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Desde 1998, el Programa Embajadores de la Misericordia ofrece a estudiantes del Colegio Santa Ethnea (Bella Vista, Buenos Aires, Argentina) y de las escuelas de la Misericordia estadounidenses la oportunidad de participar en un estudio de intercambio en el extranjero. Después de una interrupción de dos años debido a la pandemia de COVID-19, el ciclo que comenzó en febrero de 2020 acaba de completarse en junio de 2022. Lucía García Fernández, quien encabeza el programa en Argentina, compartió lo siguiente:

En el marco del programa de Embajadores de la Misericordia (MAP), Lily Adams y Anna Koeberlein, alumnas de la Escuela Secundaria de la Asunción (Louisville, Kentucky) visitaron nuestro Colegio Santa Ethnea durante el mes de junio. Ellas compartieron la vida escolar por tres semanas, en todos los niveles y áreas del colegio. Antes de volver a casa, nos expresaron todo su agradecimiento por esta increíble experiencia, llena de recuerdos que guardarán por siempre en su corazón. Lily y Anna recibieron en febrero de 2020 a Valentina Stascheit y Kiara Barral, dos alumnas de Santa Ethnea. Haciendo hincapié en el valor de la hospitalidad de la Misericordia, toda la comunidad las recibió con alegría y muchísimo entusiasmo. Fue lindísimo abrirles nuestras puertas y nuestros corazones, como dice nuestro lema, «compartiendo las similitudes y celebrando las diferencias».


Anna Koeberlein y Valentina Stascheit

Compartido por Anna y Valentina

«¡Bienvenida Valen!»

Sosteniendo el cartel con esas letras escritas con una linda caligrafía y con los colores de la bandera argentina, nosotras, Valen y Anna (Annita), estudiantes de intercambio, nos abrazamos por primera vez en la terminal de aeropuerto de Louisville, Kentucky. Los nervios y el cansancio de las 10 horas de vuelo se evaporaron cuando nos abrazamos por primera vez. Fue tan surreal el hecho de que al fin estábamos juntas, y poder experimentar lo que tanto habíamos anhelado.

Mercy Ambassadors Exchange Program. Esas cuatro palabras daban vueltas en nuestra mente con pensamientos acerca de hacer nuevos amigos internacionalmente, vivir en diferentes culturas, practicar lenguas extranjeras, y viajar por el mundo. Dejar pasar una oportunidad como esta crearía arrepentimiento en un futuro ya que es una oportunidad imperdible, entonces aplicamos para el programa entre escuelas, una en Louisville Kentucky y la otra en Bella Vista, Argentina patrocinado por las Hermanas de la Misericordia. Después de aplicar en mayo del 2019 y de saber que íbamos a participar del programa en octubre de ese mismo año, ¡no pudimos contener nuestra emoción! Poco después, las parejas del intercambio fueron anunciadas, y nos comunicamos por WhatsApp antes de encontrarnos cara a cara en el aeropuerto de Louisville en enero del 2020.

En las primeras semanas compartimos silencios incómodos y diálogos aislados. Pero, con el tiempo, estos diálogos se convirtieron en largas charlas por las noches acerca de nuestro interés en común por la saga de Harry Potter, nuestras mascotas, y otros intereses en común. Tuvimos la oportunidad de viajar juntas al parque nacional The Great Smoky Mountains e incluso a Disney World. En Disney World, nos reíamos cuando nos acercamos a la atracción “It´s a Small World”. «Eso no es verdad, vivimos a más de 7.500 km/5.000 millas de distancia, es un mundo grande». Nos subimos al bote con esa canción pegadiza de fondo. Y con esa canción de fondo, mirábamos de lado a lado las muñecas con las distintas vestimentas representativas de cada nación, cantando en cada idioma sobre cómo, en realidad, el mundo está conectado. «Es un mundo de risas/ un mundo de lágrimas/ un mundo de esperanzas/ y un mundo con miedos/ hay mucho que compartimos/ es hora de darnos cuenta/ es un mundo pequeño después de todo».

Mirándonos una a la otra en el bote, las voces de las muñecas nos revelaron que en realidad somos mucho más similares a pesar de los kilómetros/millas y la diferencia de lenguaje que nos separa. Las risas que compartimos por los gritos que hacíamos en las montañas rusas, las lágrimas que derramamos en las despedidas, la esperanza compartida de volvernos a ver, los miedos que sentimos por vivir con un extraño por un mes-por ahí esa canción pegadiza tenía razón después de todo.

Poco después de nuestra despedida en febrero del 2020, la pandemia del covid-19 llegó. Escuchamos que no íbamos a poder terminar de completar el intercambio en Argentina ese verano. Esta noticia fue sin duda la peor de la pandemia para nosotras porque extrañábamos la compañía de la otra demasiado. Seguíamos en contacto a través de WhatsApp como un sustituto temporario para la segunda parte del intercambio.

Dos años después, nos dijeron que había una chance de terminar el intercambio y volvernos a ver. En junio del 2022, nuestro sueño de reencontrarnos en Argentina se pudo hacer realidad. Ese mes nos recordó, una vez más, que somos muy similares. Nos divertimos gritando en otras atracciones, caminando en la playa, comiendo comidas típicas de Argentina, paseando por la ciudad, aprendiendo aikido (defensa personal), y, lo más importante, disfrutando de la compañía de la otra. Vimos como la influencia de las Hermanas de la Misericordia es consistente en el mundo-ya sea compartiendo una taza de té, educando a cada individuo con propósitos, o tratando de ser lo más hospitalario posible. Haber completado el intercambio a pesar de la pandemia que nos separó, reforzó la idea de que después de todo el mundo es pequeño.



Lily Adams y Kiara Barral

Compartido por Kiara

Siempre desde chiquita quise hacer este programa de intercambio, del que yo había sabido por años. Cuando en 2019 me tocó inscribirme no dudé ni un segundo. La inscripción, aunque era larga, era fácil. Cuando nos dijeron con quién íbamos a compartir esta experiencia me tocó Lily. Al leer la información y alistarme para compartir experiencias, no podía creer que cada vez se iba haciendo más real.

Antes de encontrarme con Lily tratamos de hablar, pero me costaba abrirme y encima yo estaba de vacaciones mientras ella estaba en tiempos de colegio.

Para enero 2020, otros amigos en el programa y yo estábamos emocionados ya que íbamos al país de Lily. A mis amigos y amigas les había tocado los otros colegios así que yo iba a estar sola, pero eso no me frenaba de hacer esta experiencia. Ya en el avión me había tocado lejos de mis amigos y conocí a una chica colombiana con la cual hablé durante el viaje cuando no miraba una película o escuchaba música.

Cuando llegamos, vi a Lily, nos abrazamos. Su familia me abrazó, así como si me conocieran de toda la vida y ya fuera parte de la familia. Su familia me hizo sentir completamente cómoda. Eran re tiernos, me trataron como una hija más. Yo no podía estar más agradecida con ellos.

El colegio Assumption me era enorme y todo me sorprendía. Me costó como una semana adaptarme, pero en ningún momento la pasé mal. En el colegio era medio complicado ya que hay muchas diferencias con Argentina, pero me acostumbré. También, me di cuenta que con Lily éramos bastante diferentes, pero nos llevamos perfecto en todo momento porque no eran diferencias malas.

Descubrí lugares nuevos. Conocí y me hice amiga de mucha gente, conocí a Chris Evans (Capitán América). Compartimos muchas experiencias nuevas. Estando allá me sentí famosa y cuando ella estuvo acá estoy segura que también se sintió así. Eso me hizo ser muchísimo más extrovertida que ahora me ayuda mucho en la vida cotidiana. Ya para el momento de partir fue muy triste, aunque sabíamos que Lily estaría en Argentina en tres meses, pero no debido al COVID 19. Lily y yo seguíamos hablando por las redes sociales.

Dos años después, en junio 2022, Lily llegó a Argentina. Como ya nos conocíamos fue más fácil todo. Se hizo parte de mi familia y mis amigos muy rápido. A pesar de ella ir al colegio y que yo me quedaba en casa, asistiendo a la universidad en línea, pudimos hacer muchas cosas juntas, fuimos a pasear, ver lugares muy conocidos, vivimos muchas experiencias como volar en avión pequeño, cumpleaños, el Teatro Colón, etc. Lily se hizo una hermana más para mí.

Estoy muy agradecida con todo lo que vivimos, con las experiencias, con las maravillosas familias que apoyaron en todo momento. Aprendí muchísimas cosas de este programa. Te une a su cultura como también a tu propia cultura, probar cosas nuevas como comida, horarios y formas de vivir. Te abre mucho la cabeza. ¡Se lo recomendaría a todos!