Estos son los nombres de las personas amadas que fueron asesinadas el 26 de agosto debido al color de su piel:
Angela Michelle Carr, 52 de edad, madre y abuela
A.J. Laguerre, 19 de edad, empleado de una tienda trabajando para apoyar a su abuela
Jerrald Gallion, 29 de edad, dedicado padre, en camino para pasar tiempo con su pequeña hija
Son las últimas en una larga lista de víctimas de la violencia sin sentido en este país debido a las armas, víctimas de otro incidente más que muestra que no estamos a salvo en nuestras escuelas, en las tiendas, en los cinemas o lugares de culto.
Las Hermanas de la Misericordia de las Américas denuncian enérgicamente las matanzas por motivos raciales de la semana pasada en Jacksonville, Florida, donde esta gente inocente fue atacada por un hombre quien dejó claro que odiaba a la gente negra. En este momento de profunda tristeza y pérdida estamos especialmente horrorizadas con esta última atrocidad cometida en el día en que miembros de la Comunidad de la Misericordia se unieron a miles de personas congregadas para el 60º aniversario de la Marcha en Washington por los Empleos y la Libertad para conmemorar y volverse a comprometer con el sueño del Dr. Martin Luther King, Jr. por una mejor América. Ese sueño ha sido destrozado una vez más. Y pudo haber sido peor ya que el tirador intentó primero entrar a un colegio históricamente para negros.
Ofrecemos nuestro más profundo pésame y oraciones por las familias y víctimas de la balacera y a la comunidad cuyas vidas han sido por siempre impactadas por este horrible acto. Y nosotras, urgente e incesantemente, añadimos nuestras voces a aquellas que dicen que ha sido demasiado tiempo ya y que nuestra legislación sobre las armas debe cambiar.
No debe ser sorpresa que este nefasto acto se cometió en Florida, un estado que ha cambiado sus leyes para facilitar mucho más la compra de armas y el portarlas, donde 2.989 personas mueren debido a las armas y 5.267 son heridas, y el costo de la violencia por las armas es US$40.300 millones cada año.
Este mismo estado ha implementado políticas diseñadas para privar a las personas negras de sus derechos y borrar los verdaderos horrores de la esclavitud, creando una cultura que mantiene el racismo sistémico que legitima conductas racistas y violentas.
Las Hermanas de la Misericordia están en solidaridad con la comunidad negra y con toda la gente oprimida y actúan a favor de éstas. Decimos una vez más que la no violencia no es pasiva. El antirracismo no es pasivo. La justicia no es pasiva. Es necesaria la acción inmediata y justa para poner fin al ciclo de miseria. Instamos a nuestros líderes a poner la vida humana por encima del oportunismo político. Las autoridades deben hacer respetar las leyes existentes en cuanto a armas y los legisladores deben promulgar reglamentos sensatos para restringir el acceso a armas mortales y para proteger los derechos de todas las personas sin importar su raza, etnicidad, religión, o su orientación sexual.