«Un lugar donde me sentí segura» – Casa Misericordia ofrece amparo y seguridad para víctimas de violencia doméstica
Las Hermanas de la Misericordia se solidarizan con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y refugiados. Esta publicación blog es parte de una serie especial de publicaciones de una semana sobre la Misericordia e inmigración, que incluye relatos históricos de las raíces de las hermanas como inmigrantes en el siglo XIX, así como una mirada a los ministerios de la Misericordia, pasados y presentes, sirviendo a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y refugiados. ¿Deseas saber más? Visita la página Misericordia para inmigrantes.
María* escribe:
Mi bebé tenía cuatro meses y mi hijo tenía cuatro años. A mi hijo, lo diagnosticaron con dislexia, autismo y TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad). Mi esposo no quiso aceptar que nuestro hijo estuviera enfermo. Esto causó muchas de nuestras peleas y muchas palizas.
La gerente de los apartamentos donde vivía fue a verme y me encontró golpeada y llamó a la policía. A través de ella, supe que había un lugar donde me podían ayudar. Un lugar donde me sentía segura. Tenía tanto miedo y estaba tan avergonzada y no sabía cómo sería el futuro.
La policía llevó a María y a sus hijos a Casa Misericordia, un albergue para víctimas de violencia doméstica en Laredo, Texas. De setenta y cinco a ochenta por ciento de las mujeres en la Casa no tienen documentos y sus problemas de inmigración muchas veces hacen más difíciles su situación doméstica, dice la Hermana Rosemary Welsh, directora ejecutiva de la Casa.
«A veces el abusador es residente permanente de Estados Unidos o ciudadano y amenaza a la víctima que va a llamar a las autoridades de inmigración y quitarle sus hijos. A veces las víctimas se preocupan por su futuro si se van, ya que no tienen documentos y no pueden ganar dinero para cuidar a sus hijos. Y a veces las víctimas tienen miedo de llamar a la policía, porque temen que las deporten si la policía sabe que no tienen documentos», explicó la Hermana Rosemary.
Un nuevo comienzo
Pero una vez que una víctima llega a la Casa, su vida empieza a cambiar. Es el único albergue de violencia doméstica en el área que recibe a mujeres embarazadas y brinda servicios de asesoramiento y consejos. Además, el personal de la Casa conecta a las mujeres a una variedad de recursos: capacitación para el trabajo, clases «conoce tus derechos», asistencia legal de inmigración y mucho más.
Desde que la Casa se abrió en 1998, la Hermana Rosemary ha confiado en la colaboración. «No lo puedes hacer sola», dijo. Ella trabaja regularmente con ICE (Inmigración), la patrulla fronteriza, la oficina del alguacil, la policía local y otros grupos de apoyo. «Muchas veces colaboramos con personas con quienes no estamos de acuerdo sobre todos los asuntos», dijo. «Pero debemos respetar su trabajo y ellos deben respetar el nuestro. Tenemos que poder hablar de los asuntos importantes de manera productiva».
Ayudar a que las inmigrantes tengan esperanza
Hermana Rosemary dice que su pasión por servir a inmigrantes empezó en 1981, cuando sirvió en Guatemala, junto a hermanas de Honduras, México y Argentina. «Vi la situación por experiencia – cómo las políticas de EE. UU. causaban estragos por años en países latinoamericanos, creando violencia y temor, y obligando a tantos inmigrantes a cruzar la frontera para buscar una vida nueva. Ellos no querían y no quieren dejar sus hogares, sus hijos. Tienen tanto miedo y no ven ninguna esperanza donde están».
Con ayuda de la Hermana Rosemary y el personal de la Casa, María ahora puede ver la esperanza:
El personal y voluntarios me ayudaron a hacer un plan de acción. Por primera vez, sentí que yo estaba en control de mi vida y la de mis hijos. Pude conseguir asistencia legal y ayuda con otros servicios como alojamiento y poco a poco, me sentí más valiente, capaz de empezar una vida nueva. También me ayudaron a solicitar una visa de EE. UU. y estoy esperando la respuesta. Espero conseguir un número de seguro social para poder trabajar y ser autosuficiente.
La historia de María es una de muchas. «Tenemos que tomar cada oportunidad para ayudar a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes» dice Hermana Rosemary. «Es posible cambiar los corazones con esta obra de Misericordia».
*Se cambió el nombre para proteger la identidad de la sobreviviente de violencia doméstica.