Por Betsy Johnson, asistenta de archivos, Centro de Herencia de la Misericordia
Las Hermanas de la Misericordia se solidarizan con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y refugiados. Esta publicación blog es parte de una serie especial de publicaciones de una semana sobre la Misericordia e inmigración, que incluye relatos históricos de las raíces de las hermanas como inmigrantes en el siglo XIX, así como una mirada a los ministerios de la Misericordia, pasados y presentes, sirviendo a nuestros hermanos y hermanas inmigrantes y refugiados. ¿Deseas saber más? Visita la página Misericordia para inmigrantes.
La siguiente historia fue recopilada de The Leaves of the Annals, la primera historia de las Hermanas de la Misericordia, escrita por la Madre Teresa Austin Carroll, publicada en 1888.
El siglo XIX fue una época de actitudes y movimientos contra los inmigrantes en Estados Unidos, en particular en New England. A medida que inmigrantes católicos irlandeses comenzaron a establecerse en la región, sintieron los efectos del temor y la discriminación. Frecuentemente, las hermanas católicas servían en primera fila en la prestación de servicios sociales a las personas que acababan de convertirse en estadounidenses, pero muy pocas podían arriesgar los peligros inherentes al movilizarse en las comunidades hostiles.
En 1851, las Hermanas de la Misericordia fueron invitadas a fundar una comunidad en Providence, Rhode Island. En esta época del virulento sentimiento antiinmigrante, anticatólico en los Estados Unidos, la Madre Frances Warde sabía que establecer una nueva fundación sería una decisión peligrosa para la comunidad. En el cercano Charlestown, Massachusetts, los agitadores quemaron un convento y una escuela dirigida por las hermanas Ursulinas en 1834. Comprendiendo los riesgos, la Madre Frances llevó personalmente al pequeño grupo a Providence. Sabiendo que podían enfrentar acosamientos y abusos en las calles, aleccionó a las hermanas a empacar sus hábitos y viajar en vestimenta seglar para establecer su nuevo convento.
Adversidades y amenazas
A medida que las hermanas se establecieron en su nuevo hogar y comenzaron las obras de la misericordia, enfrentaron adversidades y amenazas diariamente. La Madre Austin Carroll, primera historiadora de las Hermanas de la Misericordia, escribió sobre los problemas de la comunidad:
«Una y otra vez las ventanas de su pobre morada fueron hechas añicos… Una brillante medianoche, los cristales y marcos de las ventanas fueron destrozados completamente».
A pesar de las adversidades, las hermanas continuaron sirviendo en los ministerios e incluso comenzaron a aceptar nuevas hermanas. Cuando una mujer del área se convirtió al catolicismo e ingresó a la comunidad de la Misericordia, los miembros antiinmigrantes y anticatólicos de Know Nothing Party se enfurecieron. Ellos empezaron a difundir rumores de que las Hermanas de la Misericordia estaban reteniendo a una nueva integrante de la comunidad en contra de su voluntad. Al intensificarse los rumores, las hermanas escucharon que estaban planeando destruir su convento y que miembros del Know Nothing Party viajaban desde otras ciudades a Providence para ayudar en la destrucción.
Protegidas por sus vecinos
La Madre Austin escribió que los acontecimientos culminaron en una noche frígida en noviembre de 1855. Mientras una multitud de los Know-Nothing se reunía alrededor del convento, los inmigrantes irlandeses del área se empezaron a congregar en el jardín cercado del convento, prometiendo a la Madre Frances que «las protegerían del mal». Sintiendo que el conflicto era casi inevitable, el obispo y el anterior dueño de la propiedad se pararon en las escaleras del convento e instaron a la multitud a dispersarse. Diversos relatos del testimonio de la Madre Austin cuentan que después de leer el acta de amotinamiento, el obispo y el anterior dueño advirtieron a la multitud sobre los defensores irlandeses que estaban situados dentro de la puerta del jardín. Al enterarse que enfrentarían una determinada resistencia, los Know-Nothings comenzaron a dispersarse durante la noche y el convento fue salvado.
Las anotaciones de The Leaves of the Annals registran que las hermanas continuaron enfrentando insultos y acosamientos en las calles de Providence, pero gradualmente aumentó el respeto por sus ministerios y las Hermanas de la Misericordia no estuvieron más en una ciudad peligrosa, sino en casa.