edad 92
Hermana Charlotte Marie Foppe fue Hermana de la Misericordia por 74 años. Durante el noviciado, cuando aprendía a ser Hermana de la Misericordia, estudió en la Universidad Nuestra Señora de Cincinnati y más tarde obtuvo título en ciencias bibliotecarias de la Universidad Spalding.
Sus ministerios incluyeron enseñar en escuelas primarias y ser directora de primarias – en Cincinnati, Toledo y Amelia. Como tenía título en ciencias bibliotecarias, ser la bibliotecaria de la escuela también le tocaba muchas veces.
Charlotte estaba muy unida con su familia. Le gustaba contar historias sobre su padre, el cartero y como iba a la Misa diaria con él y después le permitía conducir el coche. Frecuentemente mandaba un regalo de bodas o una tarjeta de cumpleaños a alguien. Le encantaba estar presente en celebraciones familiares y se esforzaba para asistir cuando se sentía bien.
Coleccionaba estampillas y monedas a través de los años. Tenía una voz bonita y cantaba en los coros de jubileo. Le gustaba viajar. Pasó un verano en Suiza una vez y tres meses en el Centro Internacional de las Hermanas de la Misericordia en Irlanda. Viajó con el Pueblo de Verano Internacional para Niños y Niñas a Noruega, Italia, México y Costa Rica. En su recámara tenía varios recuerdos de muchos de esos lugares.
Con un don verdadero para solicitar subvenciones, Charlotte pudo ayudar a conseguir los fondos para muchos proyectos a través de los años. Uno muy querido fue ayudar a personas refugiadas que trabajaban en McAuley y a sus familias a entrar a Estados Unidos y pagar los gastos para llegar a ser ciudadanos. También enseñó a varias personas para prepararlas para el examen de ciudadanía.
A veces se dice de alguien: «No conocía a un extraño». Las personas que conocían a Charlotte deben saber que este dicho es apropiado para ella. Nunca conoció a alguien con quien no pudo hacer una conexión. Le preguntaba a la persona de su familia, trabajo, su parroquia, donde asistió a la secundaria, donde vivía. Y Charlotte conocía a alguien que trabajaba allí o también asistió a esa secundaria o parroquia o conocía a alguien que conocía a alguien…etcétera.
A Charlotte le encantaba apostar. En el convento nunca faltó a BINGO ni la oportunidad de apostar en caballos, fútbol americano o lo que sea. Le gustaba mucho ir al casino por una tarde o un fin de semana. No solo le encantaba apostar, le gustaba hablar con la gente que conocía y salir a cenar. Aparte de eso, tenía mucha suerte.
Charlotte fue muy privada en cuanto a su espiritualidad y vida de oración, pero una palabra para describirla es generosidad. Su vida fue para las demás personas. Después de muchos años de trabajar para mejorar sus lugares de ministerio, llegó a ser bibliotecaria del convento cuando vino a McAuley. El último estado de cuentas de su tarjeta de crédito mostró donaciones a muchas organizaciones que apoyaba. Se preocupaba por personas que estaban enfermas o que tenían dificultades. Se preocupaba por el mundo. Y estoy segura de que recordaba a todas nosotras en la generosidad de sus oraciones.