Tomarse el tiempo para sí en el servicio a Dios y a los demás puede resultar en una experiencia que cambia la vida —el tipo de experiencia que un año o más con el Cuerpo de Voluntarios y Voluntarias de la Misericordia puede brindar.
Fundado en 1978 por las Hermanas de la Misericordia, el Cuerpo de Voluntarios de la Misericordia invita a mujeres y varones a un año de servicio a tiempo completo con personas económicamente pobres o marginadas. Cada voluntaria/o se compromete al servicio compasivo, a un estilo de vida comunitario sencillo y al crecimiento espiritual. Ya sea que voluntarios/as del Cuerpo de la Misericordia estén enseñando en la reserva Navajo en Arizona, sirviendo las necesidades de las personas sin hogar en Sacramento, California, cuidando a las personas que viven con VIH/SIDA en Baltimore, Maryland, o asesorando a niños que viven en un orfanato en Guyana, América del Sur, su misión es común: servir en el espíritu de la misericordia. Un año de voluntariado con el Cuerpo de la Misericordia les desafía a ser personas extraordinarias, a expandir sus creencias y a ver el mundo a través de una nueva mirada.
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