Al prepararnos para celebrar el 10º aniversario de la encíclica Laudato Si’del Papa Francisco el 24 de mayo, la importante enseñanza que urge al cuidado de nuestra casa común, invitamos a la comunidad de la Misericordia a un compromiso más profundo a través de una serie de historias que destacan cómo las hermanas y otras personas han respondido a la encíclica. Sus historias inspiradoras son parte de la participación del Instituto en el Año Jubilar, cuando el Papa Francisco nos llama a ser Peregrinos y Peregrinas de Esperanza.
Por Hermana Eileen O’Connor, RSM
Empezó con un correo electrónico a inicios de 2015 de una persona organizadora comunitaria local, integrante de Discípulos de Cristo, con quien había laborado a lo largo de los años. Planteo la pregunta: «¿Cómo se están preparando ustedes católicos para la encíclica del Papa sobre el medio ambiente?».
Mi respuesta fue: «¡Buena pregunta! Hablemos».
De ese encuentro temprano surgió una década de cooperación interreligiosa, construcción comunitaria y acción. La red que creamos ha dado sus frutos: la gobernadora de Nueva York firmó una importante legislación climática en diciembre de 2024, después de muchas cartas, llamadas telefónicas, reuniones, servicios de oración, plantones, cartas a editores y la presión de muchos grupos ambientalistas.
Nuestro movimiento empezó poco a poco, primero reuniendo activistas para planear formas de responder a Laudato Si’, que salió en mayo de 2015. El Sierra Club Niagara/Nueva York Occidental también me invitó a dar una presentación sobre Laudato Si’ a inicios de julio, así que pasé el fin de semana del 4 de Julio de ese año en la mesa de la cocina, leyendo el innovador documento de principio a fin.
La reunión del Sierra Club incluyó muchas personas de distintas religiones, entusiasmadas con la llamada del Papa a la acción. Claramente, estas personas querían educarse e involucrarse, y muchas deseaban que abogáramos por el clima desde una perspectiva de fe.
Creamos la Comunidad Interreligiosa de Justicia Climática para abogar por la acción a nombre de la creación. Incluimos la palabra comunidad porque también buscábamos crear un sentido compartido de comunidad, independientemente de la fe. Nuestros artículos de papelería llevan el lema: Todas las religiones están arraigadas en el amor. Todas las creencias se preocupan por la creación.
Comenzamos a invitar a la comunidad más amplia del occidente de Nueva York para aprender sobre la encíclica. En una ocasión memorable, nos invitaron a una mezquita local para una cena sencilla y compartir. Más de ochenta personas estuvieron presentes, y se invitó a un representante de cada fe a compartir una o dos declaraciones de su tradición sobre el cuidado de nuestra Tierra.
En estos diez años hemos seguido reuniéndonos regularmente y abogando por una serie de cuestiones legislativas, a nivel federal y estatal. Celebramos recientemente cuando la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, promulgó la Ley de un Gran Fondo para el Cambio Climático, que requiere que las compañías de combustibles fósiles contribuyan a un fondo para la infraestructura de adaptación climática, en función de sus emisiones pasadas de gases de efecto invernadero, con el objetivo de abordar los desafíos del cambio climático del estado.
Esa victoria ha mostrado el poder de la comunidad y continuamos monitoreando la legislación climática y respondiendo según se necesite. Pero tan importante como el trabajo, son las maravillosas amistades creadas y la apreciación más profunda de las diversas religiones en nuestro medio.
Comenzó con Laudato Si’. ¡Sigue siendo una llamada comunitaria a la acción!