Por la Hermana Anita Siufi
“En un mundo de plástico y ruido, quiero ser barro y silencio”
-Eduardo Galeano (reconocido periodista y escritor uruguayo)
Hace siglos que nuestra civilización eurocéntrica se siente y se piensa separada, diferente y superior a la Naturaleza o la Madre Tierra. Esta forma de autopercepción nos hace ver la Tierra como “Medio Ambiente”, algo exterior a nosotrxs. La realidad es que somos tierra, aire, minerales, agua, energía, sol y estrellas, somos “un junco que piensa”.
Vivir en armonía con la naturaleza es recuperar la armonía con nuestro propio ser, reconocernos comunidad con los seres humanos y no humanos, buscando el buen convivir con todo el territorio, nuestra biorregión, nuestro ecosistema. Conociéndolo, valorándolo y respetándolo para cuidar y regenerar la vida. Por eso hay que decir “basta” a la mercantilización de la vida, a la búsqueda insaciable de lucro a cualquier precio, incluso el de explotar y destruir los territorios y sus comunidades.
Hoy, en Día Mundial del Medio Ambiente, lxs invito a recordar algunas acciones para cuidar nuestra Madre Tierra:
- Admirar y respetar su belleza, su regeneración y su sacralidad.
- No contaminarla, preservar la diversidad, no matar vidas.
- Separar la basura y enterrar los residuos orgánicos. Reciclar, reparar, reusar.
- Para trasladarnos usar bicicletas, trenes, caminar más.
- Hacer huerta, plantar árboles, guardar las semillas de frutas o flores y arrojarlas en espacios verdes.
- Exigir en las ciudades más espacios verdes, cuidar y limpiar los ríos, lagos, mares.
- Comprar alimentos locales, adquirir los que menos plásticos tengan. Usar bolsas de tela. Reducir el consumismo.
- Educarnos sobre los temas ecológicos, el extractivismo, los transgénicos. Y educar a los demás.
- Conocer los derechos ambientales, unirme a grupos/organizaciones que los defienden.
Una ecología integral también está hecha de simples gestos cotidianos donde rompemos la lógica de la violencia, del aprovechamiento, del egoísmo. A fin de cuentas, un mundo de consumo exacerbado es al mismo tiempo un mundo que maltrata la vida en todas sus formas…El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo. Por lo tanto, hay un significado místico en una hoja, en un camino en la montaña, en el rocío, en el rostro del pobre…” Laudato Si