Por Liz Dossa
El 28 de julio se celebró a la Hermana Suzanne Toolan y a su música con un concierto sacro en la capilla de la Misericordia en Burlingame, California. Compositora prolífica, la Hermana Suzanne, hoy con 90 años, compuso “I am the Bread of Life” («Yo soy el Pan de Vida») en 1966, uno de los primeros himnos en inglés para la liturgia católica y que hoy se canta en todo el mundo.
Ella se mantiene en leal e intenso contacto con la gente, y las/os cantantes del coro para el concierto provinieron de los servicios que realizó Suzanne a lo largo de su vida. Hermanas, asociadas/os, ex-hermanas, miembros del coro dominical actual y estudiantes de las dos escuelas secundarias de la Misericordia se reunieron para rendir tributo a Suzanne cantando una retrospectiva de sus composiciones. Sus 18 obras interpretadas esa noche iban desde los ritmos insistentes de “Let Us Walk in Justice” («Caminemos en la Justicia») a la reflexión de “Living Water” («Agua Viva»).
La celebración por poco y no se lleva a cabo. La Hermana Suzanne es modesta en cuanto a sus logros y fue solo por la visita de una amiga suya, ex miembro de la comunidad Rey Friel, que se motivó a llevar a cabo la presentación. Rey pasó por la oficina de Suzanne un día de diciembre de 2016 y vio una hoja de música hermosamente escrita: “All You Works of the Lord” («Todas Ustedes, Obras del Señor»). Rey la reconoció por sus días en el coro. «Me pregunté si esta pieza musical se puede interpretar de nuevo», recordó Rey. «Suzanne dijo que lo iba a pensar».
En el año y medio entre aquel «lo voy a pensar» y la presentación, Suzanne aprendió a dominar un programa para escribir música en Internet, Noteflight, con esto la música se puede copiar y distribuirse. También habló con la Hermana Jean Evans, cantante y música, que ha trabajado muy de cerca con ella dirigiendo el coro dominical. Jean estuvo de acuerdo en organizar la música y programar y dirigir los ensayos.
La tecnología moderna ayudó. La Hermana Jean grabó partes en su IPhone y las envió a antiguas/os cantantes que no pudieron venir a la práctica hasta el último momento.
No cabe duda de que muchos de los himnos, varios compuestos para el jubileo de la Madre Superiora Cyril Driscoll en 1962, son difíciles. El rango vocal pone a prueba las voces. “God’s Grandeur” («La Grandeza de Dios») tomado del poema de Gerard Manley Hopkins, es disonante en muchas partes.
«En los años 60 tuvimos un grupo grande de 50 novicias, postulantes y profesas que practicaban mucho. Cada una era joven y tenían voces jóvenes», dijo Suzanne. «Se trata de la reunión de las personas que lo cantaron. Es una celebración de la música, no una perfección de voces. Les decía a miembros del coro: “Olvídense de lo que han aprendido, solo canten con su corazón”».
Suzanne dio comentarios de las piezas a lo largo del concierto, en su usual estilo modesto. La música resonó profundamente con las/os cantantes que se dieron cuenta que quizá no tendrían más oportunidades de cantar más con Suzanne.
Para Suzanne, la música es mucho más que las melodías, a pesar de lo melodiosas que son. En la música ella expresa su teología, su intimidad con las Sagradas Escrituras y su fe. Vicki Bornstein, ex miembro del grupo coral de Suzanne, señaló: «Su música estaba basada en las Sagradas Escrituras, por eso las introdujo a nuestros huesos».
Suzanne utiliza textos de las Sagradas Escrituras elegidos cuidadosamente, porque insiste que la música y las palabras juntas tienen que expresar la creencia: «La música tiene un modo particular de detenernos en las palabras. Tiene un modo especial de tocar nuestros corazones, de abrir el misterio», dijo en una plática a músicas y músicos de la pastoral en 1980.
El último himno cantado por el coro y la audiencia fue el movimiento silencioso “Now in Peace O Lord/Let thy servant go” («Ahora, Señor, puedes dejar a tu Siervo irse en paz») que fue como una bendición para todos los presentes.
Lorraine Paul, ex miembro de la comunidad, pronunció la vespertina “a little bit of heaven. I rarely feel the presence of God as I do when I’m here” («Un poquito de cielo. Difícilmente siento la presencia de Dios como la siento cuando estoy aquí»).