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Todo se ha cumplido, Todo está consumado

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 Por Hermana Edith González

Pensemos que estas palabras de Jesús no son un grito desesperado, sino al contrario, se trata de un grito de triunfo en el amor hacia la humanidad. La misericordia de Dios se ha derramado y nada es imposible para el que ama en la verdad. Misteriosamente todo se ha integrado hacia la vida ya que lo que nos salva no es un madero, sino el amor que ha muerto en él. 

Seguir al Señor no es pretender ser mejor en las vanidades del mundo, seguir al Señor es querer ser diferente, es apostar por un mundo nuevo donde la vida, la justicia y la paz se encuentren. “Todo está consumado” no es sinónimo de que todo está perdido, sino por el contrario, nos dice que hay esperanza aun cuando vemos las realidades de nuestro mundo sufriente. Nos lleva a trascender el pasado: su misión ha sido cumplida, su amor entregado mas no aplastado. No hay mayor riqueza que una vida ofrecida. 

Reflexionemos ¿En qué momento perdimos el significado de esta palabra de Jesús en nuestra vida de misericordia? ¿En qué momento perdimos el camino y dejamos de acompañar a Jesús en su pasión?  

Como Hermanas de Misericordia somo llamadas a la contemplación y la acción. Oremos y reflexionemos en nuestros ministerios, nuestras obras de misericordia y miremos al que trascendió. Todas y todos tenemos nuestra misión en la comunidad, en la familia, en la sociedad dónde vivimos, en nuestra casa común, en nuestro mundo sufriente. Desde allí, ofrecemos nuestro “morir en algo“ y poco a poco nos seguimos uniendo al camino de Jesús.   

No siempre el camino correcto es el más corto o el más fácil. Pero si lo hacemos con paz, alegría, esperanza, sensibilidad, hospitalidad, sinceridad, podemos llegar a consumar nuestro propósito. Nuestro paso por esta tierra también terminará un día, y nuestra mayor consolación será darnos cuenta de que hemos cumplido, hemos consumado el propósito de Dios en nuestras vidas; que la vocación a la que fuimos llamadas, nuestro deseo que fue expresado al pronunciar nuestros votos perpetuos se ha cumplido, se ha consumado.  

Pensemos en este dicho de nuestra fundadora: “¿Nos reuniremos todas juntas en el cielo? ¡Que alegría incluso pensar en ello!” Catalina McAuley. 

Oremos: Señor Jesús de misericordia mira nuestro mundo sufriente y violentado en diversas formas, ponemos en tus manos este sufrimiento. Toca el corazón de quienes lo provocan, otórgales la gracia de la conversión. Ayúdanos a nosotras a tener “Nuestros corazones centrados en Dios, sólo por quien avanzamos o nos detenemos “.