donar
historias

Reflexiones de la peregrinación en calle Baggot 

idiomas
compartir
Share this on Facebook Print

Como parte de su preparación o celebración de los votos perpetuos, cada Hermana de la Misericordia que ha hecho recientemente su profesión perpetua tiene la oportunidad de realizar una peregrinación al Centro Internacional de la Misericordia en la calle Baggot y pasar un tiempo viviendo el Dublín de Catalina. Este año, Hermanas Phuong Dong, Anna Regina Gakuhi, Elizabeth Mwangi y Elizabeth Small viajaron a Irlanda el 13 de octubre, acompañadas de Hermana Mary Kay Dobrovolny, coordinadora del Ministerio para Nueva Pertenencia. Además de la Casa de la Misericordia, las hermanas visitaron la Casa Coolock, donde Catalina vivió y cuidó a William y Catherine Callaghan, pasaron un tiempo en George’s Hill, el sitio del antiguo Convento de la Presentación en Dublín, viajaron a las ruinas monásticas en Glendalough en el condado de Wicklow y visitaron el santuario mariano en Knock, condado de Mayo. 

Hermana Elizabeth Small recapituló la experiencia y proporcionó citas significativas de cada una de las participantes. 

«Señor Jesús, implanta tu amor en mi corazón». 

– Catalina McAuley 

Fue un regreso lleno de gracia al Centro Internacional de la Misericordia en la calle Baggot, Dublín. Estar «en casa» en presencia del espíritu de Catalina McAuley fue una bendición sagrada y un honor, mientras llevamos adelante su legado perdurable y la rica herencia de la Misericordia en el futuro. 

El 13 de octubre de 2024 llegamos a la calle Baggot: Hermanas Elizabeth Mwangi y Phuong Dong de los Estados Unidos, y Hermanas Anna Regina Gakuhi y Elizabeth Small de Guyana. Hermana Mary Kay Dobrovolny, coordinadora de Nueva Pertenencia, nos organizó y acompañó. Anne Reid, una asociada de la Misericordia de Irlanda, nos guio a través del programa. 

Tuvimos la oportunidad de visitar y orar en los lugares y espacios de Catalina, lo que nos llevó a una relación más profunda con ella y su Dios. La vivencia y el encuentro implantaron la Misericordia más profundamente en nuestros corazones y encendieron nuestros espíritus. 

Lugares y espacios de Catalina McAuley 

 «Visitamos la comunidad sagrada de las Hermanas de la Presentación, donde Catalina y sus dos compañeras una vez prepararon sus corazones y vidas para sus votos. De pie en ese mismo altar, donde ella estaba en devoción, renovamos nuestros votos con reverencia. En ese momento, sentí que mi compromiso y amor por Dios y su pueblo se reavivaban, como si su presencia estuviera infundiendo nueva vida a mi espíritu. Más tarde, cuando me puse el anillo de Catalina, una profunda paz y alegría se asentaron dentro de mí, despertando un sentido más hondo de verdadera pertenencia a Dios. Este vínculo renovado me llena de gracia y felicidad, anclándome en su amor». 

– Hermana Anna Regina Gakuhi 

«Visitar la habitación de Catalina y el jardín donde está enterrada fue una experiencia profundamente sagrada. Al orar en su habitación, sentí una honda conexión con su espíritu, como si estuviera realmente presente entre nosotras. En el jardín junto a su tumba, una abrumadora sensación de paz llenó mi corazón, afirmando la serenidad de su presencia eterna». 

– Hermana Phuong Dong 

«Aunque la casa original construida por los Callaghans en el siglo XIX ha pasado por muchas manos y renovaciones, la magnífica Casa Coolock sigue firme. Pasar por la puerta y ver la escalera con alfombra roja se sintió como un sueño hecho realidad. Casi podía sentirme retrocediendo en el tiempo, sintiendo que la joven Catalina «daba pasos cortos» mientras cuidaba a los Callaghans y se encargaba de las tareas diarias. Aquí, en este mismo lugar, sentí la mano de Dios formando y reformando, perfilando y remodelando a Catalina para su propósito». 

– Hermana Elizabeth Small 

«Mientras caminaba por las calles de Dublín, volviendo sobre los pasos de Catalina y las ‘monjas caminantes’, sentí una profunda conexión con la historia y el espíritu de la ciudad. Me llamó la atención lo bien que ha evolucionado Dublín, entrelazando sus antiguas raíces con los ritmos de la vida moderna. Estas raíces llevaron a Catalina a una respuesta compasiva a las dificultades sociales de su tiempo. 

«A cada paso, casi podía sentir su presencia, su profunda fe guiando sus acciones mientras se acercaba a los necesitados. La empatía inquebrantable de Cаtalina encendió una profunda misión de amor y justicia social que aún resuena hoy en día. Al reflexionar sobre su legado, me recuerda el poder de la fe y la compasión para transformar vidas, inspirándome a llevar su espíritu adelante en mi propio camino». 

– Hermana Elizabeth Mwangi