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edad 80

Hermana Donna Ryan fue Hermana de la Misericordia durante 62 años. Proviene de fuertes raíces irlandesas «firmemente arraigadas en la rica tierra agrícola de Imogene, Iowa», de donde era la familia de su madre, incluso la tía de Donna, Hermana Mary Joel Torpy, y su prima, Hermana Vera O’Connor.

La familia de Hermana Donna se mudó a Prairie Village, Kansas donde asistió a escuelas católicas. Después de graduarse de la Academia Santa Teresa en Kansas City, Missouri siguió el ejemplo de su tía y de su prima al ingresar a las Hermanas de la Misericordia en Omaha, Nebraska en 1959.

Tomando en serio su lema religioso –Con el Espíritu para su pueblo– sirvió al pueblo de Dios de varias maneras. Una buena persona, Hermana Donna, supo cómo establecer contactos mientras mejoraba el status quo. Dejó su huella en todos los lugares donde trabajó. Por ejemplo, en Boulder, Colorado aseguró que una estación de autobuses abandonada se transformara en Refugio para personas sin hogar de Boulder, y que aún funciona hoy en día en un edificio más nuevo. En Kansas City, se hizo amiga de integrantes de la comunidad transgénero y habló en su favor mucho antes de que nadie más lo hiciera.

Su primer ministerio fue enseñar a nivel primario en Omaha y Kansas City durante 10 años. Sus anteriores estudiantes la recuerdan como Hermana Marian. Con una licenciatura en arte, una maestría en estudios religiosos y una maestría en teología, Hermana Donna se desempeñó como directora de RICA (Rito de Iniciación Cristiana para Adultos) y programas de formación para adultos, servidora del recinto educativo, capellana de la comunidad gay y lesbiana, y subdirectora del Instituto de Ética Empresarial de la Universidad DePaul. Su servicio pastoral la llevó a lugares como Colorado, Kansas e Illinois.

En 1996, la llamaron para que regresara a servir pastoralmente a su ciudad natal de Kansas City. Durante los siguientes 20 años, brindó apoyo espiritual y como capellana, un título que lo abarcaba todo, lo que significó que estaba sirviendo al pueblo de Dios de maneras inconmensurables. Primero, Hermana Donna se desempeñó como asociada pastoral de la Catedral de la Inmaculada Concepción, luego en Veronica’s Voice, Ministerios Urbanos, HOPE, Center for Spirit at Work y el Proyecto Justicia.

Hermana Donna tuvo la habilidad de conocer a las personas de la parroquia fuera de la iglesia y luego traerlas. Fue clave en el establecimiento de Asociadas y Asociados de la Misericordia y Compañeras en la Misericordia, al ver todo el potencial del carisma de la Misericordia vivido a través de estas dos iniciativas. «¡Soy una señora de la Iglesia!», decía ella de sí misma. En 2016, Donna fue llamada a vivir con su comunidad en Omaha. Su corazón, sin embargo, permaneció en Kansas City mientras continuaba consultando y asesorando desde lejos al Proyecto.