Catalina McAuley acostrumbraba rezar dos Oraciones de Treinta Días, en momentos de necesidad, para sus benefactores y colaboradores, y cuando se establecía una nueva fundación. Lo que sigue es una adaptación de las dos oraciones.
Jesús misericordioso, tú inspiraste en Catalina McAuley una profunda convicción de que tu amor es perdurable. En tiempos de necesidad, ella y sus compañeras suplicaban tu ayuda con fe y nunca fueron defraudadas. En este mismo espíritu de confianza venimos a ti ahora.
Porque caminaste entre nosotros, conoces nuestra experiencia humana. Has compartido nuestros gozos y nuestros pesares. Nos sanaste y nos consolaste sosteniéndonos y renovándonos. Permanece junto a nosotras, ahora, en este tiempo de necesidad. Que lleguemos a experimentar tu amorosa presencia porque nos concedes esto que te pedimos:
Pedimos también tu bendición sobre las personas vivas y difuntas de nuestras familias, sobre nuestras hermanas en comunidad sobre nuestras asociadas(os), compañeras(os) y benefactores. Muéstrales tu amorosa bondad. Animadas por tu amor, nos dedicaremos con fidelidad a las obras de misericordia. Que tu pueblo experimente tu incesante cuidado mediante nuestras buenas obras. Te lo pedimos por la intercesión de María, tu madre y nuestra madre de Misericordia.
Amén.