucción del mundo natural aumente. Los humanos y sus comunidades insistirán en sobrepasar los límites e invadirán los hábitats de la vida silvestre. Como resultado, veremos no sólo la destrucción de tierras naturales y bosques como vimos en el Amazonas, sino una amenaza continua y un aumento en la frecuencia de virus más mortíferos que se originan cuando los humanos y los animales domésticos «se reúnen» con la vida silvestre. Virus tales como el MERS y el SARS, y probablemente ahora el infame COVID-19, se han vinculado de alguna manera a encuentros entre humanos con murciélagos. Hoy en día, el COVID-19 amenaza a comunidades afroamericanas e indígenas con tasas alarmantes de infecciones y muertes.
Es probable que los virus cambien nuestro mundo más aún en los años venideros, mientras que el cambio climático y la actividad humana sigan alterando los ecosistemas.
Una tercera crisis, aunque no una realidad nueva, nos desafía. El movimiento Black Lives Matter ha puesto en tela de juicio el racismo sistémico que existe hace tanto tiempo en los Estados Unidos y, en particular, el racismo perpetrado contra las comunidades afroamericanas. La violencia racial, primero alimentada por la brutalidad histórica de la esclavitud, fue seguida por las leyes de Jim Crow y los multitudinarios linchamientos que dieron fuerza al racismo sistémico y a la segregación racial. El movimiento Black Lives Matter hace visibles las persistentes formas de racismo que aún están presentes en nuestros días, especialmente el racismo inherente a nuestros sistemas judicial y policial. El racismo medioambiental y el racismo incrustado en las estructuras financieras y en el modelo de desarrollo extractivo se ven reflejados en viviendas asequibles y escuelas que sirven a las comunidades afroamericanas generalmente ubicadas en antiguos vertederos de productos químicos y residuos. En una zona denominada Callejón del Cáncer, industrias de Louisiana siguen diezmando la salud de las comunidades afroamericanas a lo largo del río Mississippi. Las condiciones de salud subyacentes y la falta de acceso a una atención médica asequible suman a los efectos del racismo sistémico. Los afroamericanos han muerto en números desproporcionados a causa de COVID. Miles de personas se han unido al movimiento Black Lives Matter para desafiar estas formas de racismo estructural, sistémico y ambiental.
Al luchar contra la destrucción del Amazonas y el COVID, y al unirnos al desafío de abordar el racismo personal y sistémico, nos enfrentamos también a las fuerzas sin paliativos de las industrias extractivas. El extractivismo desenfrenado toma muchas formas, y afecta a toda la red de ecosistemas, incluyendo el nuestro. La extracción de minerales y energía, o de mano de obra humana (monocultivos), o de miembros de la comunidad de la vida perturba gravemente e incluso destruye ecosistemas. Derivan en el envenenamiento del agua, la tierra y el aire y el desplazamiento de comunidades enteras. Los más vulnerables (la tierra, los trabajadores, los desplazados, etc.) son considerados prescindibles, pero el mayor daño lo sufren los ya marginados por la raza, etnia y el dinero. La extracción de minerales y energía no se puede reponer. No hay un ciclo de vida, no hay plantación ni replantación del ciclo alimentario, sólo existe la explotación de los recursos limitados de la Tierra. Con el extractivismo, los ecosistemas seguirán cambiando radicalmente, incluso destruyéndose, acelerando la emergencia climática y sus efectos.
Mientras luchamos para hacer frente a nuestra emergencia climática, al COVID, al racismo y al extractivismo desenfrenado, debemos seguir comprometiéndonos con las conversaciones y decisiones difíciles y la reformulación de nuestro entendimiento. Es muy difícil cambiar valores y hábitos y sostener nuevos cuando lo hacemos sin apoyo y cuando escuchamos predominantemente a la voz más fuerte y a las industrias extractivas que siguen defendiendo el negocio de las extracciones. Es importante compartir el proceso por el que nos desafiamos y cambiamos, pero hacerlo de una manera que nos inspire. Es el cambio lo que nos inspira y nos mantendrá comprometidas y entusiasmadas, mientras que el cambio por miedo y ansiedad sólo servirá para paralizarnos.
Estamos en un nuevo tiempo de kairós. Debemos despertar o arriesgarnos a perder algo para siempre. Este rincón de esperanza nos impulsa a avanzar para no quedarnos estancadas en el miedo y la ansiedad. Nos regocija recordar que hemos estado aquí antes y podemos hacerlo de nuevo. Esta vez profundizamos en nuestras transformaciones; esta vez buscamos una transformación más profunda. Comenzamos explorando los valores e inspiraciones subyacentes que ya nos han hecho cambiar alguna manera habitual de pensar y actuar. Nos preguntamos: ¿De qué maneras hemos cambiado y profundizado nuestra conciencia a favor del bienestar de la Tierra? ¿De qué maneras nuestras acciones presentes han llevado a cambios más profundos?
Llamado a una Nueva Conciencia: El Camino de la Transformación
Como comunidad, continuamente nos hemos comprometido a profundizar nuestro compromiso con la transformación. Anhelamos vivir en una relación buena con todos los pueblos y con toda la creación y esto nos obliga a buscar una nueva manera de ver, una nueva conciencia. En este momento, somos parte de un sistema global que perpetúa los efectos destructivos de las industrias extractivas junto con su devastador impacto en las personas, comunidades y la Tierra. El negocio principal y el modelo de desarrollo extractivo de empresas de combustibles fósiles y empresas mineras son intrínsecamente peligrosos para las personas, comunidades y la Tierra. Tiene efectos devastadores en el agua, la tierra, el aire, la biodiversidad (80% de pérdida a nivel mundial), en la propia fuerza vital de la Madre Tierra. Es una de las causas principales de nuestra crisis climática. El respeto a nuestra interdependencia con toda la creación es destruido por las industrias extractivas.
Los pueblos indígenas, que han vivido durante miles de años en las tierras de la actual América Latina, son víctimas del extractivismo. Han sufrido amenazas de muerte, asesinatos de líderes y familiares queridos, junto con la destrucción y el envenenamiento de su tierra, aire y agua. Comunidades enteras han sido forzadas a abandonar sus hogares y tierras. Las comunidades afroamericanas, mestizas e indígenas de Estados Unidos deben elegir entre su propia salud física o tomar decisiones, a veces económicamente imposibles, de abandonar una zona cuando las empresas de combustibles fósiles toman decisiones sin tener en cuenta el impacto medioambiental.
El llamado a una nueva conciencia es desafiante. Implica salir de nuestras estructuras habituales de pensamiento y acción para muchas de nosotras impulsadas por el pensamiento y modelos económicos occidentales. Implica involucrarse en nuevas experiencias que nos inquieten y llamen a escuchar profundamente lo que provocan en nuestro interior. Y nos llama a examinar de manera crítica las ideologías, prejuicios y suposiciones que forman nuestra visión del mundo.
Las preguntas emanan de nuestros corazones: ¿Por qué es difícil salir de mi zona de confort? ¿Qué me mantiene allí? ¿Qué me atrae si me dejo llevar? ¿Qué me da alegría cuando elijo de manera diferente? ¿De quiénes son las historias que no escucho? ¿Qué me demanda un compromiso con la integridad climática en este momento? Nos llama a una solidaridad más comprometida, especialmente con los afroamericanos, indígenas y la gente de color, que se ven afectados desproporcionadamente por las industrias extractivas. Nos demanda reclamar la reivindicación de nuestra interdependencia y armonía con la Tierra y comprender profundamente el impacto devastador de las industrias extractivas en el florecimiento de toda la comunidad de la vida.
El camino hacia una nueva conciencia nos expone de maneras vulnerables para que podamos escuchar, centrar y responder a los gritos de los pobres y de la Tierra. En este camino de pequeñas transformaciones, nos encontraremos cambiando nuestras formas habituales de comprender, pensar y actuar. El cambio sistémico no comienza con una gran transformación; comienza con una nueva comprensión y estas pequeñas transformaciones. Mientras avanzamos para hacer oír nuestra voz profética y comunitaria junto con nuestras acciones proféticas, recordamos que una transformación más profunda debe ser sostenida por nuestra solidaridad con los más afectados por las industrias extractivas y por una comunidad comprometida y solidaria. Este tipo de transformación profunda nos llama a vivir juntas de una manera más consciente a nivel individual, comunitario y corporativo.
Entonces, ¿cómo comenzamos este camino hacia una nueva conciencia? ¿Y cómo potenciaremos nuestra nueva conciencia a través de actos de solidaridad con la Tierra y sus pueblos sufridos?
Bienvenidos a Despertar a una Nueva Conciencia — un proceso de reflexión teológica en todo el Instituto que ha sido cuidadosamente diseñado como una oportunidad única para unirse como una familia de Misericordia para:
Escuchamos el río contaminado que ya no puede respirar de las toxinas que se han filtrado desde una empresa extractiva.
Escuchamos a los padres y madres que han visto a sus hijos sufrir y morir ya que la única agua accesible está ahora contaminada más allá de su uso.
Somos la especie de aves que se han quedado sin hogar ya que los bosques se han nivelado debido a las industrias extractivas.