Esta reflexión blog es parte de una serie continua, Orgullo en la Misericordia que comenzó durante el Mes del Orgullo 2019. Estas reflexiones brotaron de la Declaración del Capítulo 2017 de las Hermanas de la Misericordia desafiándonos a cada una/o, a responder a las personas que sufren por sistemas opresivos y para «educarnos mejor y participar en comprometidos diálogos sobre asuntos de identidad de género y orientación sexual». Les animamos a ustedes a enviar estas publicaciones a alguien que podría tener necesidad de leerlas. Que en unidad, crezcamos en nuestra tolerancia, aceptación y comprensión, y extendamos una mano de acogida a la comunidad LGBTQ+
Por la Hermana Janet Rozzano
Me gustaría compartir con ustedes algunos pensamientos sobre la espiritualidad de personas gays y lesbianas, basados en mi propia experiencia y en la lectura sobre este tema. Sospecho que lo que digo se aplicaría también a las personas que se identifican como bisexuales o transexuales.
Una espiritualidad saludable comienza con dos preguntas que deben ser resueltas. Primero, como lesbiana o gay, ¿soy una persona buena y amada por Dios? Esta cuestión implica la resolución de una crisis de confianza y la relación más básica de la persona con Dios. ¿Puedo confiar en las palabras de las Sagradas Escrituras?
«Amas a todos los seres y no aborreces nada de lo que has hecho; si hubieras odiado alguna cosa, no la habrías creado». (Sab. 11,24)
«Tú eres mi Hijo querido, mi predilecto». (Marcos 1,11)
Segundo, ¿puedo transformar la «maldición» de ser lesbiana o gay en una bendición para mí y para los demás? O, dicho de otro modo, ¿puedo encontrar algún valor en mi experiencia de marginación o exilio de la familia, la comunidad, la Iglesia o la sociedad?
Para mí, y para muchos gays y lesbianas, las respuestas a estas preguntas vienen gradualmente a través de la experiencia, la prueba y error, la oración, la reflexión y el compartir con otros. Nuestra lucha con estas cuestiones puede llevarnos claramente a seguir los pasos de Jesús como una persona que se juntaba con los tipos de personas equivocadas, que era amigo de parias y pecadores, y que poco a poco se convirtió en un paria, temido y sospechado por los que estaban en el poder. También nos sitúa en el corazón del misterio pascual. Somos conducidos en ese misterioso camino a través del miedo y el sufrimiento de ser incomprendidos o exiliados, a una resurrección de aceptación e integración de lo que somos, que puede florecer en una paz alegre y a veces en una nueva vida sorprendente.
¿Cuáles son algunas características de esta espiritualidad? Creo que es holística; presta atención a todo nuestro cuerpo y sus sentimientos, así como a la mente y el espíritu. Rechaza la idea de que nuestra orientación es anormal, enferma, pecaminosa o sólo una gran carga. La ve, en cambio, como un regalo, algo de valor para ser celebrado. Nos invita a compartir este don con otros contando nuestras historias y lo que hemos aprendido tanto de nuestras alegrías como de nuestras luchas. En ese compartir, a menudo se nos desafía a ser una voz profética en nuestra Iglesia, comunidad o sociedad cuando las personas LGBTQ+ no son tratadas con justicia, respeto y amor. Finalmente, nuestra espiritualidad nos recuerda que sólo Dios es absoluto. Las vidas e historias de gays y lesbianas nos recuerdan las limitaciones del lenguaje y las categorías humanas. No podemos pretender tener la última palabra sobre cómo estamos hechos, sobre Dios o las intenciones de Dios, o sobre la naturaleza definitiva de todas las criaturas de Dios. Tenemos que ser humildes ante el misterio y siempre aprender.
Me gustaría concluir con parte de una oración escrita por la Hermana Joan Chittister OSB en 1999:
Danos a todas las personas la gracia de ser dueñas de nuestra identidad sexual,
cualquiera que sea su orientación, como otra manifestación de su bondad.
Danos la visión de reconocer y rechazar la homofobia a nuestro alrededor y en nuestros propios corazones también.
Que nosotras/os y la Iglesia de Jesús abramos nuestros corazones y hogares y santuarios a la comunidad gay y lesbiana, para la gloria de Dios, estas personas traen una nueva voz, con un rostro diferente.
Bendigamos al Dios de las diferenciasAmén
Recursos:
Nugent, Robert, and Gramick, Jeannine, «Lesbian/Gay Theology and Spirituality» [Teología y espiritualidad lesbianas y gay], en Building Bridges: Gay & Lesbian Reality and the Catholic Church [Construir puentes: La realidad gay y lesbiana y la Iglesia Católica], 1992, Twenty-Third Publications.
McNeill, Ph.D., John J., «Tapping Deeper Roots: Integrating the Spiritual Dimension into Professional Practice with Lesbian and Gay Clients» [Aprovechando raíces más profundas: Integrar la dimensión espiritual en la práctica profesional con clientes gays y lesbianas] en The Journal of Pastoral Care [La revista de la atención pastoral], invierno de 1994, Vol. 48, No. 4