Edad 81
Hermana Stella Mary, mujer de profunda fe y oración, dedicó su vida a Dios y a enseñar, guiar y servir a infantes y sus familias.
Entró a las Hermanas de la Misericordia en Merion, Pensilvania a los dieciocho años después de graduarse de la preparatoria. Tenía licenciatura en humanidades de la Universidad Gwynedd Misericordia en el Valle Gwynedd, Pensilvania; licenciatura en contabilidad de la Universidad Villanova en Villanova, Pensilvania y maestría en estudios religiosos del Seminario de San Carlos en Filadelfia, Pensilvania.
Vivió su lema, «Pongo mi Confianza en Ti» durante toda su vida como religiosa, siempre confiada que Dios le mostraba la manera de ayudar a las demás personas. Por treinta y tres años, sirvió como maestra de primaria en varias escuelas parroquiales en la Diócesis de Raleigh, Carolina del Norte y la Arquidiócesis de Filadelfia, Pensilvania. Ella sirvió como directora por tres años en la Escuela de San Mateo en Bala Cynwyd, Pensilvania y en la Escuela del Buen Pastor en Filadelfia, Pensilvania. Ella enseñó por un año en la Preparatoria Vocacional de la Misericordia (ahora Escuela de Carreras y Técnicas de la Misericordia) en Filadelfia, Pensilvania; y luego por once años sirvió en su oficina de finanzas y enseñó a tiempo parcial. Experta en equilibrar los presupuestos mensuales y también en encontrar apoyo financiero para quienes tenían dificultades en pagar la matrícula, Stella produjo fondos muy necesarios a través de sus fiestas de Bingo inolvidables. Cuando su amada «Preparatoria Vocacional de la Misericordia» estuvo al punto de cerrar, Stella puso su confianza en acción, orando constantemente y dependiendo de la Divina Providencia.
Hermana Stella Mary de verdad tuvo un buen nombre, ya que ella fue una estrella de verdad, una luz que iluminaba el camino a Dios por medio del testimonio humilde de su presencia y servicio generoso.