Por Clara Lombardi, Especialista en Comunicación
Anne está cultivando un jardín. La Hermana Mary expande su mundo natural a través de lecturas y poesía. La Hermana Anna se ha comprometido a dejar la carne por lo menos un día a la semana. Kathy ha decidido utilizar bolsas reciclables en lugar de las plásticas. Colleen planta flores en compañía de su hija para atraer las abejas.
Tal como el Papa Francisco escribe en Laudato Si’: «Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas».
Las pequeñas acciones cotidianas no son tan pequeñas. Se construyen entre sí, nos expanden y conectan con las pequeñas acciones diarias de todos los demás. Alimentan y fortalecen las acciones y movimientos más amplios que crean un mundo justo y equitativo.
En anticipación al Día de la Tierra y del quinto aniversario de la publicación de Laudato Si’, Hermana Suzanne Gallagher, Coordinadora de Justicia para el Medio Atlántico, planteó la siguiente pregunta: «¿Cómo tú y tus acciones han cambiado desde que hace cinco años el Papa Francisco publicó Laudato Si’?» La Hermana hizo la pregunta mientras almorzábamos (cuando aún trabajábamos en nuestras oficinas, antes de la pandemia), y la repitió en varios números del Boletín semanal del Medio Atlántico.
Laudato Si’ es incómoda. Nos obliga a afrontar una Tierra agotada y una pobreza y desigualdad asombrosas, no como cuestiones externas a nosotras/os mismas/os, sino como parte innata nuestra, porque todos estamos conectados. Nos hace sentir humildes el saber que la elección del café que hacemos aquí afecta de una manera u otra si un ser humano, que vive a miles de kilómetros de distancia, gana un salario digno para proporcionarnos ese café.
Es también inspiradora. De la misma manera que las acciones destructivas e inconscientes traen daño adonde estamos y más allá de nuestros círculos inmediatos, las prácticas generosas e informadas pueden hacer crecer la resistencia y el bienestar.
Las respuestas a la pregunta de la Hermana Suzzanne empezaron a llegar muy pronto. Las Hermanas Edwardine, Valerie, Rose, Mary y Jane revisan regularmente el tablero del Boletín de Justicia del lugar en el que viven para conocer noticias y posibles acciones con las que se pudieran comprometer. Varias hermanas han plantado lirios como parte de su oración del Día de la Tierra. Hermana Suzanne T. cambió sus pajillas regulares por unas de acero inoxidable y, cuando viaja, prefiere los cubiertos de madera en lugar de los plásticos.
La pandemia del coronavirus ha afectado la forma en que hacemos las cosas, pero también ha resaltado nuestra resistencia y persistencia en ponernos en contacto. Como especialista en comunicación de las Hermanas de la Misericordia en el Medio Atlántico, e integrante de nuestro Comité para Asuntos Críticos, me llama la atención la forma en la que a diario nos relacionamos con los temas de nuestro tiempo y la manera en que vivimos los cambios que queremos ver en el mundo. Ayudé a Hermana Suzzanne en la creación de la Exposición Virtual de la Tierra, una exhibición por cada contribución, con el objetivo de amplificar, hacer visible y conectar esas pequeñas acciones de nuestra familia extendida de la Misericordia al mismo tiempo que conmemoramos la publicación de Laudato Si’.
Vivimos en un clima político y social que intencionalmente busca dividirnos, y ahora, además, vivimos una pandemia que literalmente nos está manteniendo aparte físicamente. La Exposición Virtual sirve como recordatorio de todo lo que hacemos a diario para ayudar a la Tierra y a nuestra familia global –temas que no aparecen en los titulares- y nos motiva a continuar porque todos estamos juntos en esto.
Yo compro productos locales, orgánicos y de comercio justo. Elaboro abono y utilizo envoltorios sustentables para los alimentos. Anne P. prefiere comprar en mercados agrícolas. Hermana Katie optó por la energía eólica.
¿Cuáles son tus pequeñas acciones cotidianas?