Por Gary Loncki
Hermana Percylee Hart estaba entre los 500 pares de ojos pegados a los televisores en una taberna en Mountainside, Nueva Jersey, el 3 de agosto, animando a la favorita del área, Sydney McLaughlin, por una medalla de oro de los 400 metros con vallas en los Juegos Olímpicos de Tokio. Ataviada con un blazer de la Union Catholic (UC) Regional High School y sosteniendo una pequeña bandera estadounidense, Percylee levantó los brazos en señal de victoria y se le unieron seguidores de la UC vestidos de azul y blanco, los colores de la escuela, mientras Sydney rompía su propio récord mundial.
«Mientras la veía ganar el oro, fue surrealista, fue increíble», recordó Percylee, directora de Sydney cuando fue estudiante en UC en Scotch Plains, Nueva Jersey. «¡Esta alegría suprema acaba de brotar de mí! Fue difícil definir la magnitud de esa alegría. Creo que solté un “¡Wow!”. Y un “Oro, Syd, Oro”».
Cuando Sydney ganó la carrera, Percylee dijo que los estudiantes y otras personas parecían converger hacia donde ella estaba.
«Cuando miré hacia afuera y los vi, para mí, fue el apogeo de mostrar nuestra comunidad escolar», dijo. «Todo lo que seguía pensando era lo mucho que se amaban unos a otros. Fue un acontecimiento mágico».
Sydney corrió por una segunda medalla de oro como parte del equipo de relevos de 4×400 metros, el 6 de agosto.
Percylee dijo que ella y la comunidad UC se sienten con mucho orgullo y gratitud hacia la joven de 21 años, que se graduó en 2017, y que la describió como humilde y sin pretensiones.
«Es una gran modelo a seguir. Siempre les digo a nuestros estudiantes, si ustedes tienen éxito, todas y todos lo tenemos», dijo. «Todas y todos estamos llenos de energía por ella y sentimos como si corriéramos la carrera».
Percylee también destacó la fuerte fe católica de Sydney. En una publicación de Instagram, del 5 de agosto, la vallista escribió: «Qué honor es poder representar no solo a mi país sino también al reino de Dios. Lo que tengo en Cristo es mucho más grande que lo que tengo o no tengo en la vida. Rezo para que mi camino sea una descripción clara de sumisión y obediencia a Dios. Incluso cuando no tenga sentido, incluso cuando no parezca posible, Él abrirá una salida de un camino cerrado. No para mi propia gratificación, sino para Su gloria».
Sydney, que vive en el área de Los Ángeles, visita la escuela de 680 estudiantes para usar la sala de pesas y registrarse con el equipo de atletismo femenino. Percylee siente que Sydney considera al colegio su hogar, estando lejos de su hogar.
Como directora de UC durante los últimos 41 años, Percylee tiene su propia lista de logros. En marzo, fue una de las tres directoras de escuelas católicas que recibieron el premio Lidera, Aprende y Proclama de la Asociación Nacional de Educación Católica. También recibió el premio a la Trayectoria 2020 de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer del Condado de Union (Nueva Jersey).
Dejando a un lado los reconocimientos, Percylee siente una gran satisfacción al inculcar los valores de la Misericordia, incluidos el respeto, el servicio y la justicia social en su diverso cuerpo estudiantil. Ella señala que, entre las familias de la escuela, se hablan 56 idiomas y se ilumina cuando habla de los estudiantes que están desarrollando sus dones y talentos.
«Cuando veo venir a un niño que ha sufrido por cualquier motivo, ver a ese mismo niño en un ambiente positivo y darme cuenta de que Dios tiene un plan para ese niño», dijo, «es mi mayor alegría».