Por Ronia Linton, alumna de último año de secundaria de Artes Liberales Madre McAuley, Chicago
El padre John Augustus Tolton nació el 1º de abril de 1854 en Brush Creek, Misuri. Al inicio de su vida tuvo muchas cosas en su contra, incluso comenzar su vida sin los derechos otorgados por Dios a la libertad e igualdad.
Augustus fue esclavo de una familia católica blanca durante la Guerra Civil. Su padre, Peter Paul, escapó de la esclavitud para unirse al ejército de la Unión, mientras que su madre, Martha, permaneció bajo el control de sus dueños. Augustus fue criado en la Iglesia católica romana, pues su madre había sido bautizada católica porque sus dueños eran de esta fe. Augustus mantuvo un profundo amor por Jesucristo en su corazón, a pesar de las dificultades que enfrentó en su infancia. En 1863, su familia pudo escapar de la esclavitud cruzando valientemente el río Misisipi hasta Illinois. Al alcanzar la libertad, su madre le dijo: «Eres libre. Nunca olvides la bondad del Señor». Augustus recordaría siempre la bondad, la gracia y la misericordia de Dios.
Aunque el conflicto racial marcó su vida, Tolton se dedicó siempre a servir a la Iglesia católica. Con el apoyo del padre Peter McGirr, pudo asistir a la escuela de San Pedro en Quincy, Illinois, en aquella época una institución exclusiva para blancos católicos. Durante sus estudios, se preparó para recibir su primera comunión. En 1880, tras graduarse de secundaria y de Quincy College, comenzó su preparación sacerdotal en Roma. Muchos de sus maestros destacaron que era un excelente estudiante, pues todo lo hacía para glorificar a Dios. Además de su inglés natal, aprendió a hablar con fluidez alemán, latín, italiano, griego y algunos dialectos africanos, y también era un músico talentoso con una hermosa voz.
En 1886, después de finalizar el seminario fue ordenado sacerdote a la edad de 31. Su deseo era servir como misionero en África, pero fue asignado de regreso a Estados Unidos para servir a la comunidad católica negra. Así el padre Augustus Tolton se convirtió en el primer sacerdote negro del país. Celebró su primera misa pública en la iglesia de San Bonifacio de Quincy, Illinois. Asumió la responsabilidad como párroco de la iglesia y la escuela católica de San José, en donde enfrentó la discriminación y el racismo, lo que le llevó finalmente a trasladarse a Chicago para cumplir su vocación. Allí fundó la iglesia de Santa Mónica, iglesia madre de la comunidad católica negra en la arquidiócesis de Chicago. Pasó su tiempo en Chicago sirviendo a pobres y enfermos, alimentando a hambrientos y ganando almas para Dios.
El padre John Augustus Tolton falleció en 1897, a los 43 años, mientras se encontraba en un retiro, pero dejó un legado perdurable. En su honor se construyó en Columbia, Misuri, la Escuela Secundaria Católica Regional Padre Tolton, en donde su lema sigue inspirando a todos: «No sigas el camino trillado. Ve en cambio adonde no hay camino y abre una senda».
Es profundamente inspirador ver cómo, a lo largo de la vida del Padre Tolton y pese a todas sus pruebas y tribulaciones, nunca dejó de fortalecer su fe en Dios. Aunque murió muy joven, alcanzó todos sus propósitos gracias a esa fe. Es inspirador que las palabras de su madre las convirtiera en una afirmación diaria. Durante su vida, no sólo sirvió como líder espiritual, sino también como modelo de resiliencia, inclusión y compasión en la lucha por la igualdad y la justicia raciales. El Padre Tolton nos enseña el poder de la fe inquebrantable, la perseverancia y la importancia de construir comunidades inclusivas que eleven a todas las personas, independientemente de su raza o procedencia. Todas estas son cualidades y características que me esfuerzo por emular en mi propia vida, en especial como estudiante de una institución de la Misericordia. Reconocer hoy a católicos negros como santos y santas pone de relieve su fe y su resistencia, ofreciendo inspiración y justicia en medio del racismo histórico, al tiempo que fomenta la inclusión y la representación en la Iglesia.