El Domingo de Ramos, el presidente de los Estados Unidos emitió una proclamación por Semana Santa citando el sacrificio de Cristo y «el amor perdurable por toda su creación». En la proclamación, él se compromete a defender la libertad religiosa y ofreció una oración para que el país «siga siendo un faro de fe, esperanza y libertad para todo el mundo».
En esta temporada, la más sagrada para los cristianos, estamos profundamente preocupadas por la descarada falta del debido proceso y la continua violación de los derechos humanos en los Estados Unidos, que se exhibe a diario mientras cientos de nuestros hermanos y hermanas son detenidos y deportados ilegalmente sin una audiencia.
En lugar de servir como un «faro para el mundo» en la defensa de la libertad, el gobierno estadounidense está siguiendo el ejemplo del líder autocrático de El Salvador, que ha mostrado un flagrante desprecio por los derechos humanos y ha encarcelado a cientos de hombres en una prisión notoriamente cruel en El Salvador.
Muchos de ellos estaban en proceso de legalizar su estado migratorio y fueron detenidos simplemente por sus tatuajes o ropa sin ninguna evidencia de irregularidades.
Entre los muchos atropellos, el más atroz es el caso de Kilmar Abrego García, quien fue arrestado en marzo y ha sido encarcelado en El Salvador. Él fue deportado a pesar de una clara orden de 2019 de un juez de inmigración que prohibía a las autoridades devolverlo a su país de origen, El Salvador, debido a los peligros que enfrentaba de las pandillas locales, razón por la que él huyó del país.
El gobierno de Trump admitió que la deportación fue un «error administrativo», pero desde entonces ha ignorado las sentencias judiciales que piden al gobierno que garantice su retorno.
La Corte Suprema dictaminó por unanimidad que Abrego García fue deportado «indebidamente» y que el gobierno de Trump debe «facilitar» su regreso a los Estados Unidos. Pero la Casa Blanca está ignorando los tribunales y ahora afirma que el padre salvadoreño y residente de Maryland es miembro de una pandilla, sin proporcionar prueba alguna.
Es hora de levantarse y pronunciarse. El Obispo Evelio Menjivar, obispo auxiliar en Washington, D.C. y nativo de El Salvador, elocuentemente publicó una llamada(solo en inglés) para que los estadounidenses tomen una posición, citando el ejemplo de San Óscar Romero, quien fue martirizado por hablar en contra de la injusticia.
«Más de unos cuantos estadounidenses, ciudadanos por nacimiento, dicen que ya no reconocen a su país, y muchos de nosotros de otras tierras reconocemos demasiado bien el terror de las personas que son secuestradas por la policía secreta y desaparecidas. Dejamos nuestras antiguas naciones precisamente para alejarnos de eso», escribió él. «Sin embargo, demasiadas personas permanecen en silencio, quizá por el miedo, olvidando que el Espíritu Santo nos da la gracia de la fortaleza para hablar con valentía a favor del bien».
«Mientras yo crecía en El Salvador, había un hombre que no tenía miedo de levantar su voz. Se llamaba Óscar Romero, Arzobispo de San Salvador. Me parece que hoy necesitamos muchos Óscar Romeros más. Necesitamos a todas las personas de buena voluntad para seguir su ejemplo y exigir que el gobierno respete la dignidad humana».
Mientras conmemoramos la persecución, la pasión y la crucifixión de Cristo, ¿dónde nos encontramos? Incluso Cristo tuvo una audiencia ante Poncio Pilato.