Por la Hermana Suzanne Gallagher, Integrante del Equipo de Justicia de la Misericordia
«Señor, haz de mí un instrumento de tu Paz».
Estas palabras de la «Oración de San Francisco» son familiares para muchas de nosotras. Nos plantean la pregunta: ¿cómo podemos ser instrumentos de la Paz de Dios en un mundo en el que nos rodea tanta violencia?
Las vigilias de oración de Take Back the Site (Volver a apoderarse del lugar) en Erie, Pennsylvania, ofrecen una opción poderosa.
Desde noviembre de 1999, los integrantes de Take Back the Site han celebrado vigilias en ciertos lugares de Erie o de la cercana municipalidad de Millcreek en los que se han registrado muertes consideradas como homicidios. Desde entonces se han celebrado más de cien vigilias. Iniciadas por los benedictinos, las vigilias son ahora patrocinadas por las comunidades de las Hermanas Benedictinas de Erie, las Hermanas Oblatas, las Hermanas de San José y sus asociadas/os, y las Hermanas de la Misericordia de las Américas y sus asociadas/os.
La Hermana de la Misericordia Natalie Rossi a menudo se desempeña como facilitadora de las vigilias y el Grupo de Interés en la No Violencia de las Hermanas de la Misericordia quiso hablar con ella sobre este tema para obtener más información.
Natalie nos comentó que el objetivo de Take Back the Site es recuperar el lugar donde se ha producido un acto de violencia bendiciendo el espacio con la presencia en oración de los reunidos y rezando por todos los que han sido dañados: las víctimas, sus familias y los perpetradores. Esta acción nace de la profunda convicción de que es posible un modo de vida no violento.
En las vigilias participan familiares, amigos, vecinos y personas comprometidas con la paz y la no violencia. A veces los medios de comunicación están presentes, lo que permite que el mensaje de paz se difunda por toda la ciudad.
Las vigilias ilustran una manera de ser presencia de paz y no violencia en las comunidades en las que vivimos. «Arraigar la no violencia en nuestras vidas es una disciplina cotidiana, de momento a momento», dice Hermana Katherine Doyle, autora e historiadora de la Misericordia.
Así que, en primer lugar, preguntémonos como integrantes de la Comunidad de la Misericordia: ¿cómo podemos ser cada una de nosotras un instrumento de la Ppaz de Dios? Luego, busquemos oportunidades en nuestra vida privada, comunitaria y cívica para responder.