Con el corazón quebrantado, nos unimos a las madres y padres y a todos los seres queridos que lloran a los niños y profesores cuyas vidas fueron brutalmente arrebatadas en la escuela de Uvalde, Texas. Estamos en solidaridad con la comunidad de Uvalde, que debe soportar esta trágica carga y pérdida. Nos afligimos, pero no como los que no tienen esperanza. Y rezamos porque creemos que hay otra forma de vivir, una forma arraigada en el amor, en la fe, en la no violencia, y una forma que considera sagrada toda vida humana y que considera todas las comunidades amadas.
Aunque ofrezcamos nuestra solidaridad mediante el lamento y la oración, nos negamos a aceptar un mundo en el que se ofrezcan pensamientos y oraciones sin un cambio político significativo para abordar la crisis de la violencia con armas de fuego en este país. Mientras lloramos junto a las familias y la comunidad de Uvalde y a los que siguen llorando en Buffalo, renovamos nuestro llamamiento a las legislaturas estatales y al Congreso para que promulguen leyes más integrales que limiten el acceso a las armas mortales.
En Misericordia,
El Equipo de Liderazgo del Instituto de las Hermanas de la Misericordia de las Américas
Hermana Patricia McDermott, Presidenta
Hermana Patricia Flynn
Hermana Judith Frikker
Hermana Anne Marie Miller
Hermana Áine O’Connor