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Edad 98
El espíritu generoso de Hermana Alberic y su compromiso profundo de servir a las personas necesitadas fue un llamado inspirado por amor, dignidad y esperanza.
Ella entró a las Hermanas de la Misericordia a los dieciocho años en Cumberland, Rhode Island y obtuvo licenciatura en educación de la Universidad de Maestros Católicos en Providence, Rhode Island. Enseñó en escuelas primarias por diez años en la Diócesis de Providence. Luego pasó once años en el Generalato de la Misericordia en Bethesda, Maryland, la oficina central de la Unión de las Hermanas de la Misericordia, ayudando en la oficina con las necesidades de las hermanas y de estudiantes de la Escuela de San Mauricio para niños excepcionales, la cual estaba en el mismo plantel. Le encantaba la oportunidad de estar al servicio de las muchas Hermanas de la Misericordia de todo el país que visitaban el Generalato.
Al volver a Rhode Island, vivió en la Casa Misericordia en Cumberland, Rhode Island, coordinando reuniones de personas en el movimiento carismático. Ella recibía a la gente y dirigía grupos en oración y reflexión. También trabajó en la oficina de finanzas y la librería en la Academia Santa María Bay View en Riverside, Rhode Island.
Hermana Alberic reconoció la necesidad de ropa y artículos para el hogar entre las personas que recibían comidas y ayuda en Casa McAuley. Ella concibió un plan de tener un lugar donde las personas podían donar cosas para vender a precios bajos a las personas necesitadas. Esta idea sigue hoy como el Warde-robe en Central Falls, Rhode Island donde ella sirvió como voluntaria por veinticuatro años.
Alberic donaba sangre toda su vida y donó más de cien pintas. Su último acto de servicio a los demás fue donar su cuerpo a la Escuela de Medicina de la Universidad Brown para investigación, un fin apropiado para la mujer que vivió su lema, «Amar y hacer Su voluntad».