Por Roxana Contreras, RSM
Santa Rosa de Lima (1586-1617), mujer peruana que dejó una profunda huella de santidad para nuestro mundo actual, siendo su prioridad hacer la voluntad de Dios, en su corazón lo deseaba a Él por sobre todo y deseaba que todos lo conocieran.
Mujer entregada, comprensiva: disculpa los errores de los demás, perdona las injurias, se empeña en hacer retornar al buen camino a los pecadores. Se esfuerza en la misericordia y la compasión; buscaba que todos tuvieran lo necesario para vivir, alimentación, salud.
Mucho de lo que se conoce de ella nos habla solo de sus prácticas ascéticas que hacía según su tiempo, pues era muy devota y temerosa de Dios, vivió muy entregada al Señor y fue querida por todos por su bondad, su amor a los más pobres, especialmente a los enfermos, niños e indígenas. Organizó un lugar como hospital para atenderlos, trayendo a todos los que encontraba en el camino sin distinción alguna.
Nuestra santa, nos deja el ejemplo de humildad, unas de sus palabras fueron «Fuera de la cruz, no hay otra escalera para subir al cielo», y «Que todos sepan que la gracia sigue a la tribulación. Sepan que, sin el peso de las aflicciones, no se alcanza la altura de la gracia».
Ella demostró su solidaridad con los esclavos de su tiempo de manera efectiva. Es por ello que usó las cadenas en su cuerpo y tiró la llave al pozo que ahora se conoce como el pozo de los deseos. Fue una mujer inclusiva, como prueba de ello tenemos que, en su entierro, demoró tres días porque todos, estando juntos desde los más pobres hasta los más ricos, todos querían despedirse de ella.
Cada 30 de agosto en el Perú, miles de personas visitan el santuario de Santa Rosa de Lima, acuden al pozo de los deseos, el cual es un símbolo de fe para sus millones de fieles, quienes depositan sus cartas con la esperanza de que lo escrito se cumpla.
Como mujeres de misericordia, podemos pedirle que nos ayude en nuestro deseo de ser más inclusivas.
Nota: La fiesta de Santa Rosa de Lima se celebra el 23 de agosto a nivel mundial, pero en su país natal sigue celebrándose el día de fiesta original, 30 de agosto. Ella fue la primera persona nacida en las Américas en ser canonizada.