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Una historia de tres corazas

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Por Hermana Sheila Carney 

Una oración muy asociada a San Patricio recibe diversos nombres: Coraza de San Patricio o el Grito del Ciervo. Los títulos sugieren diferentes aspectos de la oración. Coraza sugiere armadura o protección. El Grito del Ciervo apunta a la fuerte imaginería de la naturaleza. 

Se trata de una oración matutina, ya que la frase «Hoy me levanto» aparece repetidamente en el texto. ¿De qué se levanta Patricio? 

Luz del sol, 
Resplandor de la luna, 
Velocidad del rayo, 
Esplendor del fuego, 
Profundidad del mar, 
Estabilidad de la tierra, 
Firmeza de la roca. 

La luz y el movimiento giran a su alrededor, pero sus cimientos son estables y firmes. 

En la siguiente parte de la oración, Patricio expresa su confianza en Dios que lo sostiene. 

Fortaleza de Dios para dirigirme, 
Ojo de Dios para mirar delante de mí, 
Sabiduría de Dios para guiarme, 
Camino de Dios que yace ante mí, 
Escudo de Dios para protegerme, 
De cuantos me desean el mal 
De lejos y de cerca, 
Solo y en una multitud. 

Si se escucha la interpretación de Sean Davey sobre la oración, la música conduce poderosamente a la sección final y su constante crescendo afirma poderosamente la confianza de Patricio en la presencia omnímoda de nuestro salvador. 

Cristo conmigo, Cristo delante de mí, 
Cristo detrás de mí, Cristo dentro de mí, 
risto debajo de mí, Cristo sobre mí, 
Cristo a mi derecha, Cristo a mi izquierda, 
Cristo cuando me acuesto, Cristo cuando me siento. 
Cristo en el corazón de todo aquel que piensa en mí, 
Cristo en la boca de todo aquel que habla de mí. 

Siglos después, el poeta irlandés John O’Donohue replicó la forma de Patricio en una oración que también empieza «Hoy me levanto», pero su inspiración difiere. John se levanta: 

En el nombre del silencio, 
En el nombre de la calma, 
En el nombre de la soledad. 

Y se levanta bendecido por todas las cosas: 

Alas de aliento, 
Deleite de ojos, 
Maravilla de susurros, 
Eternidad de alma, 
Urgencia de pensamiento, 
Milagro de salud, 
Abrazo de Dios. 

Una diferencia significativa entre las dos oraciones es que O’Donohue termina su oración expresando sus esperanzas sobre cómo vivirá el día: 

Compasivo de corazón, 
Amable de palabra, 
Cortés en conciencia, 
Valiente en pensamiento, 
Generoso en amor. 

La energía de las dos oraciones difiere enormemente. La de Patricio está llena de fuerza y movimiento; la de O’Donohue es más tranquila y reflexiva. 

Las dos oraciones plantean una pregunta: «¿Cómo nos levantamos cada día, y para qué?». Si escuchas las noticias matinales, la respuesta puede ser: 

Guerra en Ucrania 
Terremoto en Siria y Turquía 
Pandemia persistente 
Crisis de salud mental

En un esfuerzo por «redimir» las noticias que los medios de comunicación nos traen por las mañanas, podríamos añadir: 

Fervor de oración, 
Generosidad de respuesta, 
Ternura de relación, 
Serenidad de espíritu. 

¿Qué bendice nuestro día? 

Vidas entregadas en servicio, 
Seguridad del abrazo de Dios, 
Energía de sororidad, 
Compañerismo entre socias y socios en misericordia. 

A cada una de nosotras se nos da la tarea, la invitación, de determinar qué aportaremos a nuestro día, cómo influiremos en el día. Para nosotras, en la familia de la Misericordia, podría ser: 

Hoy nos levantamos 

Acogiendo la misericordia, 
Exhalando misericordia, 
Obrando con misericordia.