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En honor a una tía muy querida: Patrick Portway dona por Hermana Thomasine

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Por Catherine Walsh, escritora sénior

Patrick «Pat» Portway tenía sólo ocho meses cuando falleció su padre. De niño se sintió atraído a otros familiares, especialmente su tía, la Hermana Mary Thomasine King (fallecida en 2004). Conocida por su familia por su nombre de nacimiento, Grace, Hermana Thomasine era la menor de diez hermanos en una familia que incluía a la madre de Pat, Cecelia. «Tía Grace estuvo allí cuando más la necesitaba, no sólo en Navidad y otras festividades cuando era pequeño, sino también después, cuando más necesitaba con quien conversar», comenta él.

Pat vivió con su madre y su hermano mayor en un pequeño departamento en Cincinnati, Ohio; financió sus estudios en la Universidad de Cincinnati trabajando a tiempo completo y participando en el Cuerpo de Entrenamiento de Oficiales de Reserva (ROTC, por sus siglas en inglés). Se maravilló cuando el satélite ruso «Sputnik» orbitó la Tierra y un profesor de idioma ucraniano lo inspiró a cambiar su carrera de física a ciencias políticas, lengua y cultura rusas.

Tras su graduación, Pat tuvo una experiencia que le cambió la vida e influyó en su enfoque posterior hacia la filantropía con las Hermanas de la Misericordia, su alma máter y otras causas. Pat había aceptado un puesto con el gobierno de Maryland y alquilado un departamento por teléfono. Cuando llegó se enteró que tenía que pagar por adelantado el depósito de garantía y el primer mes de alquiler. Tenía escasos fondos y además lo estaban llamando al servicio militar activo en el servicio de inteligencia del ejército.

«Necesito ayuda desesperadamente», expresó Pat a la Fundación de la Universidad de Cincinnati. Llamó a su comandante del ROTC y le explicó su inquietud. El comandante inmediatamente dijo que le enviaría un cheque para solventar los gastos. «Por ese gesto de generosidad, mi vida cambió, y no lo he olvidado», manifiesta Pat.

Su trabajo militar y gubernamental lo llevó al mundo de los negocios, donde se le reconoce como un líder en el ámbito de las telecomunicaciones. Una feria comercial que su empresa presentó en el Centro de Convenciones de Anaheim para destacar las innovaciones en videoconferencia y las tecnologías informáticas de colaboración atraen a más de 20.000 concurrentes al año. En medio de su éxito su matrimonio llegó a su fin. Además, sufrió dos derrames cerebrales a los cincuenta años.

Una noche su tía Grace llamó a Pat durante su divorcio. «Fue admirable. Me hizo recordar que así, hay cosas que suceden, y me aseguró que las llegaría a superar», recuerda. Posteriormente, Pat conoció a su segunda esposa Malle (apodada «Molly») cuando ella era su instructora de baile de salón. Recientemente, la pareja ha celebrado treinta y cuatro años de matrimonio.

Tras su segundo derrame cerebral Pat acudió a su tía. «Le dije que el estrés de mi negocio con tres ferias anuales me iba a matar y me respondió que les pediría a las hermanas jubiladas que oraran por mí». Pat agradeció sus plegarias, sobre todo cuando su empresa fue vendida por seis veces más la cantidad que se le ofreció inicialmente.

En agradecimiento, Pat y Malle establecieron un fideicomiso benéfico de bienes remanentes (CRT, por sus siglas en inglés) para las hermanas que residen en el Convento McAuley en Cincinnati. Hace poco, las hermanas aprovecharon los fondos para reemplazar su sistema de refrigeración fallido. El año pasado, se llevó a cabo un almuerzo para celebrar esta donación que incluyó a Pat, sus hijos y cónyuges, y un amigo. Pat señala «Ha sido un placer honrar a mi tía Grace de este modo».