Este blog es el Segundo segmento de una serie de un año que explora las maneras en que las personas de nuestra familia de la Misericordia y más allá encuentran a diario la manera de #EncarnarLaMisericordia para sí mismas y para los demás.
Por Jennifer Milewski
En todo el mundo, se estima que 2 millones de niños y niñas víctimas de la trata se ven obligados a ejercer la prostitución, de los cuales 300.000 están repartidos por todos los estados de Estados Unidos. Trágicamente, los hoteles de buena reputación a menudo sirven de escenario para su explotación.
Lynn Anamasi, Asociada de la Misericordia, se enteró de esta dura realidad —y de una manera de tomar acción— a través de una charla TED a cargo de la sobreviviente de la trata Theresa Flores. Theresa, en su propia búsqueda de «Salvar a Nuestros Adolescentes de la Prostitución» (Save Our Adolescents from Prostitution) había iniciado el Proyecto SOAP (la palabra soap significa «jabón» en inglés). Recordó una noche como adolescente que pasó en un motel barato forzada a prostituirse. El único momento en que estaba sola entre clientes era en el baño. Con ese recuerdo, Flores decidió enviar, a los niños y niñas víctimas de la trata de hoy, un mensaje en el envoltorio de una pastilla de jabón de hotel, para que reciban ayuda.
«Esa charla me conmovió», dice Lynn. «Le envié un correo electrónico a Ty Barnes (directora de la Asociación de la Misericordia para Sur Central y Oeste Medio Oeste). Dije, tenemos que tener un taller, tenemos que traer a Theresa aquí». Lynn convocó un taller que atrajo a 25 asociadas y asociados para un fin de semana de educación por parte de Flores y activistas locales. El taller inspiró la acción: Juntos, los participantes compraron y envolvieron una caja de jabón de hotel con un mensaje para llamar a una línea directa de ayuda.
«La gente quiere hacer algo, y esto es muy palpable», dice Lynn. «Es un simple acto y una simple pregunta».
Además, Lynn ahora capacita a los equipos para que proporcionen volantes y datos al personal de los hoteles sobre el tráfico. Piden hacer presentaciones de 20 minutos al personal para enseñarles lo que deben notar: ¿El personal de recepción ha visto a niños con posesiones en bolsas de plástico en lugar de maletas? ¿Vienen los niños al hotel con una persona y son acompañados a la habitación por otra? ¿Hace mucho tiempo que el personal de limpieza ve letreros de «no molestar» en las puertas? ¿Están los niños presentes durante el día cuando deberían estar en la escuela?
Entonces comienza un replanteamiento crítico: son signos de prostitución.
«Y luego les pedimos que coloquen el jabón», dice Lynn. «Es plantar semillas».
«A las personas que son objeto de la trata se les lava el cerebro muy rápidamente», dice Lynn. «Pueden ver la barra de jabón la primera vez, la segunda vez…». La frase inacabada se desvanece, como para reconocer que el jabón, al igual que la oración, puede no dar una respuesta inmediata.
Sin embargo, este jabón es un acto de fe. Un niño localizado, una alerta a la policía, una llamada a la línea directa nacional: Lynn dice que algo sucede en cada evento. Ya sea que el jabón llegue o no a las víctimas de la trata, seguramente llegará a todos los que oímos hablar del proyecto, cuando veamos que estos niños y niñas están entre nosotros.
¿Quieres saber más sobre el Proyecto SOAP? Contacta a Lynn.