edad 93
Hermana Mary Kenneth McGuire fue una Hermana de la Misericordia por 69 años. Nació y creció en la ciudad de Baltimore, donde asistió a la primaria Santa Ana en la Avenida Greenmount y le enseñaron las Hermanas Escolares de Notre Dame. La familia vivió en la parroquia de Santa Ana y Hermana Kenneth recordaba, cuando ya estaba anciana, una feliz infancia en una familia cariñosa y vecindario unido. Gracias a una beca, pudo asistir a la Preparatoria Monte Santa Inés, donde conoció a las Hermanas de la Misericordia por primera vez. Logró obtener dos licenciaturas en historia y educación en la Universidad Monte Santa Inés. Durante esos años, hizo muchas amistades que duraron toda la vida y se acercó más a algunas de las hermanas de la Misericordia.
La meta de Hermana Kenneth estaba clara en su mente: se educó para ser maestra, y enseñar fue lo que iba a hacer. No tenía ningún deseo de ser Hermana de la Misericordia, a pesar de las opiniones de sus amigas hermanas. Sintió que tuvo que «correr de una vocación» cuando Hermana Mary Xavier Higgins le dijo que «Dios te está llamando». Sin embargo, la joven Kitty McGuire siguió su meta y empezó a enseñar en una escuela pública en Baltimore. Amaba a sus estudiantes y se sintió respetada y apreciada por el personal profesional de la escuela. Más tarde recordó que estaba contenta en su trabajo, pero a la vez, insatisfecha. Habló con Hermana Mary Kathleen Moore, quien le sugirió que tal vez «debería estar enseñando para el Señor». Y así, la vocación de Hermana Kenneth salió a la luz y entró a las Hermanas de la Misericordia en Mount Washington en 1952.
Pronto, se convirtió en Hermana Mary Kenneth, un nombre que conservó toda la vida, como tributo a su padre, Canice, la versión irlandesa de Kenneth. A los 25 años, fue la mayor de su grupo de novicias, pero la primera en empezar su ministerio. Ya educada y con experiencia como maestra, enseñó en Baltimore en la Escuela de Monte Washington para Niños, Escuela Primaria de Monte Santa Inés y en la Escuela de Negocios de San Pedro. Recordó que servir en San Pedro fue «muy especial» porque San Pedro era como «la cuna de la Misericordia en Baltimore». Estaba contenta de volver allí más tarde, aunque no fue como maestra de clases.
Unos años después, llamaron a Hermana Kenneth a salir de su aula de clase para empezar un nuevo ministerio en administración en la universidad donde ella asistió, Monte Santa Inés. Tuvo varios puestos allí, inclusive secretaria, directora de admisiones, directora de actividades estudiantiles, adjunta de decana de estudiantes y coordinadora del Edificio Atkinson. Durante esos años, aunque no estaba enseñando formalmente, sintió que sus interacciones con jóvenes estudiantes de la universidad fueron «como enseñar sobre la vida», trabajo que la mantenía «joven y actualizada».
En 1974, dejó la universidad y se mudó a La Villa, en ese tiempo el hogar de jubilación de la Misericordia en Baltimore, pero no para jubilarse. Por los próximos cuatro años, mantuvo todo funcionando sin tropiezos como Administradora de La Villa. Entonces, la carrera de Hermana Kenneth la devolvió a la parroquia San Pedro Apóstol. Allí hizo trabajos administrativos y gerenciales por casi una década y luego siguió como asociada pastoral.
Al considerar sus varios ministerios a través de 40 años, todos en su ciudad natal, Baltimore, su último ministerio activo fue el más sorprendente. En 2004, Hermana Kenneth se reunió con su amiga cercana Hermana Judith Schmelz en Georgetown, Guyana donde vivió y sirvió en donde fuera necesario por otra década antes de jubilarse en 2015. En su jubilación, recordó esos años como misionera como su tiempo más feliz como Hermana de la Misericordia. En una entrevista en 2004, Hermana Kenneth dijo que no recordaba ningún momento en su vida o ministerio cuando no fuera feliz. Simplemente se describió como «siempre alegre».