Las Hermanas de la Misericordia de las Américas se unen en oración por las víctimas del tiroteo masivo en el Club Q de Colorado Springs. Lamentamos el asesinato de cinco personas y rezamos por la recuperación de quienes están heridos, pidiendo consuelo para todos sus seres queridos.
Este horrible ataque se llevó a cabo en un lugar que es un refugio seguro, donde integrantes de la comunidad LGBTQ en Colorado Springs formaron y valoraron una comunidad.
La doctrina social católica condena incondicionalmente la violencia contra las personas LGBTQ. Las Hermanas de la Misericordia alientan a líderes católicos y líderes de otras comunidades y organizaciones basadas en la fe, a solidarizarse con las comunidades LGBTQ abogando por el fin de la discriminación por orientación sexual o identidad de género, y trabajar para poner fin a la violencia homofóbica que toma vidas inocentes.
No se nos escapa que este ataque se produjo durante la Semana de Concientización sobre las Personas Transgénero y horas antes del domingo, Día Internacional de la Memoria de las Personas Transgénero, cuando se llevan a cabo eventos en todo el mundo para estar en duelo y recordar a las personas transgénero perdidas a causa de la violencia.
Al menos 32 personas transgénero o de género no conforme han sido asesinadas este año solo en los Estados Unidos. La mayoría fueron asesinadas con un arma y más de la mitad eran mujeres trans de color.
Por el impulso y la obsesión en los Estados Unidos con el acceso a armas de alto poder perpetuado por un clima de odio hacia los más vulnerables, estas personas han sido asesinadas y muchas otras viven ahora con mayor temor. La proliferación de la retórica anti-LGBTQ, los actos de intimidación y el aumento de la legislación anti-LGBTQ han puesto en mayor riesgo la vida de la gente ya marginada.
No debemos olvidar las vidas perdidas y los espíritus y corazones rotos por este acto malvado y sin sentido, y hacemos una llamada a todo el liderazgo católico y a líderes de todas las comunidades basadas en la fe para que condenen esta violencia, y renovamos nuestra llamada a las legislaturas estatales y al Congreso para que promulguen leyes más integrales que limiten el acceso a armas letales.
Específicamente, instamos a miembros del Senado a realizar una votación en el Senado sobre la Prohibición de Armas de Asalto aprobada ya por la Cámara en el mes de julio. También pedimos al Congreso que apruebe la Ley Desarmar el Odio para cerrar una laguna peligrosa que permite que las personas condenadas por delitos de odio violentos tengan acceso a las armas. Todas las personas debemos continuar trabajando a nivel local para abordar la crisis de salud pública de la violencia armada en este país.
En Misericordia,
El Equipo de Liderazgo del Instituto