Por la Hermana Sue Gallagher y el Hermano Ryan Roberts
Hace unos días, al cruzarme con una hermana en el pasillo del Convento de la Misericordia en Merion, Pensilvania, me escudriñó, «Sue ¿qué es mejor, un árbol vivo o uno artificial?». Mi respuesta inicial sin investigar fue, «Uno artificial, pero tienes que usarlo por seis años». Me dejó pensando, ¿cuál es la mejor opción para esta decoración navideña tan apreciada?
Mientras reflexionaba acerca de la pregunta, me sorprendieron dos argumentos: la hermana estaba considerando el tema sobre la sustentabilidad (¡incluso en la Navidad!) y se invitaba a sí misma y a mí a una transformación de consciencia. No todas las personas celebran la Navidad de la misma manera, pero orientar nuestras mentes en las prácticas sustentables es una disciplina fiable en cualquier momento del año. Nuestras elecciones hacen la diferencia, y cada día, muchas veces al día, tenemos la oportunidad de marcar la diferencia en nuestra relación con nuestro hogar, Madre Tierra.
Para muchas de nosotras, pocas cosas evocan la temporada navideña como el árbol, elegirlo conscientemente es una manera excelente y sustentable de pensar. * Los árboles artificiales incluyen plásticos derivados del petróleo, un producto de las industrias extractivas, no obstante ¡un árbol puede perdurar por muchos años o incluso décadas! Un árbol imperecedero es renovable, es básicamente desechable y puede cultivarse en un gran campo que podría haberse utilizado para cultivar alimentos o biocombustible. Se puede obtener un árbol con el cepellón adherido; puede requerir mayor atención y un lugar para plantarlo cuando llega el mes de enero. Y, por supuesto, todas estas opciones requieren de un transporte hasta su destino final; ¿cuánto lograron para llegar hasta aquí? Se podría optar por una alternativa de árbol, por ejemplo, un árbol de alambre o de cartón que se almacene plano y se pueda utilizar año tras año. Hasta se podría colocar una escalera u optar por un espacio en la pared para colgar luces y decoraciones en vez del árbol ¡o no tener un árbol en absoluto!
Abundan los adornos para los árboles, las casas y los jardines. Quizás prefieran colocar velas en las ventanas como un símbolo de acogida. Si lo hacen, ¿qué tipo de velas utilizan: eléctricas, de parafinas, de soja, ¿de cera de abeja o de cartulina? Las bolas y adornos colgantes pueden añadir un destello de color a cualquier lugar, y las nuevas decoraciones adquiridas vienen con varias opciones como «¿plástico, vidrio o madera?» Si colocan luces eléctricas, ¿prefieren bombillas incandescentes o las de diodo emisor de luz (LED)? Hay muchas maneras de decorar nuestros espacios en Navidad, y se puede decir mucho con el «cómo» y con el «qué».
Dar regalos en esta temporada del año se remonta a los reyes magos de Belén. Si se unen a los magos cuando colmen de regalos a sus seres amados, ¿lo prepararon ustedes mismos, lo adquirieron de segunda mano, lo compraron de un vendedor local que tiene dificultades o lo solicitaron con envío de un gran almacén? Una opción diferente sería ofrecer un obsequio de servicio, compartir su tiempo en una experiencia nueva o de mutua generosidad con alguien que lo necesite. Indudablemente, ningún regalo está completo sin una introducción afectuosa. Lo envuelven en papel de regalo comercial o en una hoja lustrosa y brillante. Alternativamente, pueden usar una hoja del periódico de la semana o una bolsa de regalo reutilizable. Para obtener una respuesta dramática en una multitud, pueden colocar regalos sin envolver en una bolsa grande como la de San Nicolas y distribuirlas a todos por turnos. El espíritu de la Navidad es fácil de encarnar en la entrega de regalos; es un gran enfoque para contemplar la sustentabilidad.
La comida puede ser el centro universal de las reuniones de celebración. Incluso en este caso, se puede pensar en la sustentabilidad. Cuando escogemos los potajes, podemos considerar cómo y dónde se criaron (los animales). Podemos pensar en los trabajadores agrícolas que labraron, fertilizaron, alimentaron y cosecharon. Si no cultivamos los alimentos nosotros mismos, ¿quién se benefició al llevarlos a nuestra mesa, y quién pudo haberse beneficiado, pero no lo hizo? ¿Brindarán nuestros alimentos bienestar a nuestros invitados además de deleitar su paladar?
La mentalidad de sustentabilidad puede llegar a muchos aspectos de nuestras actividades durante el Adviento y la Navidad. Todas y cada una de nuestras tradiciones contienen incalculables decisiones, y todas nuestras decisiones tienen consecuencias que podemos no haber considerado. Aunque no todas las personas celebran con las mismas tradiciones, todas somos llamadas a considerar el impacto ambiental de las decoraciones en nuestros espacios, los regalos que damos y las envolturas que utilizamos, y las comidas que comemos. ¿Hay maneras más sencillas de acoger al Niño Jesús? ¿De qué manera están tomando decisiones para una Navidad más sustentable este año? Envíen sus sugerencias a SGallagher@sistersofmercy.org, y las recopilaremos para compartirlas en el futuro e inspirar a otras/os en la familia de la Misericordia.
*Para obtener más respuestas a esta interrogante y algunas alternativas a los árboles de Navidad, vean: “Are Christmas Trees Sustainable? The Real Environmental Impact,” por Liam Pritchett y Sustainable Christmas Trees.