Por la Hermana Mary Pendergast
Aunque la Misericordia trabaja constantemente por la justicia, no siempre vemos resultados positivos en nuestros esfuerzos, por muy heroicos que sean. Pero aquí hay un testimonio de victoria. ¡Puede ocurrir de verdad!
En agosto de 2015, la gobernadora de Rhode Island, Gina Raimondo, invitó a un promotor inmobiliario de Chicago, Invenergy, a construir una central eléctrica de gas/diésel de 1.000 millones de dólares en los bosques de Burrillville, prácticamente en el corazón de un parque forestal estatal preservado. Fue una llamada de atención para mí, ya que acababa de regresar de mi peregrinación a las Arenas de Alquitrán en Alberta, Canadá. Ver la enorme destrucción en el bioma forestal más grande del mundo me cambió. No soy la misma, ni lo seré nunca.
Enterarme de que mi propio estado estaba acogiendo un tipo similar de devastación de nuestra Tierra y tratando las emisiones de metano que contribuyen al cambio climático como mero botín de negocios me impulsó a encontrar otros dispuestos a luchar contra Goliat. El primero que se convirtió en aliado fue FANG (Fighting Against Natural Gas – Luchando contra el gas natural), que nos capacitó a un pequeño grupo de nosotros para la desobediencia civil. Luego FANG planeó un desfile para despertar a los residentes de Burrillville a una instalación que los promotores daban por sentado. En el desfile, otros siete activistas y yo cometimos un delito menor de intrusión al plantar bulbos de tulipán en la propiedad de la planta de energía propuesta. En la cárcel, conocí a algunas de las personas que serían mis compañeras casi a diario durante los próximos cuatro años.
«Birddogging» por la justicia
A medida que otras organizaciones se fueron sumando, nos unimos a ellas siempre que fue posible. Burrillville Land Trust (BLT [tierra en fideicomiso]) presentó un programa para «aprender los hechos» en cada pueblo y pidió a los concejos de 33 ciudades y pueblos que se opusieran a la construcción de la planta de energía. Cuando vinieron a Pawtucket, donde vivo, hablé en nombre de la oposición.
Una acción apasionante que realizamos durante un largo tiempo fue la técnica del «birddogging» (nota del traductor: técnica que consiste en asistir de forma insistente a los eventos de un político para manifestar oposición) a la gobernadora. Es decir, un pequeño grupo de nosotros trataba de aparecer en cada reunión pública que la gobernadora celebraba, sosteniendo en silencio nuestros carteles de «Save Burrillville» (Salven a Burrillville) y «No Power Plant» (No a la central eléctrica). Independientemente de si la gobernadora estaba en una conferencia de prensa en la Casa de Gobierno, en un campo universitario o en su propia campaña de recaudación de fondos, algunos de nosotros estábamos allí, manteniendo el tema vivo y presente frente a los medios de comunicación.
La decisión de construir o no construir se dejó en manos de una Directiva de Ubicación de las Instalaciones de Energía (EFSB – Energy Facility Siting Board) de tres miembros. Cada miembro de la directiva era nombrado por la gobernadora. En sus 30 años de historia, la EFSB nunca había rechazado el permiso para ninguna central eléctrica o estructura energética en el estado. En las reuniones públicas necesarias, cientos de personas pronunciaron discursos de tres minutos de duración en los que se oponían a la central eléctrica, presentando los puntos científicos sobre el clima, los niveles de emisión, los niveles de ruido, los niveles de contaminación lumínica, las especies en peligro de extinción que se verían afectadas, los problemas de salud de los residentes que ya habían sufrido un derrame de gas en el agua potable, y más. Sin respuesta de la EFSB, nunca tuvimos una idea de cómo iba todo.
Luego vino el año y medio de presentaciones en la EFSB por los abogados y testigos expertos de ambas partes. Esta vez, al público no se le permitió hablar, sino sólo sentarse y escuchar. Cada vez que queríamos quejarnos de un comentario, ¡sólo sosteníamos nuestros carteles más alto!
Una decisión fatídica
En el primer día de deliberación de la EFSB, que se esperaba que durara una semana o más, había tres cuestiones a discernir:
- ¿Se demostró la necesidad de la planta de energía?
- ¿Habría un daño ambiental inaceptable si se construyera?
- ¿Se justificaba el costo al contribuyente?
La directiva de la EFSB escuchó mientras uno de sus miembros meticulosamente desarrollaba todos los argumentos sobre la necesidad de la planta de energía. Entonces, de forma bastante inesperada, la presidenta dijo: «Presento una moción: Invenergy ha fallado en demostrar la necesidad. Todos los que estén a favor digan “sí”». Los otros dos miembros dijeron «sí», y se acabó, así de fácil. La EFSB pasó varios meses escribiendo una decisión meticulosa. Pasó el día para que Invenergy apelara, ¡y la gente de Burrillville había ganado una batalla de David contra Goliat!
¡La idea de que «se necesita un pueblo» no podía ser más cierta! Se necesitaron todos los niveles de participación durante cuatro años completos. ¡Pero valió la pena ganar una batalla a favor de nuestra Tierra!