Por Hermana Kathleen Mary O’Connell
El trébol (shamrock en inglés) es quizás el símbolo más reconocido de Irlanda, especialmente en el Día de San Patricio, fecha en la que todo el mundo se siente irlandés. Hasta las farolas de Dublín hacen gala de la cultura de ese país. Pero también encontramos el de cuatro hojas (four-leaves clover, en inglés) como símbolo de la tradición irlandesa. Entonces, ¿shamrocks o clovers? En realidad, los dos pertenecen a la familia de los tréboles. La diferencia entre ambos es que el trébol tiene tres hojas, mientras que el otro (clover) tiene cuatro. Los tréboles comunes crecen en grupos, mientras que los de cuatro son difíciles de encontrar y crecen de uno en uno. Y lo que es más importante, mientras el trébol tiene un profundo significado religioso, al de cuatro hojas se le considera un amuleto de la suerte.
Cuenta la leyenda que el propio San Patricio solía utilizar el trébol para describir la interconexión de la Santísima Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu. Tres en uno. Las tres hojas de un mismo trébol eran una imagen común con la que los irlandeses se podían identificar ya que sus campos están llenos de pequeñas hojas en forma de corazón que crecen en grupos de tres. Con el tiempo, el trébol de San Patricio se asoció con el pueblo irlandés, y desde entonces ha mantenido un lugar en su cultura.
Pero, el clover también tiene una larga historia en ese país. Se dice que los druidas le atribuían poderes mágicos a éste y lo utilizaban para ahuyentar el mal. Incluso hoy se cree que el clover trae suerte o buena fortuna, al igual que el trébol.
El pensamiento tradicional sugiere que las cuatro hojas del clover representan la fe, la esperanza, el amor y la suerte. Pero nuestra fe nos lleva a verlo de esta manera: tres hojas son la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu), y la cuarta somos nosotros mismos que, por nuestro Bautismo, nos hemos hecho uno con el Padre, el Hijo y el Espíritu. Estamos unidos a Dios que nos ha formado. Tal vez no sea una enseñanza teológica, sino un signo de nuestra unión con el Dios de toda la creación. Podría ser un recordatorio visible de que somos miembros de la familia de Dios y de que hemos sido bendecidos con algo más que la suerte irlandesa.
Aun así, el trébol sigue ocupando un lugar de honor cuando se trata de celebrar todo lo irlandés.
Paz, amiga/o mía/o, y que la suerte de los irlandeses te acompañe.