Por Mark Piper, Asociado de la Misericordia
Asociados y asociadas, a veces se les llama afiliados/as, son mujeres y hombres laicos quienes han discernido y decidido colaborar formalmente con la misión y ministerio de una comunidad religiosa, o sea con el carisma de la congregación. No todas las congregaciones tienen asociados/as y aquellas que los tienen varían en el proceso de su formación y el modo en que los asociados y las asociadas se involucran en la vida de la congregación y apoyan a la misma.
Los Asociados y asociadas de la Misericordia son mujeres y hombres que responden a un llamado de Dios a seguir el Evangelio; mantienen su estilo de vida individual y crean su propia comunidad laica, pero prometen apoyar a las Hermanas de la Misericordia: su misión, ministerios y espiritualidad. Muchos Asociados de la Misericordia sienten atracción al cuarto voto de servicio que hacen las hermanas, a la historia de Catalina McAuley, y/o a los ministerios auspiciados que conocen. Algunos pueden haber estado trabajando para las hermanas y desean profundizar sus conocimientos y compromiso con la misión de la Misericordia. Algunos consideran que ser asociados/as es una forma de nutrir su vida espiritual o de participar en oportunidades para dar servicio y compartir con otras personas.
Un asociado o asociada de la Misericordia se compromete a vivir la misión de la Misericordia en colaboración con las Hermanas de la Misericordia. Los asociados y asociadas de la Misericordia responden al llamado del Evangelio hacia la santidad, practicando las obras espirituales y corporales de la Misericordia, profundizando su espiritualidad, uniéndose a las hermanas en la oración y acción y respondiendo en sus propias vidas a las necesidades críticas de nuestro tiempo: el cuidado de Tierra, abogar por el antirracismo, justicia para la mujer, justicia para inmigrantes y la no violencia.
Los Asociados/as y las hermanas, a pesar de ser diferentes, se apoyan mutuamente. Aunque los asociados/as y las hermanas están llamados a diferentes vocaciones y viven diferentes estilos de vida, ambos creen en la Misericordia como el camino principal para quienes desean seguir a Jesucristo de la misma forma que lo hizo Catalina McAuley.
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Lectura recomendada:
- “El apostolado del laicado,” – documento del Vaticano II.