donar
historias

Miércoles de Ceniza: El lento recorrido hacia el futuro

idiomas
compartir
Share this on Facebook Print

Para Cuaresma este año hemos pedido a ocho hermanas y asociadas/asociados que reflexionen en las Bienaventuranzas y el modo en que podemos incorporar cada una en nuestro caminar personal de Cuaresma. Habrá más reflexiones publicadas el Miércoles de Ceniza, Domingo de Ramos, Jueves Santo y Pascua.

Por la Hermana Theresa Lowe Ching

Nuestra reflexión del Miércoles de Ceniza inicia según sigue:

«Pero ahora — oráculo del Señor —,
    conviértanse a mí de todo corazón,
    con ayuno, con llanto, con luto.
Rasguen los corazones y no los vestidos;
    conviértanse al Señor su Dios;
que es compasivo y clemente,
    paciente y misericordioso,
    y se arrepiente de las amenazas».
(Joel 2,12–13)


Para la serie de blogs de las Hermanas de la Misericordia sobre la Cuaresma 2021, la artista y escritora Hermana Renee Yann creó imágenes que evocan el espíritu de las Bienaventuranzas y el bendito recorrido Cuaresmal, desde el Miércoles de Ceniza hasta el Domingo de Pascua. Aquí, ella describe su inspiración.

De manera similar, Hermana Joyce Rupp, OSM, en su libro Out of the Ordinary: Prayers, Poems and Reflections for Every Season (Fuera de lo ordinario: Oraciones, poemas y reflexiones para cada temporada), escribe: «Es esencial que se nos recuerde a menudo que cada ser humano es nuestra hermana o nuestro hermano. Es el mensaje que Jesús enseñó hace mucho tiempo. Es una enseñanza que no envejece y siempre necesitamos reaprender y vivir el mensaje. La Cuaresma es un buen momento para ingresar de nuevo a lo fundamental de esta enseñanza». 

Este es también el mensaje que el Papa Francisco repite al confrontar la oscuridad de nuestro mundo actual, desgarrado por la división, el individualismo, la codicia, la devastación ecológica y la violencia entre pueblos y naciones.

«Pero también hay esperanza», como sugiere Rupp, en la toma de decisiones de personas generosas y compasivas para cerrar la brecha entre las personas que tienen, las que no tienen y las marginadas.

Una de esas opciones se refleja en una iniciativa impulsada por la Universidad de las Indias Occidentales e incluye no solo el campo de Mona ubicado en Kingston, Jamaica, también se extiende a los campos universitarios de la región del Gran Caribe, con alcance a América Central y del Sur, África y en otros países donde se asienta la diáspora de la región. Esta iniciativa es el Centro de Investigación para la Reparación, cuyo objetivo es facilitar el desarrollo integral de las personas, de manera individual y comunitaria, en todos los aspectos de la vida humana. El enfoque principal es abordar las consecuencias negativas de la trata de esclavos africanos y otras fuerzas de dominación que transfieren recursos materiales y humanos beneficiando a las naciones más poderosas y creado desigualdades extremas que ahora existen a nivel mundial.

Sugeriría que tengamos en cuenta esta iniciativa para que nuestras reflexiones del Miércoles de Ceniza y las celebraciones de la Cuaresma sean más relevantes en nuestra opción preferencial de la Misericordia hacia las personas pobres, desfavorecidas y excluidas. De hecho, la declaración de línea de dirección de la Misericordia es una llamada a la acción hacia la creación de un mundo de paz y justicia para todas las personas, mientras recorremos el camino hacia el futuro, con energía por el amor transformador y de entrega total de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios encarnado.

En este sentido, las estrategias que se están implementando sugieren el siguiente movimiento metodológico que creo que también es adecuado para promover los valores arraigados en nuestro carisma de la Misericordia:

  • El reconocimiento de Dios como Creador de la persona humana y de todo lo que existe, y reivindicar nuestra identidad como personas agraciadas, pecadoras y amadas por Dios sin reservas.
  • Gratitud por los dones y el libre albedrío que nos dan responsabilidades especiales para elegir el bien sobre el mal.
  • Buscar el perdón y reparar las malas decisiones que tomamos en nuestro día a día.
  • Practicar la humildad y paciencia en el lento recorrido hacia el futuro. Un futuro lleno de esperanza donde pasemos juntas/os el fuego del amor inagotable de Dios.
  • Por último, como nos ha recordado el Papa Francisco: «Un tiempo de prueba es un momento para distinguir siempre el camino del bien que conduce al futuro de los otros caminos que no conducen a ninguna parte o nos hacen retroceder».

Esta forma de proceder ciertamente puede conducir a la conversión de las personas y fomentar comunidades de unión y caridad como «camino principal hacia la santidad» (Catalina McAuley) en el Cuerpo Único de Cristo. Juntas/os, entonces, caminemos nuestro recorrido de Cuaresma hacia la conquista final de la vida sobre la muerte en la alegre celebración pascual de la resurrección de Jesucristo.