Por Cynthia Sartor, Compañera en Misericordia
Felices los pobres de espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece.
Sana a despojados, desafortunados y desfavorecidos…..
..…que lleguen a saber que lo suyo será una extensión de gozo.
Sana a quienes se creen insignificantes…..
..…que vean que sus dones serán más evidentes para los demás.
Sana a quienes se consideran débiles…..
..…que encuentren que su fortaleza transcenderá la realidad.
Sana a los desamparados…..
..…que descubran la oportunidad.
Felices los desposeídos, porque heredarán la tierra.
Sana a quienes se atreven a ser amables…..
..…que su sabiduría se extienda por toda la tierra y enseñe su carácter sagrado.
Sana a los respetuosos…..
…..que su bondad tenga autoridad sobre la vida de la tierra y todo lo que contenga en ella.
Sana a quienes son humildes…..
…..que se sorprendan por todas las maravillas de la tierra.
Sana a quienes son modestos…..
…..que aprovechen de la tierra y celebren al Dios interior.
Felices los afligidos, porque serán consolados.
Sana a quienes se afligen por los sufrimientos de la vida…..
…..que descubran una comunidad humanitaria.
Sana a quienes lloran…..
..…que lleguen a saber que los demás están a su lado.
Sana a los angustiados…..
…..que encuentren el consuelo de un Espíritu apacible.
Sana a los acongojados por los dardos de la inquietud social…..
..…que se tranquilicen con la verdad.
Felices quienes tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados.
Sana a quienes anhelan la justicia…..
…..que vean que la intolerancia pierde su opresión con la paz.
Sana a quienes tienen sed de descubrir lo nuevo del universo…..
…..que siempre se asombren de las maravillas de la creación.
Sana a quienes buscan una patria…..
…..que sean acogidos en un pueblo de amor.
Sana a quienes se esfuerzan arduamente en la noche…..
..…que vean los resultados del florecimiento de su compromiso.
Felices los misericordiosos, porque serán tratados con misericordia.
Sana a quienes enseñan…..
…..que vean crecimiento, satisfacción y logros.
Sana a quienes cavan en la tierra…..
…..que se conviertan en cocreadores con Dios.
Sana a quienes aman a los que no son dignos de ser amados…..
…..que sepan lo que es estar en los brazos de lo Divino.
Sana a quienes dan de comer a los pobres…..
..…que sean alimentados con compasión.
Felices los limpios de corazón, porque verán a Dios.
Sana a los modestos…..
…..que enseñen lo complejo.
Sana a los jóvenes…..
…..que muestren el camino.
Sana a los ancianos, confundidos, perplejos y desconcertados…..
…..que vean con claridad lo que es real, auténtico y verdadero.
Sana a las personas creativas…..
..…que descubran lo Divino dentro de sí mismos.
Felices quienes trabajan por la paz, porque se les llamará hijos e hijas de Dios.
Sana a quienes valientemente entran en peligro por el bien de la vida…..
…..que enseñen todo el valor de la vida.
Sana a negociadores, mediadores y diplomáticos…..
…..que encuentren progreso.
Sana a quienes oran en silencio por la paz…..
…que entiendan realmente la esperanza.
Sana a pensadores y escritores calmados, a cantantes y sanadores…..
..…que se maravillen con la obra de Dios en sus mentes y corazones.
Felices los perseguidos por causa del bien, porque el reino de los cielos les pertenece.
Sana a quienes conocen los barrotes de la prisión…..
…..que conozcan la liberación.
Sana a quienes sufren de abandono, deserción y negligencia…..
..…que descubran que no están solos.
Sana a quienes se arriesgan a resaltar y defender lo que es correcto…..
…..que sean testigos del cambio.
Sana a los olvidados que laboran infatigablemente por siempre…..
…..que sepan que sus esfuerzos no son en vano.
¡Amén! ¡Amén! ¡Amén!