Por Mark Piper, asociado de la Misericordia
Del rito del Bautismo: Ustedes, padres, que piden el Bautismo para sus hijos, deben darse cuenta de que contraen la obligación de educarlos en la fe, para que, guardando los mandamientos divinos, amen a Dios y a su prójimo, como Cristo nos enseñó [las palabras en negrita son mías]. ¿Se dan ustedes cuenta de la obligación que contraen? ¿Quién es tu prójimo?
En primer lugar, repasa la Parábola del Buen Samaritano y la explicación de Jesús de quién es prójimo y cómo es ser prójimo. Prójimo es cualquier persona, no importa lo lejos que esté de tu «grupo». Ser un buen prójimo exige Misericordi-ar.
Segundo, una lista parcial de quiénes son tus prójimos está en la mesa del Día de Acción de Gracias: El primo que se escabulle al sótano, los parientes que hablan más fuerte y más de lo que deberían, el invitado tímido, el borracho, la persona que quiere hacerte caer en la trampa de sus discursos políticos, y el adolescente que se niega a hacer la oración de acción de gracias antes de la comida. Toda tu familia, tus amigos, o tus seres queridos, sea cual sea la historia o los adjetivos que les asignes, en esta celebración, ellos son tu prójimo, y a través de nuestro bautismo hemos prometido amarlos. Todos ellos.
Tercero, vuelve a leer de la primera Carta a Corintios, el capítulo 13 para una explicación de lo que es y lo que no es el amor. El amor es paciente, es servicial, no es envidioso ni busca aparentar. Como tal, nuestras interacciones con los presentes el Día de Acción de Gracias deben ser las mismas. Convertir la paciencia y la bondad en palabras y acciones está cargado de peligros, particularmente cuando nos enfrentamos al prójimo que nos resulta molesto, que puede habernos hecho daño o que, en nuestros propios corazones de piedra, hemos decidido que no vale la pena nuestro tiempo. Todavía debes discernir cómo participar de manera constructiva y amorosa.
Cuarto, pregunta cómo puedes honrar tu promesa bautismal amando a tu prójimo el Día de Acción de Gracias. ¿Cómo puedes convertir en realidad los ideales de amor y los pensamientos de misericordi-ando? Dios nos ha bendecido con al menos siete maneras de amar a nuestro prójimo, según las obras de misericordia espirituales. (Se puede hacer una búsqueda en Google o algo parecido)..
- Dar consejo a quien duda, escuchando atentamente y sabiendo que no tienes las respuestas. Todos somos hijos de Dios, merecedores de respeto. Mira y busca el bien de la persona.
- Instruir a quien no sabe, comenzando contigo mismo. Reconoce tu falta de conocimiento; abstente de instruir. La mansedumbre y humildad son atributos de la piedad.
- Corregir a quien se equivoca, directamente, en privado, con la caridad y buena voluntad como tu motivación. Usa tu juicio prudente para saber cuándo no debes dar consejos y cuándo debes alejarte. No señales las astillas en sus ojos mientras descuidas las vigas en los tuyos. Si alguien dice algo ofensivo o inapropiado, usa palabras adecuadas. Mira el video sobre comunicación no violenta comunicación no-violenta (en inglés)..
- Consolar al triste, con la escucha atenta en persona, en la oración o en silencio. Perdona a quienes te ofenden con intimidad, no con despecho. Tu hombro puede ser un buen lugar para que alguien derrame sus lágrimas.
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.Escucha. Emplea el silencio y evita los intercambios triviales. Se llama Día de Acción de Gracias por una razón. Orienta tu actitud y tus respuestas hacia lo positivo, el agradecimiento./li>
- Perdonar las ofensas:Examina tu conciencia. ¿Alguien ha sido excluido de la lista de invitados debido a una disputa, rencor o pecado en el pasado? El perdón es muy íntimo, así que, si el día festivo en sí no es apropiado, es un recordatorio para alcanzar y conectar uno a uno, con el perdón como objetivo. Tal vez el café y el pastel de calabaza que sobró al día siguiente puedan servir de sustento para la difícil conversación.
- Orar por vivos y muertos: G.K. Chesterton comentó que: «La Biblia nos dice que amemos a nuestros vecinos, y que amemos a nuestros enemigos; probablemente porque son las mismas personas». Bromas aparte, no te olvides de rezar por aquellos con los que vives. Las fiestas pueden ser difíciles, ya sea porque un miembro de la familia ha fallecido recientemente o porque una pareja planeaba anunciar que estaba esperando un hijo, pero ha sufrido un aborto espontáneo. Puede ser útil recordar a un pariente querido que ya no está en la mesa.
No es necesario que participes en todas las conversaciones. De hecho, el silencio puede ayudar a evitar las ocasiones de pecado. Si no te das cuenta rápidamente cuando tu ritmo cardíaco se acelera o tu voz aumenta o tus palabras se cubren de sarcasmo, siempre es apropiado detenerse, respirar y disculparse. A lo largo de los años, un poco de sabiduría que me ha alimentado en las discusiones de drama familiar es esto: Primero, reza. Segundo, escucha. Tercero, pregunta, con autenticidad: «¿Puedes ayudarme a entender lo que quieres decir con eso?». Cuarto, escucha un poco más.
He escrito anteriormente sobre cómo emplear las obras espirituales en los medios sociales. Tanto en persona como en línea, es muy importante evitar el odio. Uno no siempre puede evitar la ira, y la ira puede incluso ser constructiva, pero el odio devora el amor. Cuando alguien dice o hace algo que es ofensivo o mezquino y quieres responder como Sansón a los filisteos, recuerda que la proporción entregada por Jesús para elegir entre perdonar o voltear las mesas es aproximadamente infinito-a-uno (a menos que seas matemático literalista y en ese caso es de 77 a 1 (Mateo 18, 21-22).
Al ser llamados a la comunidad para el día de Acción de Gracias, pondremos a prueba nuestro bautismo. Abundan las oportunidades para amar a Dios y al prójimo como Cristo nos enseñó. El Rito del Bautismo también incluye esta línea: «La comunidad cristiana te acoge con gran alegría». Que amemos y demos la bienvenida a nuestra familia y amigos —todos nuestros prójimos— con gran alegría y sin excepción en este Día de Acción de Gracias.