Por John Charles McAllister-Ashley, coordinador de programas, Oficina del Instituto para Antirracismo y Equidad Racial Washington, DC
Como hombre afroamericano del Sur, Juneteenth tiene un profundo significado para mí. Representa una celebración de la libertad, la resistencia y el espíritu perdurable de los afroamericanos a lo largo de la historia de Estados Unidos.
Como fiesta nacional, Juneteenth sirve como poderoso recordatorio de la lucha por la igualdad racial y la búsqueda continuamente frustrante de la justicia. Es un momento para honrar los sacrificios de mis antepasados, reflexionar sobre los retos afrontados y reconocer los logros. Como la mayoría de los afroamericanos, mis antepasados lucharon en guerras por un país que se negaba a luchar por nosotros. Así que, para mí, Juneteenth representa un paso del gobierno federal para expiar su maltrato a mi pueblo. También sirve para participar en celebraciones comunitarias significativas que promuevan la unidad y la autonomía.
En las sabias palabras de Fannie Lou Hamer: «Nadie es libre hasta que todo el mundo es libre». Esta celebración pretende disminuir el peso de nuestra lucha histórica, porque encarna un sentimiento de esperanza para el futuro de nuestros hijos.
Para las Hermanas de la Misericordia, es la oportunidad perfecta para educar a otras culturas, sensibilizar y contribuir activamente a la lucha en curso contra la injusticia y la desigualdad raciales.